KORA

0.5 / Habia una vez...

Había una vez en un reino muy grande una pareja de reyes, ellos gobernaban todo lo que estaba ahí, eran fuertes, valientes y generosos. Y ellos solo tenían un sueño, ser padres.

Hicieron muchas cosas para intentar traer a un hijo, Dios no los había escuchado, así que después de mucho esfuerzo, decidieron buscar a una manera de tenerlo.

Fue cuando llegaron a manos de una bruja, ella decía que solo trabajaba con el enemigo de Dios. Al ser tanto su deseo de ser padres eso no les importo. La bruja le dio a la reina unos polvos que tenía que poner en agua y tomarlo al día siguiente y al rey le dio una bebida que hizo en ese momento. Les dijo que tenían que procrear esa misma noche, si no era así ya nunca tendrían otra oportunidad.

Ellos se fueron decididos y  agradecieron a la bruja. A la anciana por su edad se les había olvidado decirle a la pareja que su hijo no sería bien visto por los ojos de Dios, pero la muerte y Lucifer, serían sus protectores.

Al pasar los meses la Reina había quedado embarazada, se veía muy linda y sana, todos creían que por la manera de su barriga iba a ser un niño. Ella en el fondo de su alma quería a una bella niña pero no le importaría si fuera niño, lo amaría aun así.

Siguieron pasando los meses hasta el día llegó, un día que tenía que haber sido de felicidad y para festejar, se volvió en un día de oscuridad.

El parto de la Reina había tenido complicaciones y fueron tan fuertes que su corazón dejó de latir. Cuando paro su corazón justo el de una niña hermosa había comenzado a latir.

El Rey quedó devastado, su Reina había muerto. 

Esa misma noche él fue a buscar a la bruja, quería una explicación ¿que había salido mal? ¿porque su mujer había muerto?

Al llegar el lugar no estaba, busco y busco pero era inútil, la bruja había desaparecido.

Cuando pasaron los años una niña había crecido. Era tan linda y bella como su madre. las personas que trabajaban en el castillo y que habían conocido a la Reina sabían que ella había heredado sus ojos negros, su piel pálida y su cara tan fina.

El Rey siempre que la veía recordaba a su esposa y aún que eso lo ponía triste, nunca había dado grosera con ella pero casi nunca había recibió cariño por su parte.

Cuando la verdadera historia de Kora comenzó ella solamente tenía 17 años.