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—Well, you done, done me and you bet I felt it.

Seungmin, ese era el nombre del rubio que cantaba en el centro, Seung lo llamaban algunos pocos.

—I tried to be chill but you're so hot that I melted.

Un joven australiano que había llegado hace poco menos de dos años a Corea, los primeros meses arrendó una pieza en la casa de una abuelita, pero ya al alcanzarle para vivir solo se fue a un pequeño departamento en el centro.

—I fell right trough the cracks, now I'm trying to get back.

¿Por qué cantaba en vez de estudiar?

—Before the cool done run out, I'll be givin it my bestest.

Simple, él amaba cantar y no tenía tampoco los recursos para entrar a una universidad, llegó ahí escapando así que no podía pedir ayuda a nadie.

—And nothin's gonna stop me but divine intervention.

A pesar de los problemas cada mañana salía a cantar, paraba para almorzar y volvía por la tarde al mismo lugar siempre.

—I reckon i'ts again my turn to win some or learn some.

Tiene unas pocas amistades ahí, un grupo de chicas que trabajan en una cafetería, dos estudiantes de la universidad y unos italianos del edificio en el que vive.

—But I won't hesitate no more.

Son pocos en realidad, pero fueron quienes le acogieron al llegar al país, había conocido a las chicas y a uno de los universitarios por internet, al verlos se alivió de que fueran reales y no algún estafador.

—No more, it cannon wait I'm yours.

Podría trabajar de algo que le diera más de lo que consigue cantando en la calle pero él decidió que lo haría de todas formas.

—Well open up your mind and see like me open up your plans and damn, you're free.

A veces le iba bien, luego estaban los días en los que no le alcanzaba para almorzar y simplemente se quedaba ahí cantando hasta que llegara la noche.

—Look into your heart and you'll find love, love... love.

Él siempre prestaba atención a la gente que pasaba alrededor, siempre agradecía a quienes paraban a escucharlo o a darle algunas monedas.

—Listen to the music of the moment people dance and sing.

Incluso agradecía a los animales que se paraban a verlo, porque si, con su voz cautivaba a distintas especies.

—We are just one big family.

Después de todo es Seungmin, y aunque él no lo considere así, es un amor de persona.

—And it's our God forsaken right to be loved...

Ese día había empezado bastante mal para el rubio, pero aún así puso su mejor cara y fue a cantar al mismo lugar de siempre.

—Loved...

Por la tarde vió a ese chico que cada día pasaba por ahí, él cuál le llamaba bastante la atención sobre el resto de personas.

—Loved...

Se veía molesto así que aumentó levemente el tono de su voz para llamar su atención, y al lograrlo le sonrió.

—Loved.

Se alegró un poco de haber conseguido que pare a mirarlo, lo vió irse y cantó un par de canciones más hasta que tuvo suficiente para ir a comer algo.

Tomó sus cosas y se dirigió a la cafetería donde trabajaban sus amigas, al entrar fue gratamente bienvenido por ellas.

—Bienven... Seung-ah! —Escuchó gritar con alegría a las 9 chicas, algunas se acercaron y otras sólo saludaron a lo lejos puesto que estaban atendiendo a otras personas.

—Hola. —Sonrió algo avergonzado por el ánimo de las chicas, lo rodearon y lo llevaron a una mesa.

—Vienes tarde hoy, ¿almorzaste? —Preguntó Nayeon, la mayor de ellas.

—En realidad... No. —Dijo el chico y al ver la expresión de la chica sintió un leve escalofrío.

—Chicas, vamos a prepararle algo. —Habló una rubia entre el grupo con su animada voz.

Y así Sana junto con Jihyo se dirigieron a la cocina para prepararle algo ellas propias como un detalle especial para su amigo.

—Te traeré una bebida. —La mayor de todas ni siquiera esperó respuesta para irse caminando hacia la cocina por una bebida para el rubio.

Él, ya al estar solo, sacó su celular con una sonrisa, esas chicas siempre lo han tratado como un hermano menor a pesar de no tener mucha diferencia de edad con ellas, incluso las menores a él lo ven como si fuera un niño.

Le cuidan, se preocupan por si ha comido o no, por cómo le fue en el día, si tuvo problemas y así.

Insisten en que él no debe pagarles por la comida, aunque siempre hace caso omiso y les paga cada vez que las visita.

Llegó su comida, charló un poco con algunas, pasaron realmente rápido las horas y ya cuando comenzaba a oscurecer volvió al lugar para cantar un par de horas más.

Y ahí lo vió de nuevo, el castaño se quedó parado nuevamente para escucharlo cantar, luego cuando le dejó algo de dinero y se fue sólo pudo decirle un gracias.

Eso cambió totalmente su día.

Ese pequeño chico realmente llamaba su atención, había algo en su mirada desinteresada que traía mientras escuchaba música, su estilo semi oscuro, y su forma de andar que para Seungmin lo diferenciaba de todas las personas que recorrían ese lugar.

Cantó una más y se fue a su departamento, tarareando una melodía de un comercial infantil que se le había pegado.

Al llegar ordenó un poco y se fue a dormir, algo contento porque a pesar de haber empezado mal el día fue mejorando de a poco.

Las próximas semanas pudo notar como el chico de ese día prestaba más atención a él, y como más de una vez fue a dejarle dinero.

Era adorable para él que intentara confundirse con alguien más cuando, para Min, era único y fácil de reconocer.

A pesar de saber que el chico ya sabía de su existencia no pudo acercarse a hablarle, pues él sólo era un artista callejero y el otro un desconocido que, tal vez sólo por casualidad, pasaba cada tarde por ahí.

Qué se detuviera a escucharlo era suficiente para Min, o al menos intentaba convencerse de que realmente lo era.

Hubo una semana en la que no pudo salir, le había agarrado un resfriado por quedarse hasta tan tarde en las calles siendo que ya estaban cerca del invierno.

Pasó esa semana recibiendo llamadas de sus amigas, quienes le regañaban por no cuidarse, sus amigos del edificio le llevaban medicamentos y se aseguraban de que no le faltase nada, incluso los dos universitarios se hicieron un espacio después de clases para ir a verle.

Después de todo Min siempre cuidaba de ellos, por eso debían cuidarlo ahora que él los necesitaba.

Y luego de tanto cariño, regaños y cuidado se recuperó, no pudo salir a cantar de nuevo ese sábado porque Nayeon amenazó con ir y llevarlo a rastras de vuelta a la cama.

Se aburría mucho en realidad, quería salir, aunque no fuese a cantar, pero no tenía de otra que esperar al día siguiente para ir.

Si es que no caía enfermo nuevamente.

Artista Callejero 𖥨۫ ꜱᴇᴜɴɢɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora