𝑇ℎ𝑒 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕 𝑤𝑒 𝑚𝑒𝑡

03- Los Holmes.

Todo lo que vio al abrir sus ojos fue a su hermana tirada en el suelo con el cuello sangrando y debajo de ella un gran charco de sangre.

-¿Harriet..? -La llamó con voz débil, obviamente no hubo respuesta.

Las lágrimas comenzaron a llenar su rostro.

-¿M-mama..? ¿Papa..? -De nada servía llamarlos, estaban en el suelo sin vida.

Llorar no los devolvería a la vida.

De repente, unas fuertes manos tomaron su cuello con fuerza, su vista de nubló y solo veía una figura vestida de blanco encima de él.

El pánico y la angustia comenzo cuando comenzó a faltarle el aire.

-NO... NO.. AH -Comenzó a gritar como podía mientras se removía intentando zafarse.

-John.. John.. ¡John! -Una voz lejana comenzaba a acercarse poco a poco.

-JOHN.

-Sus ojos se abrieron de golpe y se incorporó en la cama rápidamente, sudaba frío y su respiración era rápida y frenética, frente a él se encontraba la señora Hudson. -

-John cariño, tranquilizante respira, no pasa nada, solo ha sido una pesadilla.

-Intento tranquilizar la mujer, a su lado se encontraba Mary, mirándolo con preocupación.

John se sentía nauseabundo, tenía ganas de llorar, sus manos temblaban con fuerza.

Sintió los cálidos brazos de la mujer rodeándolo en un abrazo, él cerro los ojos sin decir una palabra, obligándose a sí mismo a no llorar.

"Todo estará bien" eran las palabras que la señorita Hudson repetía una y otra vez queriendo calmarle, pero obviamente no sería así, nada estará bien, solo son palabras.

En la vida de John, nada estará bien.

No hasta que aparezca la persona correcta.

-¡¿SHERLOCK PODRÍAS PARAR CON EL VIOLÍN UN RATO!? INTENTO DORMIR.

-La hermosa melodía continuo sonando, ignorando las quejas y los golpes de Mycroft hacia la puerta de su hermano.-

-¡¡Son las malditas 2 de la mañana Sherlock Holmes!! -Grito todavía molesto.

Eurus se encontraba detrás de Mycroft, la niña de 6 años se encontraba escuchando tranquilamente la melodía.

-A mi me gusta-

-Vuelve a la habitación Eurus. ¡SHERLOCK!

Al fin la puerta se abrió, mostrando al chico de cabello negro rizado en la puerta junto a un violín.

-Si tanto te molesta, ya te lo dijeron padre y madre, ponte tapones para los oídos.

-No voy a ensuciar mis delicados oídos para eso. -Se quejó Mycroft.

-Entonces quejate y grítame lo mucho que desees, no pienso parar.

Sherlock cerro la puerta después de decir eso y de nuevo la melodía se volvió a escuchar.

Mycroft se quejó y camino hacia su habitación de nuevo, deteniéndose por unos segundos al ver que su hermanita no había vuelto a la habitación.

-Vamos Eurus.

-Yo también quiero tocar el violín.

-Hay cosas más importantes que aprender a tocar un instrumento musical.

-Pero cuando Sherlock muera, ¿quien tocará el violín entonces?

-Mycroft no dijo nada hacia la tenebrosa pregunta de su hermana, el solo la tomó y se adentró a la habitación compartida con ella.