2. 𝗩ᴏᴢ

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Lentamente y confundido, Kazutora abre los ojos de forma precavida. Al abrirlos se da cuenta que todo a su alrededor está oscuro y puede sentir que algo cubre su vista, pues siente la textura de un tipo de tela rodearle los ojos.

Se encuentra temeroso, no recuerda a detalle lo que pasó, tiene ciertas lagunas mentales que no sabe como disiparlas, sólo recuerda la voz de alguien, de cierto chico que apenas había conocido en ese bar.

Trata de usar sus manos para quitarse el vendaje, pero se da cuenta que también están inmóviles detrás de su espalda: parecía ser que alguien las había encadenado muy bien. Trata de olfatear a su alrededor pero, no reconoce nada.

Tras unos segundos escucha una clase de puerta abrirse. Que fastidioso le era para él, un omega recesivo, no poder distinguir bien los olores a su alrededor, solamente su vista era la más confiable y también se la habían quitado.

Los pasos sonaron cada vez más cerca, por lo que podía escuchar era muy posible que el suelo fuera de duela, y que aquél personaje misterioso que se acercaba usaba muy posiblemente zapatos de vestir. Pronto la mínima calma que conservaba se vería disipada al notar cierta respiración en su cuello, y peor aún cuando una voz profunda comenzó a hablar en su oído.

─ Lamento hacerte esperar, te prometo que nos vamos a divertir. ─

La voz hizo que sintiera un escalofrío recorrer su espalda. Desesperado por salir comenzó  a mover sus manos y todo de sí, pero nada dió frutos para lograr su escape. Como si nada pronto sintió una mano rodear su cuello, sintiendo peligro de inmediato. Una risa ronca se escuchó, mientras algo húmedo se paseaba por la parte delgada de su oreja donde era mayormente cartílago.

─ No tengas miedo, lo vas a disfrutar. ~ ─ Añadió el desconocido, pero Kazutora no estaba de acuerdo con eso.

─ Eres un enfermo, dime quién eres y suéltame. ─

Tan pronto dijo esas palabras el aroma a feromonas inundó la habitación: un alfa dominante. El efecto de ello para un omega como él era casi que mortal. Comenzaba a sentirse mareado, pero el olor de cereza mezclada con fresa lo reconocía de cierta parte: el bar.

Parecía que su mente ya comenzaba a trabajar. Recordaba a aquél chico que le había hecho platica. Tenía cabello negro como la noche, largo, y algo que le había encantado era aquél peinado que llevaba para recogerlo. Entre sus pensamientos algo nuevo se hizo presente. Una cosa que no sabía distinguir comenzaba a recorrerle el cuerpo, consquilleandole de manera involuntaria pues, estaba más sensible que de costumbre.

─ No te resistas Tora~ tu cuerpo me dice que haces todo lo contrario. ─ Volvió a decir, dejando entrever un gruñido de esa voz.

Nuevamente los cabellos de la nuca se le erizaron ante tales palabras, y es que el tono jamás ayudaría en algo así. Era incómodo, seguía sintiendose vulnerable pero aún más le daba vergüenza el hecho de sentir como las prendas empezaban a apretar su miembro ya endurecido: necesitaba relajarse de alguna forma.

Su respiración pronto se volvió irregular. Sentía un intenso calor apoderarse de cada parte de su cuerpo que pensaba que en cualquier momento podría arder en llamas. Pronto, lo que fuera que recorría su cuerpo, empezó a descender por su abdomen, haciendo que un quejido involuntario saliera de sí. La voz de aquella persona se mantenía cercana, la respiración que recorría su oreja le hacía sentir muchas cosas más. De la nada, la voz volvió a aparecer, mordiendo lo que era el lóbulo de su oreja, susurrando profundamente.

─ Deja que yo me encargue. ─

Y mientras que sus ganas de salir corriendo de ahí le incitaban a seguir removiendose para poder zafarse, el sonido chirriante de una puerta lo acalló, viendose a Baji Keisuke frente a Kazutora, sujetando el mentón del omega para mirarlo fijamente, y así apreciar a su última presa.

Chèri. © 〔❛ Tokyo Revengers | Omegaverse ❜〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora