Capitulo XIII

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1882


Una guerra se avecinaba entre las islas del norte y el reino de Shera estaba temblando de miedo, la gente estaba temerosa, muchos se habían ido y las protestas habían iniciado. Guardias reales entrenados como soldados y hombres de las casas que querían ir a pelear se preparaban para lo que podía venirse en cualquier momento.

Mientras tanto, Lilith estaba refugiada detrás de las grandes paredes de su castillo, y lo odiaba.

Odiaba ser tan inútil en la situación que se encontraba su reino, ¿pero que podía hacer? Discutía todos los días con su padre sobre la guerra que se avecinaba, tanto fuera del país como en su interior, pero el Rey Remi no hacía más que gritarle diciendo que no se tenía que meter en sus asuntos y que ya estaba arreglando todo. Pues ella no veía nada de nuevos avances.

Tenía diecinueve años, se suponía que su padre ya la dejaría formar parte de las decisiones mas importantes, pero no, su madre seguía mas empeñada en buscarle marido que en hacer que se concentre en su país. Desde que rechazo a Ambrose, había generado una gran tensión entre ambos reinos, y los nobles de otros reinos no parecían tan entusiasmados para pedir la mano de la joven en aquel momento.

—¿Sabes que nada cambiara con tan solo mirar hacia afuera?—habla Ophelia, estaba escribiendo en el escritorio, una carta para el duque de Kore supuso ella, después de todo, vio al joven duque hablando muy entusiasmado con su hermana en su cumpleaños número diecinueve donde por esa noche no fue la protagonista, Ophelia se había llevado la atención de todos.

En otras circunstancias le hubiera importado, pero se encontraba harta de su cumpleaños, los bailes y demás que no le importo que Ophelia se llevara el protagonismo aquella noche por una vez. 

—Bueno, tampoco nada se cambiará con quedarme en estas paredes—replica la mayor. 

—¿Y que es lo que quieres? ¿enviarles nuestro dinero a las personas?

—¿Por qué actúas de manera tan antipática con tu reino?

—Tu eres la futura reina Lilith, no yo.

—Pero tu eres la segunda.

—No seré reina nunca, no quiero ser reina, felizmente le pasaría la corona a Camden si me la ofrecen, estoy muy cómoda con la posición que se me ha dado y quiero quedarme en ella.

—Por supuesto que quieres quedarte con ella, no moverías un dedo por los demás—dice Lilith y sin esperar respuestas de su hermana se da la vuelta saliendo del salón y dirigiéndose de manera rápida hacía su habitación siendo seguida por su doncella.

Al ingresar al cuarto, su doncella estaba por hablar pero Lilith la interrumpe.

—¿Me traes la capa negra?

—¿Planea ir a dar una vuelta, alteza?—pregunta su doncella mientras caminaba al armario de la joven princesa.

—Algo así—responde colocándosela cuando se la alcanzan y sonríe comenzando a caminar, su doncella empezó a perseguirla mientras mencionaba su nombre suavemente. 



—Dime que la porquería de telegrama que me hiciste llegar no es cierta.—dice Levy-

—¿Cómo llegaste tan rápido? —pregunta su hermano de manera sorprendida mientras lo miraba atentamente. Levy se quedó en silencio, había escapado de su escuadrón, robado un caballo y luego tomado un tren hasta llegar lo más rápido que pudiera a Shera a la casa donde su hermano vivía, desobedeció reglas estrictas sobre no abandonar su escuadrón, pero cuando su hermano le enviaba el telegrama más estúpido del universo a veces no queda otra que correr.

La Joya De La RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora