cap.4

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Paso una semana desde la fiesta de celebración de el matrimonio de spreen y quackity, y como era de costumbre, invitaban a reyes y príncipes de diferentes reinos para que asistieran a la boda, y está vez no era la excepción.

El príncipe Quackity, con su porte elegante y mirada serena, se preparó para recibir a los distinguidos invitados, quienes eran Dream, Karl, George, Sapnap y Wilbur.

Quackity se sorprendió al ver a Wilbur, y viceversa, pues ninguno se esperaba verse en el castillo, y menos como príncipes, ninguno de los dos se lo esperaba.

Con gran emoción, supervisó personalmente cada detalle de la bienvenida. Las calles del reino se engalanaron con banderas y guirnaldas, mientras que el castillo fue adornado con exquisitas flores de todos los colores.

El día esperado finalmente llegó. Los príncipes arribaron al reino, escoltados por una comitiva de honor. Al bajar de sus carruajes, fueron recibidos por el príncipe anfitrión y los reyes, quienes les dieron la más cálida bienvenida. Con una reverencia respetuosa y una sonrisa amable, les expresaron su gratitud por su visita y les desearon una estancia memorable.

La música resonaba en los jardines del castillo mientras los invitados eran conducidos hacia el gran salón de baile. Allí, un grupo de talentosos músicos tocaba melodías alegres y envolventes. Los príncipes y sus acompañantes fueron invitados a bailar al compás de la música, disfrutando de la gracia y el encanto de la danza.

La comida era un festín para los sentidos. Deliciosos manjares se desplegaban en mesas decoradas con exquisitez. Había platos tradicionales del reino, así como también especialidades culinarias de otras tierras. Los príncipes disfrutaron cada bocado, maravillados por la variedad y calidad de los sabores.

La fiesta continuó hasta altas horas de la noche, llena de risas, conversaciones animadas y momentos inolvidables. El príncipe anfitrión se aseguró de que sus invitados se sintieran como en casa, brindándoles hospitalidad y atención en todo momento.

Cosa que a quackity no le gustaba hacer, pues era muy introvertido y le costaba hablar con personas que no conocía, pero siempre trato de sonreír y tratarlos de la manera más amable posible.

Quackity estaba sentado en la mesa una vez más viendo cómo los invitados y sus amigos se divertían bailando y comiendo, pero él solo quería que ese día terminará para irse a dormir, pues tenía muchas cosas en la cabeza debido a la boda. Hasta que uno de los príncipes invitados se acercó con él, luciendo un traje verde elegante, y con una máscara que cubría mitad de su cara, como si fuera un antifaz.

-- Hello quackity -Este se sentó al lado de él.

-- Hello dream

-- Te ví muy solo, ¿No piensas ir a bailar?

-- No gracias, no me gusta bailar

-- ¿Y eso porque?

-- Bueno es que... No se bailar, nunca se me dió bien

-- Bueno entonces te invito a bailar -Se levantó y se puso en frente de quackity, extendiéndole su mano.

-- Pero te acabo de decir que no se bailar... Seguramente te haré pasar vergüenza...

-- No importa, ahora es una música lenta, no se necesita mucha experiencia para bailarla, yo te guío -Dream le sonrió a quackity, la sonrisa fue acompañada por un guiño.

Se pudo notar un leve rubor en las mejillas de quackity, tomó la mano del contrario y se puso de pie. Dream lo guiaba hasta el centro del salón para comenzar a bailar.

Los dos príncipes, vestidos con impecables trajes a medida, se deslizaron con gracia por el salón de baile, cautivando todas las miradas. Sus movimientos eran suaves y precisos, como si estuvieran flotando sobre el suelo de mármol. Con cada paso, parecían transportarse a un mundo aparte, donde solo existían ellos dos y la música que los envolvía.

Matrimonio forzado | spreeckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora