Capítulo 7: Encuentros y Desencuentros

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Elena se despertó con la cabeza un poco pesada, producto de la mezcla de emociones y la resaca de la noche anterior. Al abrir los ojos, su mente la transportó de inmediato al sensual beso compartido con Felipe en la discoteca. Un rubor tiñó sus mejillas, y una sonrisa pícara jugueteó en sus labios, como si reviviera cada instante de aquel encuentro apasionado.

Se levantó con cuidado, intentando no perturbar su cabeza, y se dirigió hacia la cocina en busca de algo que aliviara el malestar. La luz del día entraba por la ventana, iluminando la estancia mientras Elena se apoyaba en la encimera. Tomó una aspirina con un vaso de agua y cerró los ojos, permitiéndose disfrutar de nuevo del recuerdo de aquel beso ardiente que había compartido con Felipe.

Mientras la aspirina empezaba a hacer efecto, Elena se sumió en sus pensamientos. — ¿Qué significaba ese beso? — Se dijo a sí misma Elena mientras enjuagaba el vaso de agua.

Se debatía entre la excitación y el nerviosismo, consciente de que algo había cambiado, aunque no sabía exactamente qué.

A pesar de la resaca y la incertidumbre, una chispa de emoción titilaba en sus ojos.

Una vez en la mansión, Elena se dispuso a continuar limpiando, pero se topó con sus compañeras, esta vez murmuraban entre ellas.

— ¿Escuchaste lo de anoche lo de Felipe en la discoteca?

— Sí, estaba en la sala VIP. Parecía que estaba pasandolo bien.

— ¡Ay, Sofía, pero eso no es lo mejor! ¿Sabes con quién estaba?

— No, ¿con quién?

— ¡Con esa modelo de revista! Se besaron y anoche la trajo aquí.

— ¿En serio? ¡No puedo creerlo!

— No sé, pero parece que Felipe ha encontrado una distracción interesante. Esto va a estar jugoso, Sofía. ¿Te imaginas el escándalo?

Al escuchar la conversación el corazón de Elena se encogió. Sus ojos se nublaron de tristeza al darse cuenta de que el apasionado beso que compartió con Felipe la noche anterior probablemente no significaba nada para él. Se sintió utilizada y decepcionada al entender que, al igual que la besó a ella, Felipe fácilmente buscó consuelo en los brazos de otra mujer esa misma noche. La ilusión que había empezado a construir en su mente se desvaneció, dejando en su lugar un dolor agudo y la amarga realidad de que para él, ella era simplemente una más entre tantas.

Elena observó cómo una mujer impresionante descendía por las escaleras con la gracia de una modelo. Su presencia deslumbrante llenó el lugar, y Elena no pudo evitar sentir una punzada de celos. Aunque intentó convencerse a sí misma de que no le importaba lo que hiciera Felipe, la idea de que esa mujer, hubiera compartido la noche con él la hizo sentirse insegura y desplazada. Un nudo de incertidumbre se formó en su estómago, y la imagen de Felipe con otra mujer le hizo cuestionar su lugar en la vida de aquel hombre tan misterioso.

El tiempo transcurrió lentamente mientras Elena se encontraba sumida en sus pensamientos. Las lágrimas persistían en sus ojos, y el eco de la conversación entre las compañeras seguía resonando en su mente. La sensación de ser solo un juguete para Felipe la atormentaba, y el dolor en su pecho no cedía.

Miró alrededor, intentando concentrarse en su trabajo para distraerse de los sentimientos abrumadores. Sin embargo, la sombra de la incertidumbre la seguía a cada paso. ¿Había sido solo un capricho para él? ¿O acaso ella significaba algo más? Entre suspirar y limpiar, la confusión y la tristeza se enredaban en su interior, formando un torbellino emocional que amenazaba con consumirla.

Elena ingresó al despacho de Felipe con una mezcla de nerviosismo y determinación. La habitación, aunque elegante y lujosa, estaba envuelta en una atmósfera pesada que le recordaba a sus peores pesadillas. Sin embargo, esta vez no había rastro de él.

Entre Éxtasis y Siluetas OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora