Ipse [BSDxJJK] (Osamu Dazai x Satoru Gojo)

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PASADO (5) - ENVIDIA Y PROMESAS

3 de Mayo de 1998             15:32 p.m

Bien. Cabe aclarar que él no tenía nada que ver con todo esto. ¡Simplemente estaba paseando, por el amor de dios! ¿Se ve siquiera como alguien problemático? ¡NO! Por eso no entendía como había terminado así.

ZUM. ZUM. ZUM.

El cuerpo de Shūji estaba terrible-mente tembloroso.

ZUM. ZUM. ZUM

Sus ojos se llenaron de lagrimas que se negó a derramar, ni una solo.

ZUM. ZUM. ZUM.

Se lo merecía, no conocía el motivo, pero si eso le decían así debía de ser, se repitió a sí mismo, intentando convencerse de que era merecido tal trato.

ZUM.

Se oyó un último ruido seco. Shūji sentía como toda su espalda ardía, provocando más lagrimas las cuales, aún, se negaba a soltar. La primera vez que había experimentado esta situación fue hace unos meses y, cuando soltó un grito, alargaron su tormento, por lo que desde esa vez Shūji aprendió la lección intentando mantenerse lo más silencioso posible.

- Uhm, al menos pareces saber que lo que has hecho esta mal, como todo lo que haces. - Lo último lo susurró con una risilla algo siniestra. Una voz que para unos podía alcanzar a sonar dulce pero que al peli-castaño solo le llegaba a producir náuseas.

¿Qué ha hecho que fuera tan malo para merecer que le atizaran en la espalda? Shūji no tenía esa información ni intención de preguntarlo, temeroso de que su castigo empeorara. Esperó en silencio, aún arrodillado, a que se fuera. Agudizó el oído, escuchando el traqueteo de los tacones alejarse.

Soltó un suspiro, seguido de un quejido de dolor al intentar moverse.

Como pudo se levantó tambaleante, se puso la camisa blanca que portaba antes y se marchó entre tropiezos, despacio, soltando un que otro lamento.

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16:01 p.m

Shūji se limpiaba y desinfectaba las heridas de su espalda como podía enfrente de un espejo, gracias a su flexibilidad de niño más la recompensa de los ejercicios que le obligaban a hacer para aumentarla pudo llegar a todas las heridas. Mientras, su mente divagaba en los acontecimientos de los últimos meses.

1º. Exorcizó una maldición que aparente-mente sentía sentimiento más allá de odio y rencor.

Eso era raro. Y lo decía Shūji, la representación de lo raro. Si alguien se enterara y llegara a sus padres... 

Escalofrío.

Sería tachado de hechicero rebelde o malvado. No era normal. Las maldiciones no son capaces de sentir tales emociones. ¿Qué hacía a esa maldición diferente?

Shūji cerró los ojos, imaginando el desprecio en los ojos de sus hermanos mayores si se enteraran de su encuentro con la maldición.

Pero era imposible de que alguien se haya enterado, ya se cumplía más de un año desde ese encuentro y no había pasado nada.

Pasó al siguiente punto.

2º. Tiene una habilidad, que también funciona con la energía maldita.

Bueno, eso explicaba el "accidente" de su nacimiento. Solo pensarlo hace que el peli-castaño sienta una presión desagradable en su pecho, ahogándolo.