Capítulo 6

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Caminando por el bosque acompañada de Konan, las dos nos detuvimos al llegar frente a una lápida.

En ella había un nombre.

'Akebi Sanzu' 

Akebi fue la hija de Amado Sanzu, el objetivo que estaban persiguiendo actualmente. Él era útil, por lo que no tenía planes para matarlo. 

Después de que Akebi sufriera una enfermedad incurable, Amado trabajó sin descanso para poder clonar a su hija. Durante los nueve meses que tardó el desarrollo del clon, Akebi falleció debido a su enfermedad a los 24 años.

Pero a pesar de su muerte, Amado, inicialmente, no sintió tristeza por la situación. Preservó el cerebro de Akebi, por lo que pudo extraer y digitalizar sus recuerdos y hacer una copia de seguridad con éxito. Poco después completó un clon al que le implantó los recuerdos de su hija; no obstante, el clon se sentía muy diferente para Amado. 

Fue entonces cuando Amado fue contactado por Jigen, él líder de la organización Kara, que se ofreció a ayudarlo a resucitar a su hija. 

Amado, bajo la creencia de que su hija volvería a sus brazos, se unió a Kara junto con el clon de Akebi, Delta.

Fue más tarde cuando se dio cuenta de que Jigen no tenía ninguna intención de ayudarlo a traer de vuelta a su preciada hija, así que decidió traicionarlo y buscar activamente una manera de matarlo.

Solo debe darle aquello que más quiere y lo tendrá comiendo de la palma de su mano.

¿Quiere a su hija de regreso? Ella se lo concederá encantada...

La tierra que cubría el ataúd de Akebi explotó y su cuerpo flotó frente a ella. "No ha pasado mucho desde que murió, espero que no te de asco cargar con ella, aunque su cuerpo ya ha comenzado el proceso de descomposición." me dirigí hacia Konan.

"Para nada." ella respondió.

"Volvamos. Antes del anochecer nos pondremos en contacto con Amado."

Konan asintió en silencio.

...

Y tal como dije, antes del anochecer, me teletransporté al laboratorio en el que Amado estaba trabajando, dentro de Amegakure.

Actualmente estaba trabajando en un nuevo invento; un transporte espacio-temporal para teletransportarse de una base a otra.

En una cápsula acristalada con un extraño líquido en su interior, se encontraba Delta.

Delta es una mujer joven de tez clara con un largo cabello verde abombado. Lleva labial de color amarillo y esmalte de color blanco en sus uñas. Sus ojos son rosas y tiene unos iris con cinco líneas oscuras verticales a lo largo de ellos. Su vestimenta consiste en un vestido de manga larga oscuro con botones a la altura del abdomen bajo una capa negra amarrada con un broche. Lleva unas medias largas bicolor y unas sandalias con tacón altas que llegan a los muslos. En ambas muñecas, tiene unos brazaletes claros. Tiene tatuado el número 'Ⅰ' en el centro de la frente.

Amado no pareció sorprendido cuando aparecí de repente en su laboratorio.

"Jigen dijo que estarías buscándolo, nunca pensé que podrías encontrarme a mi en tu búsqueda." él dijo.

"No me importa él, si no tú." dije, llamando su atención. "Jigen no puede y nunca podrá devolverte a tu hija..." pude notar un cambio en su expresión cuando toqué el tema. "Aunque eso ya lo sabías, ¿me equivoco?"

Amado no contestó, esperando que continuara. Desde que su hija falleció, no le temía a la muerte, solo la veía como algo natural, algo que la ciencia nunca podría superar.

"Te daré a tu hija, a cambio me darás la ubicación exacta de Isshiki, y a esa mujer." dije, señalando a Delta con la mirada.

Amado entrecerró los ojos, pensativo. No le guardaba ningún cariño a Delta, ella era solo un clon que creó como sustituto para su hija y que no cumplió con su expectativas.

"Primero tendrás que cumplir con tu parte del trato." Amado dijo, desconfiando. Cualquiera lo haría en su situación.

Un portal se abrió detrás de ella cuando Konan, empujando una camilla, apareció junto al cadáver restaurado de Akebi, la hija de Amado.

Su rostro se contrajo cuando vio a su hija, sorprendido de que tuvieran su cuerpo. Se aseguró de enterrarlo en un lugar alejado, donde gente indeseada nunca pudiera perturbar su descanso eterno.

Desgraciadamente para él, con el Senrigan en su poder, nada puede escapar de su mirada. 

"No hay ningún problema con eso. Puedes tener a tu hija en este mismo instante..." terminé de decir, resucitando a su hija frente a él.

Su cuerpo tomó un mejor color y su corazón comenzó a latir antes de que su cuerpo se sacudiera levemente y abriera los ojos.

"Me he tomado las molestias de eliminar la enfermedad de su cuerpo." añadí.

Amado caminó hacia su hija desorientada y apuntó una linterna a sus ojos, observando su reacción a la luz.

"Realmente estas de vuelta..." Amado se sacó los lentes para secarse un par de lágrimas que no pudo retener "Me tenías preocupado, niña estúpida." él dijo, sonriendo.

Antes de que Akebi pudiera decir algo, cayó en un Genjutsu que la hizo dormir.

"No pierdas el tiempo, reprograma a Delta." le ordené, yo cumplí mi parte del trato, ahora era su turno, no iba a permitir que se entretuviera.

Reprogramaría a Delta para ser completamente leal a mi, olvidando su lealtad y recuerdos con su creador; Amado.

"Pensé que querrías primero la ubicación de Jigen." Amado parecía confundido por mi interés por Delta.

"Es solo cuestión de tiempo que lo encuentre por mis propios medios, obtener su ubicación de ti solo lo acelerará, no es tan importante." respondí "Mi sirvienta se quedará a observar y vigilar todo el progreso, volveré cuando todo esté completado." terminé de decir. 

Confiaba en Konan para esta tarea, a demás, sabía que ella, como Kunoichi experimentada, podría recopilar información que yo no podría. 

También la dejé atrás en caso de que Amado intentara algo gracioso. 

Ahora, mientras Amado reprogramaba a Delta, era hora de ocuparse de otros asuntos. 

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Hasta aquí.

Reencarné como Kaguya ŌtsutsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora