Juego de yaquis

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Niñez, bella etapa de la vida, donde la inocencia retoza en compañía de la alegría. Creciendo día a día rodeada de compañeros, adquirimos destrezas a través de entretenidos juegos.

Los Yaquis, le llaman a uno de mis preferidos. Vendidos en bolsitas, pequeños objetos de metal o plástico con una pelotita, capaz de rebotar cuando la lanzamos al cielo.

Sentados cómodamente en el piso hacemos un círculo para podernos observar. Sin trampas, con ansias de competir, decidimos quien comenzará a jugar.

Piezas tiradas separadas a poca distancia. La pelota besa la superficie dura donde nos apoyamos, levanta el vuelo, mientras nuestra mano recoge un yaqui y espera atrapar la bola.

¡Cuidado!, no tocar la pieza de al lado. Una ronda de a uno, otra de a dos hasta llegar a acaparar todas. Gané, qué emoción, la empatía impera, inicia de nuevo la acción.
                                             

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