Después de aquella extraña pero apreciable conversación con Sett, él comenzó a visitar la tienda con más frecuencia. Jamás lo admitiría en voz alta pero adoraba las visitas, y lo mejor es que Alune y Ezreal también, lo que significaba que Sett tenia su aprobación y aquello significaba mucho para mi.
Por desgracia, otro visitante frecuente era Yone.
Siempre venía casi a la misma hora, se acercaba a mi y comenzaba a hablarme de su día y a preguntarme del mío aún sabiendo que no le contestaría mucho. Hubo un par de días en los que simplemente quería que desapareciera y no me volviese a visitar nunca más, sin embargo en los malos días, cuando me sentía mal conmigo mismo, por alguna razón, sus visitas se sentían correctas. Sus palabras calentaban un poco mi corazón y a momentos volvía a creerle un par de cosas, sobre todo cuando hablaba de nuestro pasado.
Por suerte o desgracia sus visitas siempre terminaban en el momento en que Alune lo descubría y lo echaba a escobazos de la tienda en una cómica escena que parecía de novela.
Y entonces, era inevitable que Yone y Sett se encontrasen, aunque aún no pasaba.
No debí cantar victoria tan pronto, por desgracia.
Pasó un caluroso día a principios de octubre. Me encontraba tranquilo en la florería cuando igual que todas las tardes, a eso de las 3, apareció Yone. Traía una rosa en las manos (cosa que me pareció graciosísima, comprando rosas en otros lados cuando yo mismo las vendía) y se acercó de inmediato a mi. Retrocedí un poco con vergüenza, simplemente por inercia.
— Hola Phel — saludó algo avergonzado, yo devolví el saludo.
Hoy era uno de esos días.
Anoche me había atrapado en pensamientos intrusivos y negativos sobre mi mismo, sobre como no me gustaba el como lucía y simplemente había despertado mal. En estos casos era cuando la presencia de Yone de cierta forma me confortaba.
¿Quién aparte de él podría quererme? Sett definitivamente no, después de todo, era solo mi amigo.
— Te traje esto — extendió la rosa y algo sorprendido la tomé — La corté yo mismo, de mi propio jardín.
Sabía que aquello era mentira, podía identificar una perfecta rosa de florería en cuanto la veía, después de años de verlas todos los días debía si o si hacerlo. Pero en ese momento, el gesto me pareció lo mas tierno del mundo.
Me sentía un tanto mal.
— Gracias — fue todo lo que pude contestar.
Comenzó la conversación preguntándome como me encontraba, a lo que contesté hábilmente mintiendo diciendo que bien, sólo que algo cansado. La conversación seguía y al igual que siempre flotaba entre un continuo "nosotros" y "yo", por parte de Yone, que era algo a lo que ya estaba acostumbrado, el siempre solía dirigir la conversación e inevitablemente igual que todos, algunas veces podía ser un tanto egocéntrico.
— Te he echado de menos — confesó de la nada. Yo podría jurar que mi estómago se revolvió, no sabía que sentir, no entendía qué debía responder.
— Yo también — contesté aquello casi por inercia, y él lo tomó muy bien. No eran muchos los días que recibía respuestas positivas (o respuestas) de mi parte. Aquello fue algo bueno para él, pude notarlo en su cara, porque acercó su mano a la mía y la tomó con fuerza.
Yo solo quería 2 cosas: Morir y ver a Sett. Ojalá al revés, fallecer después de verlo a él sonaba mucho mejor a que fuese de otra manera.
Quiza el pensamiento fue suficiente, llamando a los dioses y al universo a mover mar y tierra, sonó la estridente campana de la entrada, alguien había entrado.
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Brotes de Amor - SettxAphelios
FanfictionMe gustaba mi tranquila vida. Ciertamente era tranquila, quieta igual que yo. Existía en este mundo junto a mi hermana y su gatita y no necesitaba de nadie más. Trabajábamos en la florería que mi difunta madre había dejado a su nombre y solo los 14...