BEASTMEN (I)

1-Beast beginning

COMENTARIO INICIAL DE LA AUTORA: Buenas seguidores y seguidoras! creo que a estas alturas no hace falta que me presente con más de sesenta fics de la temática Bleach yaoi a mis espaldas. Os traigo una nueva historia con nuestros personajes y parejas favoritas, con un ritmo más salvaje y animalesco, con tintes similares a otras historias que versan temáticas parecidas, pero con un humor y ritmo más "light" fuera de la intensa carga dramática que reservo para otras historias.

Recordad que el lenguaje escrito es bastante fuerte, escenas de lemon descritas con detalles lujuriosos y hay contenido mpreg. Avisados quedáis.

Agradecer a Sadame y Seyak (grandes escritoras y amigas) la inspiración para la creación de esta historia. Si no os gusta, echadle la culpa a ellas XD (ya sabéis que va con cariño), y a mi lista de seguidoras que siguen cada uno de mis escritos sin perderse ni un punto y coma y lo mejor ¡me regalan sus comentarios!: Patty, Romina, blackrose, nala_guevara, Kaede, vendeta, haide, Claudette, Nathanael (nombro a los que más soléis comentar últimamente, el resto de los 720 seguidores, venga chiquis, a ver si salimos a la luz de vez en cuando, aunque agradezco que leáis y votéis ;)

"BEASTMEN"

--Prólogo: 2 años antes—

Kurosaki Ichigo, 15 años, nacido el 15 de julio. Signo Cáncer, grupo sanguíneo A, 66 kilogramos de peso. Puedo decir que soy un chico normal, un estudiante de nivel medio, sin vicios raros salvo ser un poco macarra y caradura a veces. Mis amigos dicen que siempre voy con el ceño fruncido y tengo cara de advertir que no me toquen los cojones, pero en el fondo, no soy tan fiero como me pintan. O esa es mi impresión....

-Sniff, sniff......- escucho el sonido del olfateo de la nariz del desgraciado que me está olisqueando en uno de los vagones del metro. Aprieto mis dedos alrededor del agarre que cuelga del techo para controlar mi ira y observo de reojo con un tic en el ojo al "ser" que me está acosando. Debería ver en realidad a un viejo baboso trajeado que ha ido a oler al adolescente equivocado, pero en su lugar, veo un rostro animal, canino, con un hocico largo y humeante, lleno de dientes salivosos cada vez que abre la boca acercándola a mi cuello. Joder.

Cuando el "tipo", roza su hocico contra mi cuello provocándome un escalofrío al notar sus gotitas de saliva salpicarme el uniforme, ni me lo pienso cuando meto dos de mis dedos en los orificios de su hocico y él abre los ojos de golpe para empezar a gruñir como un loco mientras yo me bajo del vagón y resoplo molesto mirándome los dedos.

-Que puto asco...- me sacudo la mano mientras me encamino hacia los aseos del metro y al entrar, abro los ojos de par en par al ver lo que deberían ser dos hombres babosos dándose el lote contra uno de los lavabos, cuando en verdad veo que sus cabezas tienen formas de insectos, de moscas concretamente, con varios ojos mientras parecen succionarse con sus boquillas haciendo que el corazón se me dispare en el pecho. Esto...es una pesadilla....

-¡¡Argghhh!!!! ¡¡no lo aguanto más!!!- me restriego el pelo cerrando los ojos con fuerza como si con ello pudiera abrirlos de nuevo para ver a gente normal a mi alrededor y no animales antropomorfos. No sé cómo pasó ni porqué, pero al cumplir los quince, me desperté totalmente diferente, tanto que ya no puedo ver a personas normales a mi alrededor, sino que todos aparecen con cabezas de animales ¡y lo peor es que me acosan continuamente!!! ¿¿acaso soy el único humano que ha quedado en la tierra tras una mutación repentina o qué? maldita sea, ni siquiera soy capaz de mirar a mis familiares por temor a ver que se han convertido en bestias también....

Tras esquivar a un hombre gato que no hacía más que maullarme mostrándome los colmillos, otro hombre tortuga saludándome como un viejo normal deambulando por la calle y no intentar tropezarme con una pandilla de osos vestidos con trajes de la yakuza, decido regresar a casa, con el corazón desbocado, la respiración agitada y los ojos desorbitados. No puedo ir al instituto...ni siquiera voy a poder salir de casa, oh dioses...