Niño De Papá

El ojo de la tormenta

–Se da inicio al caso de Monkey D. Dragon, quien ha sido acusado de tráfico de armas de fuego y abuso infantil, ¿acepta los cargos?–habló el juez, Charlos, alguien conocido por siempre apoyar a quien le daría más beneficios.
–Los niego, yo no he estado consciente del manejo corrupto en mi negocio, estoy con el ejército, no contra él–respondió, seguro de sí mismo.
–Su hijo, Monkey D. Luffy, ha dejado en evidencia el abuso que sufrió por parte de usted, desde moretones hasta cascamiento de huesos, ¿fue usted quien realizó estas heridas?
–Lu es un niño travieso, pero también muy pequeño en comparación conmigo, si llegue a lastimarlo de manera seria, no fue mi intención.
–¡Objeción!–exclamó Yasopp, quien era el abogado tanto de Shanks como de Garp.
–Aprobada, hable–acepto la corte.
–Luffy no presenta ningún registro médico, lo que implica que Dragon ha sido negligente respecto a su salud, sin hacer chequeos diarios y con muestras de fracturas mortales, imposiblemente causadas por algún accidente que no haya sido intencionado.

El director de la empresa de armas iba a hablar, notablemente enojado por la acusación, pero su abogado lo detuvo, Ivankov, quien defendió su postura.
–El hijo de mi cliente es alguien tímido, no indico ningún signo de malestar o dolor.
–Llamó al juzgado a Luffy–exigió el de rastas, furioso por la mentira.
–Aprobado.

El azabache hablaba, sin ser escuchado por los otros dos niños, habían estado un rato así, hasta que vio a Smoker acercarse hacia ellos.
–Humitos–lo llamó, medianamente sorprendido de verlo–Pensé que estabas en el juicio.
–Mocoso, te llaman–no tenía miedo de llamarlo de esa forma, ambos habían comenzado a tener bastante confianza después de relacionarse tan seguido.
–¿Por que?–cuestionó el rubio, desconcertado.
–Es que es el caso de mi padre.

Tanto a Ace como a Sabo les sorprendió eso, ambos eran nietos adoptivos de Garp y los dos sabían que este era el juicio de su hijo, pero jamás pensaron que el cascarrabias tuviera a un niño biológico, era cierto que les había comentado una o dos veces de él, eso les hizo intrigarse más en el pequeño, pero no tuvieron tiempo de hacer más preguntas porque ya se había marchado.
Por parte del azabache, al momento de entrar al tribunal, su vista en lo primero que se fijó, fue en Dragon, apenas divisarlo, comenzaron a temblarle las manos y su respiración se aceleró, tuvo que pasar al frente y sentarse detrás de un micrófono para que su voz lograra escucharse.
–Por favor, diga su nombre completo–indico el jurado.
–Monkey D. Luffy.
–Recite el juramento en las hojas que están delante suyo.

El menor observó que habían unos papeles con varias cosas escritas, incluyendo la testificación que dio con Shirohige y Humitios.
–"Prometo decir la verdad y nada más que la verdad"–leyó en voz alta, trabándose un poco con las palabras.
–En sus radiografías más recientes se ven sus huesos fracturas mal sanadas, estas ¿como fueron causadas?–pregunto Yasopp.

Luffy quedó en silencio, no porque no quisiera responder, si no que no podía salir de su cabeza, sus ojos estaban en un punto fijo mirando a su padre, todo a su al rededor se silenciaba y solo lograba escuchar sus propios recuerdos, mas su respiración discorde,  recuerdos, tanto malos como buenos que tenía con él. El de rastas lo llamo por su nombre un par de veces, hasta que logro reaccionar.
–Ah...lo siento, ¿que habías dicho?
–¿De que manera te hiciste tus lesiones?
–Y-Yo no lo sé, s-siempre me lastimo y...

Se callo enseguida al darse cuenta de que todos lo miraban con preocupación, se confundió un poco, hasta que notó las gotas de agua en sus mejillas, estaba llorando, trato de secarse, pero las lágrimas no paraban de salir de sus ojos y eso solo lo alteraba más, de repente alguien lo cargo y al darse cuenta, se fijó en Shanks, quien se había levantado de su lugar para ir a donde él, sin dudarlo se aferró a su cuello, escondiendo su rostro para no ver el de su padre.
–Cancele su testimonio verbal, solo presentaremos el escrito–habló el pelirrojo, sin querer torturar más a su pequeño sol.
–Denegado–respondió con firmeza.
–Es un niño que testifica en contra de su padre, ¿no cree que eso ya es suficientemente cruel?–explicó Yasopp.
–¿Y eso a mi que me afecta? Señor Figarland, deje al mocoso allí y que cumpla con el deber al cual está obligado como testigo.
–No lo dejare solo hasta que se encuentre bien.

Hubo unos instantes de silencio, en el que todos los presentes estaban atentos al Monkey y de repente, se escuchó una voz que tensó por completo el cuerpo del pequeño.
–Hijo–solo eso fue lo que pronunció Dragon, llamando a Luffy con una voz serena y tranquila, pero aún así inquietante.

El menor levantó la mirada y observó a la de su padre, tenía un rostro tan comprensivo y dulce, jamás lo había visto de esa manera, sin dudarlo se bajó de los brazos del de sombrero y fue corriendo adónde él, Smoker trató de cortar su paso y escuchó el mazo de Charlos golpear contra la mesa, pero no le importó y fue a abrazarlo, siendo correspondido.
–P-Papá...perdóname, lo s-siento tanto.
–Tranquilo, escúchame, se que tomarás la decisión correcta.

Dragon se alejó un poco para poder tomar el rostro de su pequeño entre sus manos y secar la lágrima que afloraba de su ojo izquierdo, pero aquel emotivo momento, fue interrumpido por Edward, quien le arrebató al azabache, siendo que no tenía permitido tocarlo.

Salió del juzgado y se dirigió con Dadan, su abuelo y Shanks tenían que rellenar papeleo, mientras que él, nuevamente se quedaba con esos dos niños.
–¿Como te fue?–pregunto el rubio, observando las marcas de llanto en su rostro.
–Bien, supongo.
–¿Testificabas a favor o en contra?–el pecoso recibió un fuerte codazo en el brazo por parte de su amigo.
–Imbecil, eso no se pregunta.
–Es algo normal, no dije nada malo.
–Pero es su padre, no cualquier persona.

Mientras ambos tenían esa pequeña discusión, el menor los observaba callado, él había tomado una decisión y quería mantenerse en aquella postura, pero seguía sintiendo miedo y los mayores lo notaron.
–Sabo, estás loco si piensas que consolaré a un niño abandonado.
–No puedes ser tan insensible.
–Que mal por ti.

El de azul se sentó con Luffy, quien estaba en el suelo abrazando sus rodillas, al rubio jamás le gustaron los niños pequeños, pero le llamaba la atención el comportamiento del Monkey, sin contar todas las marcas que poseía este.
–¿Que fue lo que tu padre te hizo? ¿Quieres hablar de eso?–indagó, tratando de ocupar una voz menos seria, desligándose de su tono habitual.