Orgulloso Padre

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     Lucifer, tal cual su padre lo predijo, era una verdadera luz para este maravilloso mundo. Yahvé había construido un palacio etéreo al cual Yahvé nominó como paraíso. Había un trono en donde su hijo, el más bello de todo el universo, podía sentarse y reinar. Por muchos siglos sólo fueron Yahvé y Lucifer maravillados de la evolución de su territorio a Vigilar. Yahvé estaba tan emocionado que sentía escalofríos al pensar que en algún momento, al perecer el mundo que se le dio a Vigilar, Lucifer tendría que quedarse ahí, pues los Vigilantes eran seres independientes a los planetas, eran entes que viajaban de un lugar a otro protegiendo, cultivando y llenándose de experiencias de ver nacer, crecer y morir, planetas, sistemas y galaxias en todo el universo. Inclusive protegen a los mundos a tal nivel que los envuelve su amor y su abrazo a cada una de las criaturas existentes en este planeta. Eventualmente los humanos mortales de este mundo llamaban a su manto protector "Atmósfera".


     

Yahvé consideraba que Lucifer debía vivir una vida plena, no una vida de Vigilante. Ya que debía abandonar a su firma de autor en esta magnífica obra de arte, decidió darle a Lucifer una vida activa en este planeta. Como último don a su hijo, Yahvé le dio la habilidad de moverse entre en plano tangible e intangible, haciendo así a Lucifer un ser único en la creación. Lucifer, fuerte y experto en la manipulación de los planos, logró reverdecer la tierra llenándola de nuevas formas de vida llamadas flores. Con una complejidad infinitamente más envolvente que la de los animales en este mundo, Lucifer volvió a este lugar, La Tierra, un lugar de asombrosa maravilla. Yahvé, todavía cansado de haber cultivado este planeta y su maravillosa criatura nueva, le hizo una caridad más a Lucifer antes de entrar en un sopor que lo haría dormir unos 15 mil años. Confiado de la capacidad de su primogénito, Yahvé le creó una nueva raza de hermanos, no demasiado diferentes a él pero sin su fuerza, su poder, ni su increíble inteligencia. A esta nueva raza les llamó Ángeles.


     

Yahvé despertó de su profundo sueño de recuperación para encontrar al Paraíso en un estado muy diferente al que lo dejó 15 mil años atrás. Una especie de edén de orden y hegemonía estaba notorio en el aire. Aunque eran seres divinos, los ángeles no podían ver todas las facetas del Vigilante asignado a la Tierra de nombre Yahvé. Apenas y distinguían su presencia por su enorme poder y una especie de torbellino de aires oscuros, sin voz ni forma particular. Lucifer era diferente. Lucifer veía a Yahvé por todo lo que era, casi como si él mismo fuera un vigilante por lo que lograba ver una silueta que era a la vez pequeña y a la vez enorme con la pseudo forma de un Ángel de proporciones titánicas. Al mismo tiempo lo veía a lo lejos y al mismo tiempo a su nivel, viéndolo directo a los ojos a quemarropa.

Yahvé deambuló por el edén organizado por Lucifer hasta que se topó con uno de los primeros hermanos de Lucifer, Miguel. Miguel había cambiado. Con una constitución física masiva y por lo menos un metro más alto de los originales 1.90m que Yahvé le había dado al crearlo de polvo estelar y elementos. Sus músculos habían crecido, su mirada era mucho más dura y atemorizante, sus ojos brillaban con una luz indefinida, casi como un mar de lava azul dentro de las cuencas de sus ojos. Yahvé notó las severas diferencias entre sus creaciones originales. La sorpresa y la molestia se apoderaron de Yahvé quién a la velocidad del pensamiento se trasladó al trono de Lucifer.


    La imagen de su hijo perfecto había cambiado demasiado, sus facciones eran mucho más duras, más altaneras, de igual modo su estatura se había alterado aunque su cuerpo no era tan masivo como el de Miguel. El atavío que llevaba puesto lucifer era de un color que solo había visto Yahvé correr en los volcanes en los que corría Lava de volcán. No lo podía creer, su bellísimo hijo había cambiado. Yahvé se dirigió en un idioma que nadie en la Tierra ha conocido a su hijo, al perfecto, al hacedor de luz.

-Lucifer, qué te ha pasado, hijo mío?

-A qué te refieres? No me ha pasado nada. Todo está como siempre ha sido. Quizás haya tomado algunas libertades en tu ausencia para gobernar. Qué opinas? No es maravilloso?

-Qué les ha ocurrido a ti y a tus hermanos? Esa no es la forma en la que yo los creé!

-Eso es cierto. Fue fascinante descubrir que no somos inamovibles, que podemos cambiar, nuestra inmutabilidad es relativa, podemos mejorarnos a nosotros mismos. Podemos perseguir lo que queramos, oh Padre! te has perdido de tanto que he aprendido! Incluso tu último don, el don de viajar entre planos, mira lo que he hecho en la tierra. Lo he llamado "El Jardín del Edén" Es un Jardín donde he reunido todas las cosas hermosas de la Tierra tangible y todo vive en perfecta armonía. Todo es perfecto todo tiene un ord...

-SILENCIO!!! -Lucifer jamás había sentido nada más que amor condicional de su padre, nunca sintió represión, dolor o culpa de él. Lucifer estaba verdaderamente azorado y paralizado por la voz del padre que retumbó en la tierra y en los cielos.- Qué es lo que has hecho con tus hermanos?

-Unicamente los o-o.organicé Padre (tartamudeaba), les di una labor y una responsabilidad. Un propósito a cada uno. Y los entrené para ello, aquellos a los que les encontré familiaridad con la guerra los transformé y los titulé como Arcángeles. Son casi tan fuertes como yo, rápidos, hábiles, aunque no poseen mi inteligencia. A mis hermanos con menos habilidades les dejé el nombre de ängeles, ellos hacen tareas sencillas que no requieren fuerza ni inteligencia, pero son nobles y compasivos y son siempre cooperativos para el bien común de este paraiso.

Aquellos que les gusta preservar las cosas que hemos hecho y gustan de guardar testigo de lo que ya no son, les he llamado Potestades, Peneme, uno de mis hermanos Potestades, creó una forma de guardar para siempre las cosas para que el recuerdo pertenezca a todos los ángeles y no solo a uno, este invento se llama Escritura. -Yahvé se quedó petrificado por las tantas cosas que su hijo logró en estos 15 mil años y Lucifer se pavoneaba con el aparente orgullo de su padre.- También aquellos que pueden guiar, que son líderes desde su concepción, que son capaces de lograr que muchos hagan tareas para que los demás disfrutemos la vida les he llamado Nominaciones.

  -Por último padre, aquellos que han sobresalido por su inteligencia y capacidad de estrategia han sido llamados Serafines. Ellos son los encargados de aconsejar, de guiarme y comunicarme las necesidades de esta tierra para que yo procure, con mi poder, asegurar una vida plena para este Paraiso y para el mundo tangible de la tierra. Así es como he organizado todo para tu regreso padre y los ángeles y arcángeles, todos han sido educados en el combate como me enseñaste tú de tus antiguas batallas. Te he armado un ejército...


   

Yahvé tomó una forma semi angelical luminescente frente a Lucifer cuando terminó éste de hablar. Lucifer sin duda esperaba la aprobación del Padre, esperaba un elogio por 15 mil años de haber hecho las cosas exactamente como él suponía que su padre, el Vigilante de la Tierra, hubiera querido. La figura semi tangible de Yahvé cayó repentinamente en sus rodillas. Entonces todo el paraíso y la creación imberbe en la tierra se llenaron de lluvia. Comenzó a llover un agua cristalina, límpida, clara y casi mágica. Caía a tanta fuerza y tanta presión que los mares enteros se desbordaron. Las montañas rugían, los volcanes erupcionan y un lamento se escuchaba por todos los cielos. En mis billones de años de existencia, Yahvé nunca había llorado de fracaso. La tristeza en su ser era insuperable e inconsolable. Lucifer no entendí qué pasaba con su padre, al principio pensó que lloraba de orgullo, hasta que de pronto la tristeza de Yahvé fue sentida por todos los seres que existían en la Tierra, él incluido.

Lucifer se acercaba a la luz dorada que emanaba de un cuerpo inexistente que yahvé había manifestado para hacerse presente con sus ángeles. Lucifer trató de consolar al padre y de entender lo que estaba pasando. Lucifer se arrodillo frente al padre y tocó los hombros luminosos de la figura delante de él, cual hijo mayor que abraza a su padre cuando su madre muere, tocándolo con el dolor de su corazón pero sin entender lo que ha perdido el padre amado.

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