_☆Capítulo 1☆_

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El sonido insistente del despertador rompió el silencio de la habitación, anunciando el inicio de una nueva semana. Felix se removió entre las sábanas, parpadeando lentamente mientras el peso cálido de un brazo sobre su cintura lo mantenía en su lugar.

—Lix... —se quejó una voz adormilada detrás de él, mientras el abrazo se aflojaba y la persona a su lado se enterraba bajo las sábanas, intentando bloquear el ruido. Felix soltó una risa suave, contagiado por la pereza del momento.

Alargó la mano, desactivando el despertador, y volvió a dejarse caer sobre la cama, disfrutando por un momento más de la comodidad. El reloj marcaba las 7:20. Se quedó observando el techo, pero su atención regresó a la figura que seguía oculta bajo las sábanas.

—¿No te vas a levantar? —preguntó Felix, esbozando una sonrisa que apenas contenía su diversión.

—Es muy temprano... déjame dormir dos horas más, por favor —murmuró Han, con la voz amortiguada mientras se destapaba lo justo para dejar que su queja se escuchara.

Felix soltó una pequeña risa al escuchar la petición de Han y sacudió la cabeza, entretenido. Se sentó al borde de la cama y se estiró, sintiendo el tirón en sus músculos adormilados por el sueño.

—Ok, como quieras —dijo con un suspiro mientras se levantaba—. Pero yo tengo que ir a trabajar. Voy a preparar el desayuno, ¿quieres algo, Hannie?

Mientras se dirigía a la esquina de la habitación, donde había dejado su mochila colgada, Han se removió bajo las sábanas y asomó la cabeza, despeinado y con los ojos entrecerrados.

—Sí, Lix, me muero de hambre —murmuró Han, aún con la voz pastosa del sueño, su expresión somnolienta casi infantil.

Felix no pudo evitar sonreír ante la escena. Colgó la mochila en la silla cerca de la puerta, listo para salir más tarde, y se giró para mirarlo.

—¿Cómo puedes tener hambre si acabas de despertarte? —preguntó divertido.

Han rió suavemente, revolviéndose entre las sábanas como si fueran un nido.

—No lo sé... pero tengo hambre —contestó, estirándose perezosamente antes de volver a dejarse caer sobre la almohada.

Felix lo observó por un momento, sacudiendo la cabeza con una sonrisa.

—Eres increíble, ¿lo sabías? —murmuró con cariño, sin poder evitar burlarse un poco.

—Lo sé —respondió Han con una sonrisa traviesa—. ¿Por qué crees que seguimos siendo tan buenos amigos?

Felix soltó una risa suave y le lanzó una mirada rápida antes de dirigirse hacia la puerta.

—Voy a preparar algo rápido. Bájate cuando estés listo —dijo antes de desaparecer por el pasillo.

Han solo murmuró algo ininteligible y volvió a acurrucarse en las sábanas, disfrutando de unos minutos más de descanso.

Felix bajó a la cocina, familiarizado con la rutina de las mañanas, y empezó a preparar el desayuno. Aunque los días laborales solían ser agitados, aquellos momentos tranquilos con Han le recordaban lo afortunado que se sentía de tener a su mejor amigo cerca. Mientras freía unos huevos y ponía a tostar pan, sonrió para sí mismo, pensando en lo mucho que Han lo hacía reír con su pereza matutina.

Después de unos minutos, oyó los pasos ligeros de Han bajando las escaleras. Felix se giró justo a tiempo para verlo entrar a la cocina, despeinado y con la cara aún marcada por la almohada.

—Huele bien —comentó Han con una sonrisa, dirigiéndose a la mesa y dejándose caer en una silla—. ¿Qué estamos comiendo hoy, chef?

—Pan cakes, algo rápido —respondió Felix, sirviendo los platos—. No tuve tiempo para algo más elaborado.

•《 Fue Un Error 》•                 _Hyunlix_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora