Tesis [Ferran Torres]

23.1

Narra Alanna

Desde que conozco a Aixa y luego del fiasco de su anterior relación, la vi salir con un montón de minos diferentes, salía más de tres meses con la misma persona porque según ella la aburrían rápido y después del imbécil de su ex no confiaba en ellos.

Yo sabia que esa no era toda la verdad, ella estaba aterrada de volver a sentirse enamorada, ese enamoramiento que te ciega, por el que sientes que no habrá otro igual, por el que suspiras, por el que sonríes cuando piensas en esa persona, por el que se te acelera el corazón cuando lo ves.

Por el que sufres cuando se acaba.

Justo como ahora, llorando hasta dormirse, como lo había hecho en esa pieza del hospital por el saco de pelotas del ex que no lo merecía, porque el weas le había sacado la cresta durante meses y nadie se dio cuenta hasta que casi fue tarde, hasta que la golpiza fue tal que la dejo en el hospital con huesos fracturados y un serio trauma al compromiso.

Mi amiga no se tomaba las cosas en serio, no era la persona más demostrativa con los hombres, no desde él, así que cuando llegue a España me  había sorprendido enormemente por la persona que era con Ferran. Era una Aixa completamente diferente, una que solo había conocido con una reduciría cantidad de personas, una Aixa sociable, divertida, conversadora y cariñosa.

Me rompía el corazón verla, sabia que todo lo que había avanzado en estos meses se iría a la mierda y volvería a encerrarse en ese caparazón frío y duro que ha sido desde el incidente.

Entrada la noche, no había querido dejarla sola así que me acomodé y me quedé a su lado, me estaba quedando dormida cuando golpearon la puerta, ella se despertó de golpe un poco asustada e hizo el amago de levantarse pero insistí de lo contrario.

Algo en mi, llámenlo intuición u ojo de loca, pero sabía que lo que había del otro lado de la puerta no era bueno, así que me levante y fui a la puerta, al abrirla, me encontré con una corona de flores como las que en Chile se envían como muestra de apoyo a las familias en los funerales, me estremecí de solo pensarlo y solo tome el sobre blanco que resaltaba entre las rosas rojas del arreglo florar.

"Eres mi todo, Aixa.
No puedes escapar de mí, estoy en cada rincón oscuro de tu vida, observándote desde las sombras.
Mi amor por ti no se compara a nada, el deseo que te consume y te atormenta, no lo encontrarás en ningún otro lugar, con nadie más.
No importa cuánto intentes huir, siempre te encontraré. Y cuando finalmente nos encontremos, comprenderás que nunca podrás liberarte de mi amor."

Conchetumare,

No es Oscar, nunca lo fue.