6

102 8 3
                                    

Narra Aixa

Al día siguiente, cuando desperté mi celular estaba llena de notificaciones. Personas, en su mayoría chicas que ni conocía, habían comenzado a seguirme en instagram algunas incluso habían tenido la desfachatez de escribirme preguntándome porque los futbolistas me seguían, unos mensajes más agradables que otros.

Claramente, ignoré cada uno de ellos e hice mi rutina de la mañana, como cada día. El drama comenzó cuando llegué a la clínica, nuevamente todos me observaban pero esta vez, sus cuchicheos eran con respecto a mi inexistente vida social diciendo cosas mal vibrosas sobre como me acercaba a los hombres para arruinarles la vida.

Lo divertido de la situación es que la gente que hablaba estupideces eran adultos que perfectamente me doblaban la edad,  la parte positiva era que al menos había dejado de hablar de la situación con Óscar.

Mi día en la clínica había resultado interesante al final del día, era mi ultimo paciente y mi segunda sesión con él y hasta el momento no había tenido los mejores resultados ya que no demostraba interés en compartir conmigo, muchos menos en hablarme. Pero hoy, sorprendentemente había hablado de manera bastante inteligible pero lo había hecho, todo gracias a que su madre le había dicho en la sala de espera que yo conocía a los futbolistas de su club favorito, así que rápidamente modifiqué toda la sesión para que girara entorno al futbol y de esta manera poder trabajar con él. Así que, al terminar la sesión había en un arrebato de felicidad y completa espontaneidad había decidido ir al club.

—Aixa ¿Qué tal? pensaba que no venias hoy?  —Recién ahí me di cuenta de la loca estúpida idea que había tenido al venir aquí, claramente ni siquiera me había parado a pensarlo

—Ferran Hola, tienes razón no debería estar aquí —dije muerta de la vergüenza, tanto así que por primera vez en meses sentía el calor subir por mis mejillas, indicador de que me había sonrojado.  Intenté irme, subir al auto y arrancar del bochornoso momento, pero él me detuvo.

—Espera, no te vayas debe haber una razón por la que estés aquí ¿no?

—Es una estupidez.

—No creo que lo sea si estás aquí —Dijo él sonriendo ¿Cómo es que tenía una sonrisa tan bonita? ¿Y por qué sus ojos parecían más claros que la ultima vez?

Aixa Cálmate. El conchesumadre era muy guapo y seguramente por lo mismo tenía mil detrás, así que no sacaba nada pensando ridiculeces.

—Me da vergüenza contarte. —Respondí.

—A ver cuéntame, ya estás aquí ¿no?

—Tuve un paciente hoy que no había querido hablar conmigo antes, resulta que es fan del club y su mamá le contó que me habían comenzado a seguir así que  por primera vez vi avances con él gracias a ustedes y estaba tan emocionada que no dude en venir, no lo pensé mucho tampoco. —Respondí y el me miró raro, quise creer que era ternura.

—Eso es muy guay, eres una chica muy dulce Xia y que sepas que no me molesta para nada que estés aquí, es lindo verte. —Agregó y yo, por segunda vez en su presencia, me sonroje.

—Aixa ¿Qué tal? ¿Qué haces aquí? No sabía que venías —Dijo Xavi, llegando a nuestro lado saludándome con dos besos y un pequeño abrazo.

—Tuve una sesión con un usuario hace un rato que es fan del Barça y no se, pensé en pasar —le comenté por encima.

—Creo que puedes hacer que los chicos le firmen algo. —Dijo él y yo sonreí.

—¿Es en serio? —Pregunté emocionada y el asintió sonriéndome.

—¿Cuántos años tiene Xia? —Habló Ferran llamando mi atención.

—seis.

—Entonces creo que podemos hacer algo mejor. —Dijo él caminando adentro y yo lo seguí preguntando en que pensaba —No te lo diré guapa, será una sorpresa pero tendrás que quedarte hasta el final del entreno para saberlo. —Agregó guiñándome un ojo y yo, como ya comenzaba a ser costumbre frente a él, me sonrojé. Para este momento Xavi había desaparecido y Ferran me estaba guiando a las gradas donde dejo un beso en mi frente y se fue corriendo a cambiarse, justo cuando comenzaban a parecer los chicos de redes que siempre llegaban unos minutos antes que los Futbolistas.

Minutos después comenzaron a aparecer los chicos, quienes al verme en las gradas me saludaron con la mano por lo que repetí el gesto y los vi durante las siguientes dos horas.

En casa nunca fuimos muy fans del futbol vivíamos en el campo así que si bien dentro de casa no teníamos mucho espacio, fuera, era otra cosa. Desde pequeños nos pasábamos tardes completas fuera de casa jugando y a medida que fuimos creciendo nos interesamos en distintas cosas y ninguna de esas fue el futbol, a Mimi le gustaba leer, a Beto y Agus les gustaban los caballos, a Ángel siempre le llamó más la atención la velocidad, por su parte las menores Almi, Laiha y Noah son más de artes y yo, bueno, siempre sentí que no encajaba, todo me gustaba pero no lo suficiente así que me terminaba aburriendo. Así que si, el Fútbol nunca fue algo importante en casa y ahora, en los próximos meses es algo con lo qué viviré a diario pero no es que me moleste.

Tenía una buena vista.

Más o menos una hora después de terminar el entrenamiento, media hora más de lo que pensaba se iba a demorar, al fin aparece un Ferran sonriente, esa bonita sonrisa que si lo dejara podría convencerme de hacer lo que quisiese.

—¿Y? ¿Que era? —pregunté impaciente a penas lo vi, el se rio de mi y mi ansiedad.

—Tendrás que darme tu número si quieres saberlo.

—¿No puede ser por instagram?

—No, tú Movil o nada.

—Eres un tramposo. —Me medio queje, no me gustaba darle mi número a nadie, solo tenía el número de mi familia, Chalo, Sarah y Xavi. Darle mi número a él se sentía demasiado personal, mucho compromiso.

—Gracias. —respondió sin dejar de sonreír, en este punto, notaba claramente que se estaba burlando de mí. Terminé dándole mi número y exigiendo una buena sorpresa, amenazando con difundir su número si no me gustaba, aunque no sería capaz de hacerlo.

•••

Horas más tarde ya estaba en casa, cuando llegó un mensaje de un  número desconocido, sentí un calorcito en mi estomago que ignoré, solo podía ser Ferran, no le había dado mi número a nadie más.

Yo sabía que no pero ahora lo deseo más, voy a encontrarte.

Y la sonrisa que había aparecido en mi cara mientras abría el mensaje, se esfumó tan rápido como apareció el escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.

No era él.

Elimine el mensaje y bloquee el número mientras temblaba y asustada, cerré ventanas, cortinas, puse seguro a la puerta principal, me encerré en mi habitación y me acosté para intentar dormir, esperando que mañana todo hubiese desaparecido.

Spoiler, me equivoqué. 

Tesis [Ferran Torres]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora