El amor del mar

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Era muy temprano, Luffy estaba empacando sus cosas en tanto Shanks lo esperaba abajo, estaba inquieto, pero muy emocionado también, cuando estuvo listo, fue con el pelirrojo y ambos subieron al auto del mayor. El viaje fue entretenido, conversaron, cantaron las canciones que habían en la radio y admiraron el bello paisaje que se dibujaba a su alrededor, fueron dos horas de un entorno precioso y una gran compañía.

Al llegar al departamento que el pelirrojo poseía, el Monkey se impresionó al notar la terraza, daba una vista preciosa al mar, el cual estaba a solo poca distancia de allí, se apoyó en el borde, casi cayéndose al estar tan maravillado, el reflejo de la luz en el agua, el sol tenue pegando contra la arena y su parte favorita, las olas chocando feroces e indomables en la orilla, no lo dudó mucho cuando tomó la mano de Shanks y lo llevó a la salida casi arrastrándolo.
–¿Que? ¿Tanto te disgusto el departamento?–pregunto de forma irónica, pero se dejó guiar al notar la emoción en el rostro del niño, acompañada de una sonrisa de oreja a oreja.

En el momento en que ambos pusieron un pie en la playa, se detuvieron unos segundos para admirar la hermosa vista y el frío viento que soplaba contra ellos. No había nadie, cosa que no era extraña al ser un día tan nublado, pero de todas formas ninguno lo noto, estaba tan frío, pero aún así se sentían cálidos.
El pequeño comenzó a correr en dirección a la orilla, quitándose los zapatos de forma torpe en el camino y siendo seguido por Shanks, quien en un movimiento rápido, lo subió a sus hombros para evitar que una gran ola lo arrastre, aunque el mayor terminó totalmente empapado, sacándole una gran carcajada a ambos.
–Bájame, bájame–insistió el pequeño.
–Terminarás goteando y hace frío.
–Por favor, prometo no enfermarme, tengo un buen sistema inmunológico.
–Está bien, pero tómame de la mano, no quiero que te lleve el mar.

El de sombrero bajo al pequeño y este se agarró fuertemente de él, tenia una gran sonrisa mientras sentía el agua chocar en contra suyo.
–Luffy, estás todo mojado–le recalcó el mayor, acompañándose de una risa.
–Mírate a ti–indicó, divertido de verlo tan desordenado.

El pelirrojo le arrojó algo de agua y el pequeño se la devolvió, estuvieron jugando de esa manera por un buen rato, corriendo a través de la playa y de ves en cuando, dejándose llevar por las olas, reían a carcajadas hasta que se cansaron y fueron a sentarse a la orilla.
–Anchor te ves bastante bien, ¿no tienes frío?
–¿Por que tendría fr–se callo, al momento en que le dio un gran escalofrío y se abrazó a si mismo, buscando calor, sacándole una risa al pelirrojo.

Los dos se levantaron y caminaron al departamento, se ducharon y cambiaron, el mayor le preparó un chocolate caliente al pequeño y este lo acepto gustoso.
Después de comer algo ligero, el Monkey insistió con volver a la playa, pero esta ves solo fueron a sentarse en la arena y a observar la orilla.
–Oye Shanks.
–¿Que pasa?
–Gracias.
–¿Por que?
–Tu...has sido un gran apoyo en este último tiempo y no se que sería de mi si tú no estuvieras, en serio lo agradezco, nunca había tenido a alguien tan genial en mi vida.

El pelirrojo se quedó unos momentos en silencio, escuchar eso le había echo tan feliz, pero quería parecer alguien sensato y racional, pero la gran sonrisa en su rostro lo delataba.
–Lu, tu jamás me tendrás que agradecer por eso, no me debes nada, la razón por la que te cuido y protejo tanto, es porque eres mi niño y te amo.

Luffy sintió su corazón saltar al escuchar lo último y lo volteó a ver con prisa, esperaba que se retractara o le dijera que era una broma, pero no, solo le dedicó una sonrisita amable, bajo la cabeza y se acosto en la arena, apoyando su cabeza en las piernas del de sombrero.
–Yo también–el pelirrojo le revolvió el cabello con cariño, sacándole una risita leve–¿Te puedo preguntar algo?
–Lo que sea.
–¿En serio hice lo correcto con el tema de papá?
–Bueno, si no hubieras tomado una decisión, probablemente aún estarías bajo los abusos de ese hombre, fue él quien tomó su propio camino para terminar así.
–¿Crees que él me amaba?

Aquella pregunta tomó por sorpresa al mayor y no supo que responder, no quería hacerlo sentir mal, pero tampoco se atrevía a mentirle.
–Dragon es una persona complicada, lo sabes.
–También es mi padre, se supone que debería de quererme de forma incondicional, apoyarme y cuidarme, pero eres tú quien hace eso y no él.
–¿Y eso te molesta?
–Es obvio que me molesta, pase toda mi vida tratando de complacer a mi padre, jamás me queje ni una sola ves y di todo de mi hasta sentir que mi piel se caía, solo para que las únicas veces en las que me diera un abrazo, sean por culpa y no por amor, en cambio contigo...tu me dejas vivir, pones mi felicidad primero y siento que te quiero mas que a mi propio papá, es no esta bien, p-porque prometí a-amarlo por siempre y lo traicione–sus voz se rompió en las últimas palabras que pronuncio.
–Luffy, tranquilo, este es un cambio demasiado abrupto en tu vida y es normal que le tengas rencor a Dragon, él te hizo mucho daño y me sorprende que no lo odies, eres un chico con un corazón muy puro que merece más que nadie una familia.

El azabache lo miró y no dudó en levantarse para darle un fuerte abrazo, que fue correspondido.
–Haré todo lo posible para que seas feliz, Anchor.

Hoy se cumplía 1 año desde que el Monkey y el pelirrojo se conocieron, habían pasado tantas cosas en este último plazo de tiempo; el pequeño conoció a nuevas personas en su escuela, aunque Zoro se seguía rehusando a que lo llamara su amigo, tambié...

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Hoy se cumplía 1 año desde que el Monkey y el pelirrojo se conocieron, habían pasado tantas cosas en este último plazo de tiempo; el pequeño conoció a nuevas personas en su escuela, aunque Zoro se seguía rehusando a que lo llamara su amigo, también se unió mucho con Dadan y por consecuencia, con Ace y Sabo, pasaban todo el tiempo juntos y el Figarland se entretenía al notar el complejo sobre protector que ambos desarrollaron, respecto a Dragon, él insistía en ver a su hijo, pero Garp, quien poseía la custodia legal, no lo permitió, Edward y Smoker venían de ves en cuando a observar cómo se estaba adaptando el pequeño y les animaba el ver como cambio aquella actitud solitaria, por una tan alegre y cálida. Todo estaba mejorando, hasta que una madrugada, el pelirrojo recibió una llamada.

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