Una búsqueda helada

Capítulo 8 : El beso de un hombre muerto

Era la hora más oscura de la noche cuando Harry fue despertado de su sueño intermitente por fuertes sonidos de bocina. Supo inmediatamente lo que estaba pasando. ¡Los noruegos estaban atacando! Había pasado una semana desde que el sirviente Rupert le había advertido precisamente eso. ¡Y ahora haría lo que debería haber hecho hace mucho tiempo!

En cuestión de segundos, Harry saltó, se vistió y salió furioso de su habitación, con su varita lista para la batalla en la mano.

Harry sabía adónde tenía que ir. Corrió por el pasillo del castillo, pasando por ventanas a través de las cuales podía ver el cielo nocturno lleno de estrellas. Fue una vista pacífica. Pero los gritos y explosiones que resonaron en Harry desde la distancia, haciendo temblar las paredes, le dejaron muy claro que el castillo estaba bajo el dominio de un cruel acto de violencia impulsado por la avaricia.

Harry giró en una esquina y se encontró con dos criadas de cocina que huían presas del pánico por el ruido de la batalla. Harry comenzó a gritar: "¡Huye! ¡Huye del castillo! ¡Díselo a todos los que conoces también!"

No sabía si lo entendían, porque simplemente pasaron corriendo junto a él, pero no podía permitirse el lujo de demorarse. Siguió corriendo, subió un tramo de escaleras, luego bajó otro y llegó a otro pasillo. Maldito castillo con su trazado laberíntico. Con suerte, al menos les ayudaría contra sus atacantes.

Harry estaba persiguiendo por un pasillo cuando la pared a su derecha de repente se derrumbó. Varias figuras entraron por el agujero así creado. Harry no dudó ni un segundo y arrojó varios aturdidores a los atacantes. Siguió corriendo sin esperar a ver si los había golpeado. Las maldiciones pasaron zumbando por su cabeza, tan cerca que sintió su fuerza a través de su cabello.

Y también escuchó una voz familiar: Ole, uno de sus guardias noruegos. "¡Ahí está Potter! ¡Mátalo, mátalo!"

Harry simplemente siguió corriendo. Adelante, adelante. ¡Salvar a Daphne era lo único que importaba!

Bajó apresuradamente el siguiente tramo de escaleras y se vio envuelto en un repentino estallido de lucha. Relámpago disparado desde varitas. Metal, astas y cuernos perforaban los cuerpos humanos. Fragmentos de piedra volaron por el aire como metralla. Fue un caos cruel, pero Harry rápidamente se dio cuenta de que los defensores eran superados en número.

Harry se abrió paso por el pasillo. Esquivó las maldiciones de los atacantes lo mejor que pudo y les arrojó aturdidores cada vez que surgió la oportunidad.

Gritos perforaron el aire:

"¡Hay demasiados!"

"¡La puerta oeste ha caído!"

"¡Estamos siendo invadidos!"

Pero por encima de todo resonó la voz atronadora de Rudolphus.

"¡Lucha! ¡Lucha por tu país y por la Reina! ¡LUCHA Y MUEREEEEEEEEEEEEEEEEEEE!"

Con eso, el capitán de la guardia galopó hacia un grupo de enemigos, con la cabeza y las astas bajas en ataque. Harry no vio lo que estaba pasando, sólo escuchó los gritos de miedo de los magos noruegos mientras seguía corriendo.

Cuando los muros del castillo volvieron a temblar con una explosión, bajó corriendo la gran escalera hasta el patio del castillo y desde allí salió al exterior, donde de repente una figura oscura apareció ante él. Harry agitó su varita hacia arriba y se detuvo justo a tiempo para reconocer la figura. Tanto el alivio como la ira se apoderaron de él.