Necesidad de ti

3 0 0
                                    

No me había encontrado con Aren en todo el día, ni siquiera comprendía por qué lo extrañaba tanto, pero lo hacía con todo mi ser...
Me había ausentado al colegio para pasarme el día en la biblioteca, ahí leería hasta que me sangrasen los ojos.

- Hola- dije a Zoe la recepcionista.

La chica era no más de dos años mayor que yo, era hermosa, ojos color avellana, una sonrisa envidiable...en fin hermosa...hasta su cabello parecía sacado de un anuncio caro de L'Oréal.
Se había hecho mi amiga cuando Leah se fue a Inglaterra.

- Quién es el causante de esa risilla tonta- preguntó curiosa de saber.

- Pues no sé mmm.... déjame pensar, ah sí ya sé Jacob Elordi ¿tal vez?- bromeé.

- Has venido a leer hasta el cansancio ¿cierto?- cuestionó.

- Sí y lo haré- afirmé para luego irme al último de los estantes.

Busqué y busqué pero no encontré lo que buscaba...“El Conde de Montecristo" de Alexandre Dumas.

- Buscas esto- preguntó alguien desde el fondo.

Espera, conocía esa voz, tierra trágame, cómo sabía que estaría aquí, era Aren.

- Ssí...sí- contesté nerviosa.

- Es muy bueno- murmuró pensativo.

- Si no lo fuera, no lo leería- respondí arrebatándolo de sus manos.

- Lo siento, sólo quería verte y hablar un poco- afirmó sentándose en un mueble.

- Cómo sabías que leería esto- lo interrogé.

- Tu amiga Zoe dijo que cada vez que vienes aquí sólo vienes a este estante, es pequeño, no hay muchos libros y escogí ese porque fue el primero que leí de adolescente.

- Por curiosidad, ¿qué te hacía leer este libro de adolescente?- indagué.

- Ese libro, abrió mi mente y me hizo entender cosas a las que no les encontraba sentido...la traición y la venganza...porque plantea que sí existen cosas más fuerte que el amor, la traición cegó al conde, la venganza lo impulsó y el amor por ella no lo detuvo- afirmó inmerso en sus pensamientos.

- Cuando estoy deprimida vengo aquí y me leo este libro una y otra vez- murmuré.

- Odio necesitarte tanto, ese sentimiento de vacío si no te he visto, esa sensación de que falta algo, de que estoy incompleto- sentenció mirando por la ventana.

- ¿Sabes? Anoche luego de que te fuiste sólo podía pensar en ti, pero yo no puedo darme ese lujo, no puedo extrañarte, ni sentirte, mucho menos enamorarme de ti...no soy suficiente, estoy rota, dañada...soy todo lo que  tú no mereces.- balbuceé

- Oye, lo roto es hermoso, lo diferente es hermoso tan solo por ser lo que es...diferente, lo triste demuestra que tienes sentimientos, el dolor, la rabia, la impotencia...todo te complementa, la muerte es lo único sin solución, y es algo irreal porque el cuerpo muere, pero nuestra esencia jamás lo hace- dijo en mi oído.

Y como si su respiración se hubiera cortado y recuperarla dependiera de ello, procedió a besarme, no fue un beso pasional, mucho menos de amor, fue un beso que decía a gritos “estaré contigo no importa lo que seas, cómo te sientas, no importa si me quieres o no, yo estaré contigo".
Al fin comprendí, él no quería que fuera su novia, ni su mejor amiga, mucho menos el amor de su vida...lo único que esperaba de mí era que no lo alejara.
No entendí como alguien podía conformarse con tan poco.
Me había adentrado en esta eunoia que suponía estar cerca suyo y hundirme en sus ojos.

- No deberías sentirte así lo que sea que hayas perdido o que te haya pasado ya sucedió y no se puede retroceder en el tiempo, pero aquí estoy yo, soy Aren, soy real y te quiero niña, te quiero como nunca imaginé querer a alguien- susurró.

Cómo podía alguien quererme tanto, no quería arruinar eso, no se enteraría de lo que había pasado, cambiaría su opinión sobre mí.




Mi Historia En Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora