Aquello no le podía estar pasando a ella. Lisa se movió incómoda en el asiento de conductor de su coche mientras pensaba cómo manejar aquella situación.
El hospital estaba abierto las veinticuatro horas del día, así que ese no era el problema. El problema era la vergüenza por su condición y por la situación que había desencadenado todo eso. Pero aquello era demasiado doloroso para aguantar más tiempo sentada en el coche frente al aparcamiento que había junto a la entrada de urgencias.
Tiro de sus pantalones intentando tener más espacio en su entrepierna y acomodó su erección una vez más. Llevaba casi tres horas en esa situación y ya no aguantaba más, así que con determinación, atravesó el parking del hospital, tratando de caminar lo más normal posible.
Cuando entró, encontró en recepción a una mujer mayor que podía ayudarla. Lisa trató de mantener una cara seria mientras le explicaba su situación. La mujer no pareció darle mucha importancia a lo que le estaba contando, le dio un formulario y le pidió que lo rellenara hasta que llegara su turno.
La rubia se dirigió a la sala de espera intentando tapar el bulto de sus pantalones con aquellos papeles que la recepcionista le había dado.
Junto a ella, estaba Michael, el director con el que había estado trabajando en el set y el culpable de aquella situación. El hombre se sentó a su lado en la sala de espera y le dijo que no se preocupara por nada, que él estaría a su lado en todo momento.
Una vez rellenado el formulario, Lisa le entregó los papeles a la recepcionista e intentó pensar en algo que ayudara a solucionar aquel problema: Michael desnudo, la recepcionista en tanga... cualquier cosa. Pero nada ayudó.
Se puso nerviosa cuando escuchó su nombre media hora después.
Mientras caminaba hacia la consulta que le habían indicado, rezó por que la atendiera un hombre, porque pensó que probablemente él podría manejar mejor aquella situación. Pero cuando entro a aquella sala vio a una joven enfermera esperándola y todas sus esperanzas se esfumaron.
Michael la siguió dentro de la pequeña habitación y se mantuvo en silencio mientras observaba. Lisa estaba convencida de que estaba allí con el único propósito de divertirse a su costa.
Cuando la enfermera la miró, sus ojos se abrieron y pudo notar como contenía su respiración. Parecía joven, demasiado joven como para ser enfermera, pensó Lisa.
—Buenas noches —dijo mientras volvía a posar su mirada sobre el formulario que le había proporcionado la antipática recepcionista— ¿Lalisa Manobal? —Preguntó volviendo su mirada a ella.
A Lisa le costó unos segundos responder.
—Prefiero solo Lisa.
—Claro, Lisa. Por favor toma asiento —la enfermera hizo un gesto con la mano para que tomara asiento en la camilla que había a un lado de la habitación y empezó a ojear el formulario— Mi nombre es Jennie. Soy estudiante de enfermería y esta noche estoy ayudando al médico de guardia. Empezaremos con unas preguntas simples antes de que venga el doctor a examinarte más a fondo ¿de acuerdo?
Jennie desvió su mirada hacia el regazo de Lisa y ésta no pudo evitar sonreír.
—De acuerdo —asintió la rubia.
—Bien, ¿su peso?
—Cincuenta y ocho kilos.
—¿Altura? —siguió preguntando mientras lo anotaba en sus papeles.
—Uno, sesenta y ocho.
—¿Su edad?
—Veintitrés.
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Wreckless Love | Jenlisa G!P
Romance¿Harías cualquier cosa por dinero? Huérfana y con una pequeña a su cargo, Lisa Manobal siempre ha tenido que aceptar trabajos precarios para poder pagar todas sus facturas. Su última "aventura" la llevará a una sala de urgencias en la que conocerá a...