"Por lo que más quieras, jamás le preguntes a Ino sobre su trabajo ni nada personal... te pedirá dinero para responder tus preguntas, y ni tienes dinero ni yo voy a pagarte."
Yuki simplemente asintió una y otra vez a las peticiones de su jefa, la cuál temía perder tan solo un centavo ante la rubia. Y eso realmente la diferenciaba de la traficante, porque esta disfrutaba tanto de ganar como de gastar todo el dinero que pasaba por sus manos. Una vez Hiyori le prestó algunas de sus vestimentas a la de ojos rojos, pensando en que tendría que conseguir buena ropa para ella de algún lugar; se aseguró de tomar su mano para que se sintiera segura mientras caminaban por las peligrosas calles del barrio.
"¿Puedes dejar de temblar, Ozawa? Mientras yo esté aquí ningún insecto se atreverá a meterse contigo." le recordó la albina para tratar de calmarla, pero la chica seguía temblando levemente mientras mantenía su mirada fija en el suelo. Aquello le recordó a ella misma cuándo era más joven, asustada de un mundo que no conocía y al que tuvo que adaptarse por las malas. De algún modo, no quería que le sucediera lo mismo a una chica como ella.
"Lo siento..." murmuró desviando la mirada, pero sus nervios eran entendibles. Nadie se sentiría seguro sabiendo que en cualquier momento podría morir, más en un lugar dónde las decisiones podrían costarle la vida misma. Sin embargo, notó cómo la albina tiraba repentinamente de su mejilla mientras la veía con el ceño fruncido, aparentemente molesta.
"¿Por qué pides perdón, por temer por tu vida?" preguntó. Claramente Hiyori podía notar la baja autoestima de la menor, tanto en la forma en la que escondía su rostro de la mirada de los demás, como evitaba ser el centro de atención así como tendía a jugar nerviosamente con sus manos. "Es comprensible que tengas miedo, solo un idiota no tendría aprecio por su propia vida, sobre todo en un lugar tan podrido como este." terminó por decir, haciendo que esta asintiera convencida por sus palabras.
"Está bien... lo siento. Hiyori-san." volvió a decir, provocando que de nuevo tirara de su mejilla.
"Ugh, primera regla mientras estés conmigo. Deja de pedir tantas disculpas." le reclamó. "No dejaré que ningún insecto sucio degrade a mi empleada ni se burle de ella." bufó molesta.
"¡V-vale, vale! ¡Pero por favor, deje ya mi mejilla en paz!" pidió, y una vez esta la soltó no pudo diferenciar realmente si sus mejillas estaban rojas por haberlas estirado o por la vergüenza.
Una vez la jefa se calmó y continuaron caminando, llegaron a una zona más calmada del barrio. Y aunque Yuki pudo jurar que vio el medidor de la albina subir un poco, se trató de concentrar en recordar bien cómo era el lugar dónde trabajaba Ino. Era básicamente un sótano cuya entrada estaba cuidadosamente escondida, y prácticamente era su despacho de trabajo del que rara vez salía si no tenía que ver con el dinero.
Además de estar algo nerviosa por conocerla, tenía claro que debía averiguar qué estaba sucediendo en la ciudad. El no seguir la historia principal del juego era algo que no esperaba para nada, y era demasiado peligroso tratar de merodear sin conocer lo que iba a suceder o sin tener idea de lo que estaba pasando a su alrededor. Y quién mejor para obtener información que una de las personas que controlaba tanto el dinero, como las noticias de los suburbios y prácticamente organizaba las reuniones entre la mafia y los policías más corruptos.
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¡Atrapada en un juego otome! (GL)
FanfictionCuando Yuki fue rechazada por su mejor amiga y su familia se enteró de su secreto, su mundo entero se vino abajo. Ahora, sin casa y sin vida social, no tenía nada ni nadie a quién aferrarse excepto a su juego favorito; ¡un otome yuri sobre detective...