1 (El bebé)

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En la oscuridad de la noche, un ser corría a toda prisa, tratando de perder a quienes lo seguía, mientras intentaba no despertar al niño que tenía en brazos.
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-Akaza -llamo su señor, sacándolo de su trance. –Dime, ¿Cuánta información pudiste obtener sobre la ubicación de <Úbúyashiki>- demandó imponente el demonio superior, moviendo en sus manos tubos de ensayos llenos de líquidos de todos los colores, atento a su sirviente.

-“Mi señor”- pronunció, tranquilo pero aterrorizado el demonio, consiente de no haber logrado su misión –“Mi señor, lo lamento, le he fallado, no importó cuanto torturase a cada cazador, o persiguiera cada Kakūshin, ellos simplemente no decían, o no mostraban donde es el escondite de <Ūbūyashiki>”-.

El ambiente, el cual ya era oscuro, se volvió aún más perverso al son de un cristal roto en manos de “su” señor.

-“Akaza…Akaza…¡AKAZA!”- grito enojado el auto coronado ‘Rey Demonio'-“A pesar de haberte dado una simple tarea, ¡fuiste incapaz de cumplirla!, y aún así, ¡te atreves a mostrarte delante de mí!”-.

Sin mover un solo dedo, el cuerpo entero de ‘Akaza' comenzó a sangrar y abrirse sin parar, a pesar de los demonios tener la habilidad de regenerar su cuerpo, este no era el caso, pues “su” ‘Rey' se lo había prohibido.

-“Fuera”-

Ordenó el rey, haciendo que una nota músical resonara en el ambiente, arrojando luego a Akaza por una puerta y tirandolo a la oscuridad de un bosque.

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Se sentía humillado, deshonrado, pero ante nada, debilitado.

Decidido, fue en busca de una presa de la cual alimentarse para poder regenerarse.

En el interior de ese oscuro bosque, había una lejana cabaña en la cual una mujer se encontraba paseando a su hijo en el pórtico.

Eran un objetivo fácil, pero sin embargo, para alguien que se rehúsa a comer carne de mujeres y niños, esa presa es un retundo no en su dieta.

Decidió solamente ignorar a la madre y su hijo.

Dando vueltas por todo el bosque, durante toda la madrugada hasta hartarse de no encontrar nada, ¿tan desolado debía estar el lugar justo cuando el tenía necesidad de comer?.

Regresó por donde vino, observando desde lejos la cabaña antes vista, percatándose esta vez de un ligero olor a sangre.
Lo iba a ignorar, es un día más siendo demonio, pero sus sensibles oídos captaron el sonido débil de suplica de aquella mujer.

“por favor… alguien… ayuda… “

Por alguna razón sus piernas comenzaron a moverse sin que el lo permitiera, y cuando se dio cuenta estaba dentro de la cabaña, yendo hacia el olor a sangre femenina que se lo ordenaba.

Al entrar en lo que reconocía como una biblioteca, no vio un demonio, si no a un hombre el cual tenía un hacha, mirando hacia una esquina, desprendiendo una presencia llena de ira la cual le asqueaba.

-“¿porqué?.... ¿Porqué tuviste que casarte con el?...”-

Repetía sin cesar el hombre, haciendo que no fuera difícil para Akaza comprender.
Un fuerte golpe suyo fue suficiente para asesinar al hombre, explotándole la cabeza en mil pedazos.

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