¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
FUEGO Y SANGRE ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN
🏰🔥👑🗡️🌊
━─────╮✦╭─────━
CAPÍTULO XXIX: La oración de la reina
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
HABÍA TANTO SILENCIO en el septo de la Fortaleza Roja que Alicent podía oír el agitar de las velas. La reina se arrodilló ante los rostros de los Siete y... guardó silencio. Había acudido al septo para encontrar consuelo en la oración, pero sólo consiguió hundirse más en su desesperación. Las palabras de plegaria que normalmente salían con facilidad de sus labios ahora estaban atascadas en su garganta. Los rostros de los Siete, antes rebosantes de paz y tranquilidad, ahora parecían mirarla con reproche, acusándola de un comportamiento indigno.
Alicent sabía que su conducta de la mañana no pasaría desapercibida. Sabía que seguramente recibiría un castigo. Siempre había sido así. Mientras que su hermano y sus primos se libraban de los castigos, Alicent se quedaba en un extremo. La reprendían, la privaban de los dulces y la obligaban a leer la Estrella de Siete Puntas durante horas bajo la atenta vigilancia de un miembro de la septa, que la golpeaba sin compasión en los dedos con una vara por cualquier paso en falso. Y aunque Alicent ya era una mujer adulta, madre de cuatro hijos, no podía resistirse a su destino. Y el destino era cruel con ella.
