Capítulo 17

2.8K 299 9
                                    

Lisa se movió a través de su mañana en una bruma, todavía aturdida por el giro que habían dado los acontecimientos. ¿Por qué Jennie no comprendía que lo que había pasado entre ellas era real, y que aquello se trataba de su trabajo? Era evidente que Jennie no confiaba en ella como Lisa lo necesitaría si iban a empezar algo juntas.

Jennie ni siquiera le había dado la oportunidad de explicarse. La morena había sacado sus propias conclusiones y había salido furiosa. Lisa no se molestó en detenerla. El asco y la sentencia escrita en la cara de Jennie le dijo lo que había sabido en el fondo todo ese tiempo. Lisa nunca sería lo suficientemente buena para ella. Jennie nunca sería capaz de comprender que a veces hay cosas en la vida que una no quiere hacer, pero tiene que hacerlas para cuidar de su familia. Y Chiquita era su familia. Haría cualquier cosa por ella. La vida no era un jodido sol y arco iris. La vida real era difícil. Estaba haciendo lo que tenía que hacer. Punto. Jennie dijo que entendía sus responsabilidades en relación al cuidado de Chiquita, pero cuando las cosas se complicaron, la morena simplemente huyó. Fin de la historia.

Después de llevar a Chiquita al colegio, Lisa se dio una ducha larga, se vistió y se aseguró de hacer algunos estiramientos, acordándose de su última sesión, tres horas de sexo que la dejaron con dolores en lugares de lo más extraños.

Cuando llegó al set, la modelo con la que iba a trabajar ya estaba allí, con el peinado y el maquillaje ya hecho. Desde luego aquella chica no se ajustaba a la imagen de estrella porno. Sus miradas eran el epítome de la dulce chica de al lado. Tenía el pelo castaño liso y largo hasta los hombros, ojos marrones grandes y era más linda que sexy.

Lisa se acercó para presentarse.

—Hola, soy Lisa.

La chica le sonrió cálidamente.

—Hola. Soy Nayeon, pero me puedes llamar Nay.

—Lo tengo. Encantada de conocerte. —Replicó Lisa con una sonrisa. Al menos Nayeon parecía alguien con quien iba a ser fácil trabajar, lo cual era agradable. La rubia no necesitaba más drama por aquel día.

Nayeon volvió hacia el artista de maquillaje para terminar, y Lisa aprovechó para ir a buscar a Michael.

La sesión de aquel día era relativamente sencilla. Ambas chicas empezaban en el baño principal opulento, donde Lisa se iba a encontrar a Nayeon tomando un baño de burbujas, y después de pasar unos minutos besándola y ayudándola a lavarse, la rubia la levantaría de la bañera y la llevaría al dormitorio donde terminarían la escena.

Una vez que Lisa supo más o menos la organización de aquel día de rodaje, se pasó un poco el bronceador, y luego esperó a que Michael le diera su señal. Una vez que Nayeon se relajaba en el jacuzzi, la rubia paseó dentro, descalza, vestida sólo con un par de jeans. Las chicas compartieron unos cuantos tiernos besos, mientras Lisa frotaba sus hombros y cuello, antes de pasar a sus pechos. Luego, las cámaras capturaron una toma de Lisa ayudando a Nayeon a salir de la bañera antes de que cortaran.

Retomaron las cosas una vez que ambas estaban en la cama, y pronto la rubia estaba enterrado profundamente dentro de Nayeon. Pero una vez dentro de ella, Lisa no podía escapar de sus pensamientos y de las imágenes de la noche anterior con Jennie. Ella era tan suave, tan confiada, que Lisa no le haría daño. Estar con Nayeon era todo lo contrario. La chica empujó sus caderas para coincidir con el ritmo de sus caderas y le rogó que la follara más rápido.

Un sentimiento profundo y persistente hervía en su interior, instando a Lisa y ella simplemente cedió, deslizándose dentro de ella fuerte y rápido, la persecución del alivio voraz incendiando dentro de ella.

Al darse cuenta de que no tenía que tener cuidado con Nayeon, Lisa no se contuvo. Chocó contra ella hasta que la chica dejó de pedir que fuera más fuerte y comenzó una letanía de pequeños gemidos. El sonido de los gemidos de Nayeon le recordó a Jennie. Y sosteniendo la imagen del rostro de Jennie en su mente, terminó.

Pero a pesar de su liberación, el alivio no llegó.

Bambam llegó justo cuando el partido estaba a punto de comenzar. Echó un vistazo a su mesa de café e hizo un gesto a los seis paquetes de cerveza y la caja de pizza para llevar con el ceño fruncido.

—Oye, ¿dónde están las alas?

Lisa negó con la cabeza.

—No estoy de humor —Eso le recordaría demasiado a Jennie. Maldita sea, viendo su boca dulce saborear la carne y su lengua rosada lanzándose a atrapar una gota de salsa de barbacoa... no, definitivamente no habría alas esta noche.

Bambam se dejó caer en el sofá, tomando una cerveza.

—¿Has estado trabajando mucho? —Ambas sabían que no preguntaba acerca de su trabajo en la cafetería.

Normalmente tanto Lisa como él habían mantenido la política de no me preguntes, no me cuentes desde que a Lisa se le ocurrió incursionar en el porno, pero la rubia había hablado de más acerca de que Jennie la había dejado por ello, y que por eso había estado tan miserable.

—No. He pagado las facturas que necesitaba, y ahora me estoy manteniendo fuera de toda esa mierda.

Bambam asintió, bebiendo de su cerveza.

—¿Y Jennie?

Lisa mantuvo su boca en una línea apretada y sacudió la cabeza.

—¿Aún? Maldita sea Lisa, eres terca.

Lisa vació su botella y agarró otra cerveza fresca, manteniendo sus ojos pegados en la pantalla.

—¿Cómo soy terca?

—Porque me estás diciendo que ya no estás haciendo porno... y la razón por la que Jennie te dejó era porque estabas haciendo porno...

—Sí, supongo que sí —gruño Lisa, recogiendo su botella.

—¿Y no ves lo estúpida que es esa lógica? —Preguntó Bambam, negando con la cabeza— Ve tras ella, L. Deja de ser una idiota.

—Déjalo, Bambam. Nunca funcionaría entre nosotras de todos modos.

¿Funcionaría?

Wreckless Love | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora