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Seungmin no tiene idea de dónde sacó el valor de acercarse al castaño, sólo recuerda haberlo visto ahí sentado con una mueca molesta hacia el celular y al parpadear ya se encontraba frente a él habiendo dejado de lado la canción que estaba por terminar.

—Yo... Bueno... —No tenía claro que decirle, sus manos se movían nerviosas tras su espalda al sentir la mirada del contrario fija en si. —Te vi aquí... Y bueno, quería preguntarte si... Si estaba todo bien o...? E-es que tenías una cara de molestia y yo...

Maldeció en su interior por no poder formular bien una frase, era sólo preguntarle si estaba bien y ya, aunque la respuesta fuera obvia.

El menor tardó algo en responder lo cuál puso impaciente a Seungmin.

—¿Fuí muy obvio? —Preguntó el castaño bajando la mirada para ocultar su vergüenza, aunque Seung no sabía que era para eso por lo cuál creyó que había metido la pata.

—Yo!... Yo sé que no debería meterme, es más ni siquiera hemos hablado antes pero... —Quería dejar de hablar y salir corriendo. —Yo sólo... mhhh, ¿Sabes? Sólo olvida esto. —Rió con nerviosismo y algo de pena oculta. —Perdón por molestarte.

Dio media vuelta y caminó a paso rápido hacia su lugar, aunque poco antes de llegar fue detenido por el castaño anterior quién impulsivamente había salido tras él.

—No tienes porqué disculparte. —El pequeño realmente se estaba esforzando por no trabarse tanto como el rubio al hablar. —De hecho... Gracias.

El mayor quedó algo confuso y se dio media vuelta para verlo. —Me llamo Seungmin...

—Jeongin. —Respondió el menor. —Gracias por preocuparte. —Alzó por fin regalándole una muy torpe sonrisa al rubio.

Torpe pero encantadora, tal vez demasiado encantadora para el australiano quién de la nada sintió la necesidad de tomarle una foto y enmarcarla de lo lindo que era.

—No es nada... —Dijo y miró el dinero que había recolectado. —Oye... Bueno tal vez es algo inapropiado pero... ¿No quieres ir por un helado?

—¿Helado?... ¿En invierno?. —Cuestionó con algo de gracia el menor.

—Oh... es verdad. —Seungmin miró el cielo recordando su resfriado por sus descuidos.

—¿No te parece mejor ir por algo de pollo?. —Soltó el castaño, eso fue lo primero que se le pasó por la cabeza.

—Me encanta el pollo... —Bajó la mirada hacia el castaño. —Me parece bien. —Tomó sus cosas con prisa.

Jeongin rió por la expresión del contrario, a comparación de él estaba controlando muy bien sus nervios.

—Y bueno ¿Conoces un lugar cercano para comer? —Preguntó el rubio al fin controlando sus palabras.

El menor asintió.—Yo te guío... —Y así comenzaron a caminar en un silencio algo incómodo.

El rubio estaba constantemente mirando al castaño, la verdad no es que él sea muy alto pero a su lado se sentía bastante bien.

Eran más o menos unos 4 centímetros de diferencia y para él ya era adorable, pequeñito y tierno.

Llegaron al local, Jeongin era conocido por los empleados ya que visita mucho el lugar.

Tomaron asiento y no tardaron en pedir, inconscientemente el rubio miró si los pies del otro alcanzaban a tocar el suelo, y si Seungmin, no es un niño de 4 años.

—Es un lugar lindo. —Comentó mirando al menor ordenar su cabello ya que se había quitado su gorro.

—Si, no es muy conocido en realidad pero el ambiente es muy agradable. —Respondió tratando de sonar un poco más listo.

El mayor rió por el tono de voz que ocupó.—¿Cuántos años tienes? —Preguntó sin intención de molestarle.

—¿Cuántos crees tú? —Respondió el otro con una sonrisa juguetona.

—Eh... —El rubio examinó al chico con la mirada nuevamente. —¿16? —Respondió con duda.

El otro sólo hizo una mueca y habló —Tengo 19.

—Lo siento... Soy malo con las edades. —Se excusó Seungmin al ver la expresión del castaño.

—No te preocupes. —Negó Jeongin. —Es normal que parezca menor.

—Si, bueno... tal vez. —Se encogió de hombros el rubio.

Así comenzaron a hablar sobre distintas cosas para conocerse, incluso cuando llegaron sus platos estaban tan inmersos en su conversación que casi ni les prestaron atención.

—Así que vienes de Australia...—El menor hizo una mueca.

—Sip, ya llevo casi dos años viviendo en Corea y... —El rubio vió la expresión del menor y dejó de hablar. —¿Ocurre algo?

Jeongin negó. —Es sólo qué... Hace tiempo viaje allí y me enamoré de un chico y no fue lo mejor... —Al darse cuenta de lo que decía miró al mayor con nervios.—E-e... ¿Qué dije? yo... Perdón, me confundí! quise deci-...

Seungmin lo interrumpió con una sonrisa. —No te preocupes Jeongin, no has dicho nada malo.

El corazón del menor se relajó un poco mientras sus mejillas tomaban un leve color rosa.

—Lo siento... es sólo que no suele ser bien recibido el hecho de que me gusten los hombres. —Habló con un tono bajo mientras miraba su plato.

—Te entiendo. —Suspiró mirando al pequeño. —Pero yo no estoy en posición de juzgarte, nadie lo está Innie.

El castaño levantó la mirada al escuchar al chico llamarlo "Innie" e inconscientemente sonrió.

—Eres una gran persona, Seungmin.

El rubio se ruborizó levemente. —No realmente. —Rió algo nervioso.

—Estoy seguro que sí... Te preocupaste por mí y bueno... He pasado una tarde muy agradable contigo... —El castaño rascó levemente su nuca algo avergonzado.

—Realmente no es nada... —Habló el mayor tocando su oreja, es algo que siempre hace cuando está nervioso o avergonzado.

Siguieron hablando de distintos temas hasta que llegó la tarde, salieron del local e intercambiaron números antes de irse cada uno a su departamento.

Al llegar cada uno a su hogar comenzaron a hablar hasta que por la madrugada el menor no resistió más y cayó dormido con el celular en su mano y el chat de Seungmin abierto.

Seungmin por su lado al notar la hora y que el menor no respondía mandó unos últimos mensajes y no tardó en dormirse también.

En la mañana siguiente Jeongin despertó con esto en sus notificaciones.


Minnie.


Creo que te dormiste ya, descansa Innie.

Oh, ni siquiera te pregunté si podía llamarte así, espero que no te moleste.

Cómo sea, duerme bien y sueña con cosas lindas.

Lindas como...

Tú.

🌹

Artista Callejero 𖥨۫ ꜱᴇᴜɴɢɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora