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Renjun contiene su risa ante Kunhang, su rostro es indescriptible y de un segundo a otro piensa que el mayor se ofenderá y le lanzara el anillo, pero en todo caso él ha cumplido, le ha entregado el regalo de parte de un soldado, no sabe decir si el profesor está sorprendido u ofendido, porque lleva más de un minuto examinando el anillo y dándole vueltas en sus manos, Renjun está a punto de irse cuando Kunhang carraspea y lo hace detenerse.

—¿Cuál es su nombre?— le pregunta pero Renjun no puede delatar a Dejun, niega y sigue tomando a su pequeña hermana de la mano, es día de clases y su hermanita no deja de saltar saludando a las maestras que pasan a un lado. —¿es un soldado? ¿de esos que mataban en la guerra hace apenas cinco años?

Bueno, si Dejun ya estaba enlistado desde los 10 años eso podría ser cierto, pero hasta eso era una exageración, era un soldado que resguardaba, que hacían cumplir la ley a falta de policías , no mataban y quizás nunca lo habían hecho, o al menos lo dudaba del tierno Yukhei y su sincera sonrisa, o incluso de Dejun que era más inocente de lo que aparentaba. Al final, entre los tres el único capaz de hacer algo devastador era Renjun, quien se caracterizaba por ser un buitre (y un traidor) Pero al menos, la pregunta de Kunhang le ha dado una pista de lo que el mayor piensa, porque Kunhang ya es un adulto de 23 y pensara que alguien de su edad o mayor se interesaría en él, no un chico de 15 años.

—Tengo que dejar a mi hermana en su clase.— Anuncia dando la vuelta y llevándose a su hermana, Kunhang lo entiende porque él también tiene cosas que hacer, deja entrar a los pequeños niños al salón y guarda el anillo en su bolsillo. Su pequeña hermana lo mira con curiosidad, ella quiere saber. —No preguntes, son cosas de adultos.

—Yo soy una adulta— dice ella llevándose inconscientemente un dedo a la boca. Es un mal hábito, un trauma del que no se han podido deshacer él y su madre, quizás ya sea una pequeña obsesión que hace de la niña un objetivo para las burlas de los demás pequeños. Renjun le saca el dedo de la boca y le da un suave manotazo como advertencia.

—Los adultos no se chupan el dedo.— Habla limpiando el pequeño pulgar ensalivado de su hermana. —Y no son tan bajitos como tú.

—El señor Doyoung es bajito y es un adulto.

Renjun se ríe con discreción, su hermana tiene razón, Doyoung es bajito para ser un adulto, y por eso su hermana tiene la imprudencia de un niño y se lo echa en cara cada que consultan, pero para suerte de la pequeña, Doyoung solo se ríe y le entrega un dulce, regalos que le entrega a los niños que pueden consultar o de los que se apiada para salvarles la vida, porque una visita con el doctor es eso, una ventaja para sobrevivir. De repente la idea más estúpida le llega a la mente, la deja ir de inmediato, cuando su hermana lo toma con fuerza de la mano.

Renjun eleva la vista y coloca a su hermana tras de él, no quiere parecer sospechoso, solo quiere que su pequeña se sienta protegida y no expuesta ante los soldados que cruzan en medio de los pequeños cuartitos que se supone son salones, ellos marchan examinando el lugar, no sacan a los alumnos de los salones ni preguntan a los maestros, solo caminan y ellos se tienen que detener. Su hermana se refugia detrás de sus piernas y Renjun se apena, se apena porque sus piernas son demasiado delgadas como para ocultarla bien, como para darle seguridad, en ese momento resiente su delgada complexión y lo débil que lo hace notar. Busca entre los soldados a dos rostros familiares, quizás como un consuelo, pero no los encuentra asi que los deja pasar.

—Vamos, llegas tarde a clases.— murmura cuando los soldados pasan de largo. Arrastra a la pequeña porque no responde de inmediato, ella tiene que asistir a clases, pero cuando esta en la puerta ella se detiene, quizás porque el soldado que esta de pie en la esquina la intimida. —Tienes que entrar, yo regresare por ti más tarde.— trata de convencerla casi susurrando, pero ella no se suelta. —Dijiste que eras una adulta.

SUCIO (adaptación NoRen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora