Prólogo

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Jennie es una Omega que se dedica a cuidar a su familia y su hogar con mucha dedicación y amor. También era dueña de su propio salón de belleza.

Su esposa y Alfa Lisa, es dueña de una tienda de abarrotes y muchos otros oficios para poder subsistir.

Sus pequeños hijos, Wonyoung y Yeonjun, eran su adoración y eran un amor de niños. 

La Omega estaba preparando la cena, luego de haber llegado del trabajo y haber ido por sus retoños a la escuela, viendo su programa de televisión favorito. 

—Familia, ya llegué.

Jennie sonrió al escuchar la voz de su esposa y la de sus niños saludarla en la sala de su hogar. Estaba terminando de hornear el postre para la cena y vigilando que las papas estén hechas para el puré que planeaba hacer para acompañar la cena.

Unas manos que conocía muy bien se enroscaron en su cintura para atraerla hasta su pecho y dejar un beso en su marca de enlazamiento que hizo que se ruborizara porque sus cachorros estaban observándolas desde la puerta. 

—Hola, bonita Omega. Ya llegué, estoy en casa.

Jennie dibujó una bonita sonrisa en su rostro cuando Lisa le extendió un ramo sencillo de flores. Diez años de casadas y ella seguía sin perder ese lado romántico de la que se enamoró. Lo recibió y en señal de gratitud le dio un beso en sus labios. 

—Gracias, amor, están hermosas. ¿Podrías ponerlas en un jarrón con agua por mí?

Lisa le devolvió la sonrisa y dejó un beso más antes de ir en busca del florero.

—Y Lisa...

—¿Sí, Jen?

Con la sonrisa más bonita que pudo darle a su Alfa, le dijo:

—Me alegra que hayas vuelto y ahora estés en casa.

—Gracias Omega.

Jennie analizó a su esposa de pies a cabeza y se mordió el labio inferior.

—Oye Alfa...

—¿Sí, Omega?

—Que guapa estás hoy.

Lisa suelta una risita y se le acerca nuevamente para robarle un beso cuando menos se lo esperaba.

—Eres increíble, Amor.

Dejó a Jennie sin aliento y salió de la cocina con una sonrisa de oreja a oreja, su loba seguía sin poder creer que estaba casada con tan bonita Omega, como lo era Jennie.

—¡Familia a comer! —llama Jennie tras haberse recuperado.

Lisa escuchó los pasos de sus hijos bajando las escaleras, cargó a Wonyoung entre sus brazos cuando se lo pidió y dejó un besito en su suave mejilla cuando ella hizo lo mismo. Yeonjun estaba sentado en la mesa hablando emocionado con su mamá sobre cómo una abeja picó a Kai mientras estaban en su clase de biología.

Definitivamente amaba a su familia y amaba su vida.

Lo que amaba era la forma en la que su Omega preparaba los alimentos, no sabría decir si le preguntan si Jennie tenía un mal platillo, en especial los pasteles que eran un verdadero manjar para sus pupilas.

—¿Qué tal estuvo la cena, mis niños? 

Wonyoung se sobó su pancita en señal de que estaba satisfecha y contenta con sus alimentos. Yeonjun siguió su ejemplo e hizo lo mismo.

Jennie suelta una risita silenciosa, comprendiendo lo que le quiso decir, luego pasa la mirada hacia Lisa y ella le sonríe devuelta.

—Para mi gusto le faltaba un poquito más de sal a mi puré.

La Omega la miró de reojo y probó el puré, para ella estaba perfecto, aunque si le añadía un poco más de pimienta y nuez moscada sabría mejor. Lo anotaría para la próxima vez que hiciera puré.

—Estoy bromeando, amor —dice minutos después, para ponerse de pie y dejar un beso en su mejilla— Estuvo maravillosa, de los mejores purés que he probado.

Cuando entró en la cocina se dio cuenta que la televisión seguía encendida, la iba a apagar, pero vio algo que le hizo sonreír. 

Estaba seguro de que una sorpresa le agradaría mucho a Jennie. 

En especial si eso involucra su talento en la cocina. 

Adaptación autorizada

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Adaptación autorizada. Todos los créditos a @ale_540

Rosas y Azúcar | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora