“Haré que te acuerdes de mí”"Emma", susurró su nombre con cierta tristeza.
Wednesday nunca quiso lastimar o engañar a su amiga de esa manera, ella la quiere es obvio pero no la ama y realmente la mataba saber que todo este tiempo le ofrecía un amor que realmente no existía.
"Está bien, sé lo que vas a decir", murmuró mirándola.
"Solo quiero disculparme de verdad... Nunca pensé que eso pasaría y nunca quise engañarte ni jugar con tus sentimientos", confesó con total honestidad.
Emma sonrió de reojo y le cogió la mano.
"No es tu culpa, no lo sabías, y yo soy la que realmente tiene que disculparse", admitió sin soltar su mano.
Wednesday la miró confundida pero no dijo nada porque la castaña siguió hablando.
"Lo sabía. Sí, sabía que amas a Enid, a pesar de que estabas muy rara, intuí que era real y todo lo que pasaba contigo era una total confusión, es mi culpa pensar que me amabas, quería seguir con la mentira por se sentía bien, por eso te pido disculpas... Lo siento", susurró este último.
Wednesday lo entendió, no podía odiarla, era su culpa querer olvidar también.
"Te perdonó", sonrío. "¿Podemos seguir siendo amigas o es demasiado por ahora?", preguntó ahora.
"Gracias por perdonarme, pero creo que tal vez lo mejor que podemos hacer es alejarnos un poco para pensar, pero recuerda, siempre estaré ahí para ti", sonrió Emma con tristeza.
"A mí me parece bien si para ti también lo es, también estaré ahí para ti, te lo aseguró", respondió con cierta tristeza.
Pero sabía que Emma lo necesitaba, necesitaban alejarse un poco solo por un tiempo.
...
Días después...
El viento se sentía frío y el día se sentía muy triste.Los ojos tristes y demacrados de Wednesday miraban fijamente el libro que tenía en la mano, pero cuanto más intentaba leer, más se cerraban. Entonces sucedió, los cerró por completo, el cansancio la había vencido y finalmente dejó caer la cabeza sobre la mesa, tan pronto como eso sucedió, se quejó de dolor por el golpe, pero aún así se quedó dormida.
Finalmente dormía, pero escuchó una risa, una muy dulce y suave que ella conocía, era como si la estuviera llamando, realmente eso elevó por completo sus sentidos y se despertó de repente solo para buscar a la dueña de la risa.
Sus ojos brillaban de adoración cuando la miró a lo lejos, no importaba su último y primer encuentro, sabía que está vez sería mejor.
Tal vez Enid no la recuerde nunca pero de alguna manera, debería disculparse por ese momento que la hizo pasar.
Se necesitó mucho coraje para hacerlo, pero lo logró y caminó hacia ella con gran confianza, aún así todavía su cuerpo temblaba un poco.
Entonces la rubia también la miró de lejos, se sorprendió verla, pero no importaba sus ojos azules ya se derretían con los cafés en cuanto se encontraron con la mirada.
Enid la miró caminando hacia ella y su corazón se aceleró a medida que se acercaba.
No sabía lo que estaba pasando, pero no podía dejar de sonreír, y desde ese extraño encuentro que tuvo con la chica, no había dejado de pensar en ella y en lo extraño que se sentía todo, más ahora qué la volvía a ver.
Le hizo sentir una sensación profunda y placentera.
"Hola", susurró, bajando un poco la mirada.
La rubia miró a sus amigas, a las que había olvidado, literalmente estaban hablando con ella hacía unos minutos pero ella se había quedado callada y aparentemente hipnotizada por la pelinegra.
"Hola...", respondió el saludó nerviosa.
"¿Puedo hablar contigo a solas?", preguntó sin mirarla.
Enid volvió a mirar a sus amigas que la miraban confundidas. Lo pensó y algo le dijo que lo hiciera, así que asintió.
"Sí", señaló otra dirección para caminar. "Los alcanzaré más tarde", le sonrío suavemente a sus amigos.
"Bien nena, cuidate", respondió Bianca.
Ambas se alejaron un poco más del lugar, por el momento nadie había hablado, por lo que realmente se sintió incómodo, todavía solo un poco. No hasta qué.
"Lo siento mucho, debo haber estado confundida", dijo finalmente.
La rubia finalmente se encontró con esos ojos de nuevo.
"Realmente te pido disculpas si te hice pasar un mal rato, debes pensar que estoy loca, pero la verdad es que lo estoy", se encogió de hombros.
Enid notó que los ojos de la niña estaban tristes, lo que hizo que su corazón se hundiera. ¿Era su culpa que estuviera triste o había algo más? ¿Estaba realmente loca?
"Sabes, no importa, pero tengo que admitir que no he podido dejar de pensar en ti y en lo que pasó", confesó con cierto nerviosismo.
Wednesday se sorprendió y la miró de una manera más suave. Enid sintió que su corazón latía con fuerza de nuevo por ello, pero después de eso ninguna de las dos volvió a hablar, no hasta que se sentaron en un banco de madera que estaba en su lugar.
"¿Por qué sabes mi nombre?", preguntó ahora. "De verdad, pensé que realmente me conocías, estabas tan segura de ti misma, ¿por qué?", la miró con valentía.
La pelinegra la miró.
"Solo te conozco y sé que suena lo más loco y estúpido del mundo, pero realmente te conozco, Enid Sinclair", susurró ella, mirándola. "Y solo por un momento desearía que tú también te acordaras de mí y te dieras cuenta de lo mucho que te amo", susurró en voz baja.
La rubia volvió a perderse en su mirada, todo era tan suave hasta sus palabras y lo sentía, realmente parecía que lo sentía. ¿Recordaría? No lo sabía, pero sabía que esas palabras que había dicho Wednesday eran ciertas.
Y sin poder evitarlo, sonrío.
"Tal vez todavía no entiendo esto, por lo que dices o lo que siento, es algo muy extraño, pero no puedo evitarlo", susurró. "Ojalá pudiera recordar lo que dices, de verdad, y se siente extraño", confesó.
Wednesday también sonrío y rápidamente tomó su mano, tuvo miedo por como reaccionaría Enid pero esta simplemente la miró. Sus ojos la abrazaron con amor.
Ambas sintieron la sensación de sus manos juntas, era cálido y delicado.
"¿Quieres caminar un poco más, conmigo?", preguntó Wednesday con los ojos brillantes. "La puesta de sol va a llegar a su punto," señaló.
Las mejillas de Enid estaban ligeramente rojas y miró el cielo.
"Lo amo", susurró.
"Yo también", respondió Wednesday pero ni siquiera miró al cielo, solo miró el hermoso y angelical rostro de la rubia.
Enid se dio cuenta, así que se sonrojó más y se rió dulcemente.
"Si camináramos juntas, ¿me contarías más sobre todo?", la miró con adoración mientras se levantaba de su asiento.
"Sí, cara mia, haré que te acuerdes de mí", sonrió y esta vez sonrió de verdad como en sus visiones y lo mejor de todo es que ya no era una maldita visión.
Su Enid era real y ella estaba allí caminando de la mano de ella, ya que ambas sentían esa increíble sensación en sus corazones. La rubia podía sentirlo y escuchaba con adoración todo lo que la pelinegra tenía que decirle.
Ya nada se sentía incómodo y ya nada se sentía extraño, todo parecía estar bien, como si se conocieran.
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❝𝔙𝔬𝔯𝔯𝔢𝔦 𝔠𝔥𝔢 𝔱𝔲 𝔣𝔬𝔰𝔰𝔦 𝔯𝔢𝔞𝔩𝔢❞
Cerita Pendek❝Solo en mis visiones puedo verte y eres tan hermosa, tan perfecta y se siente tan real cuando me abrazas, se ve tan real cuando sonríes que me gustaría vivir en ellas para siempre. Peor entonces cuando llega el momento en que se desvanece y vuelvo...