Capítulo 19: 'Lo que Vino Después'

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Y me imagino que sería cruel no contarles cuando nos enteramos de que íbamos a ser padres...

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Yami

Cuando Yugi me dio la noticia de que quedó embarazado, me sentí la persona más feliz de la tierra, lo abracé y calmé esas lágrimas de alegría, mi madre estalló de la felicidad, al igual que mis hermanos y mi padre, la madre de Yugi es más calmada, pero estaba igual de feliz, pero eso significaba que teníamos un nuevo desafío.

Fuimos al médico para saber que teníamos que hacer, lo que abrigarse bien, lo conocíamos perfectamente bien, desde las orejas hasta los pies, como en el embarazo se sufre cambio de temperatura y sofocos, le recomendaron vestir en capas muy gruesas, evitar el cambio brusco de temperatura, como nos íbamos a vivir a Egipto, debíamos estar listos para el día y la noche, no dejar de tomar líquido, las duchas deben ser con agua tibia, al salir debemos evitar las horas de frío, en otras palabras, salir por la tarde, que la peor parte del calor ya habrá pasado, y la temperatura es perfecta, nada más.

Nuestras familias nos ayudaron con la mudanza, la madre de Yugi nos iba a acompañar el primer mes, y vendría para el último porque ella tiene su vida en Japón y no le vamos a quitar eso, los primeros meses, mi familia nos ayudó bastante, pues yo también necesité ayuda, ya después estábamos perfectamente acomodados a Egipto.

A partir del tercer mes, las cosas fueron mejorando, Yugi ya no vomitaba más, y el apetito iba y venía, por ejemplo, desarrolló un antojo increíble al asida, que se parece a las gachas de avena, no me sorprende eso, ya que ese postre es especial para la llegada de un recién nacido, pero no se lo diré, por el momento. Mi mamá nos visitaba cada mes para mirar como iba Yugi, como iba yo y así, y yo desarrollé celos hacia mis hermanos, no dejaba que ellos se acercaran a mi esposo ni por error, solo mis padres y ya, nadie más, así que mis padres no permitieron que mis hermanos siquiera se asomaran al patio de mi casa, porque no los dejaba ni entrar.

Yugi seguía yendo al trabajo al igual que yo, hasta el quinto mes él podía trabajar, aunque digamos que no es bien visto aquí como en otras partes del mundo, pero no me importa, quiero que él aproveche lo mejor que pueda, además si se queda desde temprano, sé que se aburriría, así que lo dejo ser feliz. Además solo trabaja mediodía, regresa a la casa a la una de la tarde, almuerza, duerme y a las cuatro ya se acostumbró a salir a caminar, y regresa a las 5:30 que a esa hora yo estoy llegando de trabajar.

En el quinto mes, a los dos ya nos tocaba quedarnos en la casa, pero nos seguían pagando, así que mejor todavía, Yugi seguía teniendo la misma energía de siempre, pero con limitaciones, cuando limpiamos el apartamento, ayuda en lo que puede, y le da fastidio que ya no puede ponerse los zapatos porque ya no llega a sus pies, pelea solo y yo me río de eso, es inevitable, y me acuerdo que hubo una noche, mi madre vino de visita y le trajo toallas higiénicas a Yugi, jamás me había confundido tanto en mi vida, hasta que ella me explicó: " Cuando Yugi estornuda, no puede mantener mucha fuerza y... lo que le pasa a todas las embarazadas, la orina se sale, y se siente cómodo usando eso", me reí, le pregunté a ella y en efecto, con nosotros tres le pasó eso, mi padre de burlaba de ella cuando sucedía en las noches, pues a veces mojaba la cama, con Yugi no ha pasado todavía...

Yugi

Ya estaba por el séptimo mes, hoy me encontraba por fuera, pues la tarde se siente deliciosa por la temperatura y tengo hambre, así que compré naranjas, almendras y manzanas, me encanta comer eso y el postre que adoro, pero como no puedo comer solo dulce, intento comerlo una vez por semana, a veces salgo más temprano porque me encanta extender los brazos y absorber calor del sol, llegué a la casa y acomodé las cosas, después fui a la habitación, que por cierto, Yami dijo que era mejor quedarme en casa, ya que se me dificulta más subir las escaleras, y me acomodé en la cama, me puse un saco ligero y me acosté a dormir.

Cuando desperté Yami estaba al lado mío, lo abracé y me quedé recostado en su hombro, dejé mis manos sobre mi pancita y sentía como mi bebé se movía, me sentía super relajado, además a Yami le encanta estar recostado ahí, pues él dice que en esa parte hay más calor, es como si... todo el calor estuviera ahí, mientras que el resto de mi cuerpo es tibio como siempre ha sido.

Ya en el último mes tuve que pasarlo en el hospital porque querían mantenerme monitoreado, y yo no negué eso, acepté tranquilamente, solo espero que mi bebé no tenga lo que yo tengo, quiero que disfrute cada momento, que no esté tan limitado como yo, porque ahora se entiende, pero cuando eres solo un niño y no puedes jugar bajo la lluvia y salir en la noche y quedarte todo lo que quieras con tus padres... es muy duro. Yami se quedó todo el tiempo, como no le gustaba que sus hermanos vinieran a visitarme, mi mamá y la de él me cuidaban los fines de semana, y Yami se quedaba de lunes a viernes, pasando las noches, a él no le gustaba estar lejos de mí.

Y finalmente llegó el momento, un lunes a las 2:40 de la madrugada, mi bebé nació, no pude sentirme mejor, nuestras familias llegaron corriendo sin importar la hora, y después de un buen tiempo pude ver a los hermanos de Yami, él ya no estaba celoso... casi, lo toleró, y me dieron salida dos días después.

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Ahora Yugi está en casa, nuestro hijo es hermoso, y no tiene intolerancia al frío, cosa que hizo super feliz a Yugi, y ya, y definitivamente dejé de ser... travieso~, por mi familia lo que sea, pero no tengo la mejor duda, gracias a eso tuve muchas oportunidades, entre esas, conocer a Yugi y tener felicidad de verdad.

Travieso~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora