Capítulo 07

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—Debo agradecerle.

Bebo con cuidado.

No puedo dejar de pensar en la idea de que tengo a Christopher Parker enfrente de mí. Supongo que más tarde esta conducta inapropiada me dará problemas.
El diablo no lo dejará pasar y su subordinado tampoco.
Aunque a él lo veo bastante cómodo, es más, me encantaría tener su seguridad. Es como si nada en el mundo pudiese alcanzarlo o derribarlo.

«Imposible.»

—¿Qué le produce una sonrisa a la Srta. Wright?

—Me pregunto qué lo llevó a ser un hombre exitoso —digo y rápidamente agregro—. Desde luego es admirable.

No puedo ocultar mi adoración por alguien como él, porque es todo lo que me encantaría ser. Pero nunca sucederá mientras esté bajo las órdenes de mi padre.

«¿Qué se siente ser Christopher Parker?»

—Bueno.

Se acomoda en el asiento y coloca la corbata en el hombro para no ensuciarla.

—Se lo debo todo a la mujer que me dio la vida —confiesa—. Ella me motivó a convertirme en la persona que soy.

—Habrá sido una mujer intachable —insisto, emocionada.

Los ojos azules se detienen en mí por unos segundos y por no ser capaz de mantener la mirada el bochorno me obliga a bajar la cabeza.

—Sí, lo fue.

Sé que debería sentirme enternecida. Pero siento que algo no anda bien cuando su tono se escucha titubeante.

—Lo siento —avergonzada, susurro y subo los hombros—, no debí hacer esa clase de preguntas.

—Por favor, Srta. Wright.

Intercambiamos miradas.

—Al Sr. Wright le habría encantado tener una reunión con usted —carraspeo para evitar la tensión—. Lamento no ser capaz de satisfacer sus intereses. Carezco de experiencia. Y lo metí en problemas innecesarios.

La carcajada de Christopher hace que me enderece en el asiento.

—Es alguien dulce, Srta. Wright. Siempre preocupándose por la persona que tiene delante.

«Ojalá mi padre pensará de esa forma y no lo viera como una debilidad.»

Sin querer, río.

—Tal vez —hablo en voz baja—. De haber sabido que estaríamos aquí... —oprimo los labios—. Lo siento. No me atrevo a desperdiciar tiempo cuando se trata de un trabajo como este.

—Es alguien dedicada, pero puede relajarse.

—Sí. Tiene razón, Sr. Parker.

—¡Tanta formalidad! —La risa que libera es involuntaria—. Llámame Christopher, ya que el tiempo que compartiremos será largo, tarde o temprano debemos acostumbrarnos al otro.

No puedo evitar la sorpresa.

Entonces una sonrisa alta repleta de sinceridad se manifiesta en mi rostro gracias a su confianza.

—¡Tiene razón!

«No es tan malo después de todo.»

—¡Katya!

Ambos volteamos en dirección a la voz femenina que pronuncia mi nombre. Por alguna razón, siento el cuerpo frío cuando veo la expresión  de pánico de Laura.

—¿Qué ocurre?

—Tu padre está buscándote... —susurra, alarmada—. Ellos hablaban...

Luego mira a Christopher y pierde los colores de la cara.

Dulce Sueño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora