Capítulo 20

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El otoño paso rápidamente y para la primera nevada en Diciembre, el corazón de Jennie había comenzado a sanar, aunque la morena sabía que nunca olvidaría a Lisa. O Chiquita para el caso. Todavía las echaba de menos a ambas terriblemente, pero su orgullo no la dejaba ponerse en contacto con ellas. Lisa había hecho su elección. En algunos aspectos, era el mismo patrón con el que ella había crecido, solo que con el trabajo de Lisa la traición era mucho más devastadora.

Durante las últimas semanas, de alguna manera Jennie había caído en la rutina de activas citas con Kai. Tal vez fue porque era fácil estar a su alrededor y aliviaba la sensación de estar sola, o tal vez porque hacía a su madre tan ridículamente feliz, pero cualquiera que sea la razón, la morena ahora estaba saliendo con él varias veces a la semana. El chico la había llevado a paseos a caballo y fuera para almuerzos informales o elegantes cenas. Incluso la había llevado a una cena de domingo en el club ante la insistencia de su madre.

La morena pasó las vacaciones de navidad en Aspen con sus padres, esquiando, comiendo mucho y visitando el spa. Fueron unas buenas vacaciones, pero por supuesto, incluso ahí –al otro lado del país- Jennie no pudo mantener sus pensamientos lejos de Lisa y Chiquita. Especialmente después de que la rubia le enviara un pastelito con una nota que decía que la echaba de menos sólo unos días antes de irse.

Jennie pasó los primeros días en Aspen pegada a su teléfono móvil, segura de que en algún momento Lisa iba a llamar. Pero la llamada nunca llego. Quizá las fiestas o la primera nevada del año la habían puesto sentimental, eso era todo. Sin embargo, la morena se encontró acostada en la cama despierta por la noche, preguntándose si debería haberle enviado a Chiquita un regalo de navidad, o si Lisa habría cocinado una rica cena de Navidad para la pequeña. Por alguna razón, a Jennie la deprimió pensar en ellas dos sentadas en la pequeña mesa de su cocina con un plato de huevos revueltos y alas de pollo. Se preguntó si les gustaría la langosta, que fue lo que sus padres y ella cenaron. Pero eso ya no importaba. Necesitaba sacarlas de su cabeza. Cuando volviera de Aspen, Jennie decidió que volvería de nuevo a su rutinaria vida, incluyendo ver a Kai otra vez.

Su primer sábado de vuelta de Aspen, el chico había arreglado para los dos ir ver la función de El cascanueces y estaría esperando en cualquier momento para recogerla.

La morena se vistió con un vestido de suéter de color rojo vino, medias de color gris y botas marrones de caña alta, dejando su cabello suelto sobre sus hombros. Observó desde la ventana delantera al coche de Kai. Por lo general corría a su encuentro en la acera, ya que prefería no tenerlo solo en su apartamento. Aunque le gustaba pasar tiempo con él, no estaba lista para ir a cualquier lugar cerca de la parte física de las cosas de nuevo, con él ni con nadie. Pero hasta ahora, Kai había sido muy paciente, conformándose con ligeros besos de buenas noches en su coche cuando él la dejaba en su casa.

Jennie se deslizó en su Lexus, y él se inclinó sobre su asiento y le dio a su mejilla un rápido beso.

–Te ves estupenda. ¿Cómo fue todo por Aspen?

-Fue agradable. Mucho tiempo en las pistas con mi padre y mucho tiempo en el spa con mi madre- Lo dejó en eso.

Se sentía un poco extraño hablarle a Kai sobre sus padres ya que trabajaba para su padre, pero él no presionó por detalles. Estaba vestido con un jersey de punto grueso, y yo no podía dejar de reírme. No era el tipo de cosa que un hombre escogía y tenía que ser un regalo de Navidad de su madre o de su abuela. Jennie se acomodó en su asiento y trató de relajarse, a disfrutar el día por lo que era. Aun no se acostumbraba al olor a coche nuevo de su coche. Abrumaba sus sentidos, como si estuviera bombeando a través de las rejillas de ventilación. Se dirigieron en silencio hacia el teatro, y la morena se encontró bostezando. Las noches sin dormir de las últimas semanas le empezaban a pasar factura.

Wreckless Love | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora