𝕦𝕘𝕝𝕪 𝕓𝕠𝕪 (𝕂ℕ𝕐)

six

𖠳 ᐝ ꕀ

—— ¿entonces no vamos a hacer el trabajo en tu casa?

—— No.

—— ¿Pero por qué?

—— No pienso responder la pregunta. Ya te dije que no, y no es no.

Gyutaro no iba a negar que el muchacho pelinegro, el tal Kaigaku Inadama, estaba llevándolo al hartazgo muy rápido. No parecía ser un mal tipo, pero era demasiado entrometido y terco. Y eso no le gustaba al señorito flaco.

Pero bueno, ese iba a ser su nuevo compañero en un proyecto largo, así que por su propio bien debería acostumbrarse a él. Además, Kaigaku soportaba muy bien la presencia de Gyutaro, así que este último debería devolverle el favor.

Pero...había algo que no dejaba tranquilo a Gyutaro. Una pregunta.

——...Inadama, ¿por qué no te resulta asquerosa mi presencia?

—— ¿Qué?

—— ¿por qué...por qué sigues conmigo?

Ambos se encontraban avanzando para salir de la escuela a través del jardín. Justo ahora pasaban a lado de un gran rosal, y eso le dio una idea al más bajo. Rápidamente tomó una rosa y pegó un chillido de dolor cuando las espinas se clavaron en su piel.

Gyutaro volteo asustado y Kaigaku solo sonrió con nerviosismo.

—— Sabes Gyutaro, tú eres como esta rosa.

—— Mmmh mmmh, no, no lo creo. ¿Me has visto la cara?

—— Claro, ¿por qué crees que hago la comparación?

La cara del más alto se tornó roja por el piropo sorpresa y fue incapaz de voltear a ver al otro muchacho por la vergüenza, así que el otro siguió hablando.

—— Bueno, tú eres como una rosa porque...es difícil tratar contigo, pero no es imposible. Yo, eh, podría ser capaz de admirar lo bonito, emmmh, de apreciar tu persona a pesar de todas las "espinas"; si, eso. Solo quiero que me des permiso, podrías...

Gyutaro se detuvo en seco justo antes de salir, haciendo que Inadama tropezara y casi cayera de cara.

Eso...había sonado muy bonito. No quería ilusionarse y pensar que ahora tendría un amigo en el que podría confiar, pero existía la posibilidad de que por fin iba a mejorar su situación realmente. Tal ves podría confiar un poquitito en ese tipo medio tonto. Así que volteo a ver a Kaigaku, quien trataba de recuperar la compostura.

—— Inadama.

—— ¿S-si? ¿No viste que casi me caigo, cierto?

—— Mmh, no te vi, pero creo que si podrás venir a mi casa. Mañana a las 6 en punto. No llegues tarde o no te dejaré entrar.

Después de decir esto, el delgado chico salió de clases para ir a casa dejando a un muy asombrado y feliz Kaigaku.

—— ... Le tengo que decir a Zenitsu.