•| Into you |• Chestappen/Perstappen

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Una mirada podía decir muchas cosas y muchos solían decir que cuando las miradas se encontraba, era porque buscaban algo

Verstappen se negaba a creer en ello. La noche había llegado a Las Vegas pues allí se daría la penultima carrera; y en un par de semanas se daría por terminada la temporada

Eso implicaba que vería escasamente al dueño de sus pensamientos. Sergio Pérez. La vida se burlaba en su cara con tal solo el recuerdo de ese Omega de veintidós años risueño y hermoso, porque lo era, pese a su carrera, su casta lo hacía lucir delicadamente hermoso.

Durante esa mañana hizo todo lo que tenía que hacer, pues proto tendría que volar a Abu Dhabi donde se daría la última carrera, y volver a Mónaco donde pasaría las vacaciones con sus hijos. La mirada del Alfa se posó sobre su pequeña hija, Charlotte quien lo esperaba para acompañarlo a la carrera haciendo sonreír a su padre.

—Ya estoy lista, papá- anunció la pequeña con una coleta que él mismo le habia hecho.

—¿Te portarás bien, no es así?- pregunto mirándola asentir con una sonrisa brillante en sus labios antes de tomar la mano de su hija y salir de aquel lugar hacia su auto y partir hasta el circuito.

Charlotte era la mayor de sus dos hijas, tras su divorcio con la madre de sus hijas, la que más había sufrido era su pequeña hija mayor, quien solía preguntarle sobre el amor que sentía él hacia ella y su hermana tras la disolución de su matrimonio con su ex esposa. Emilian sabía que había sido un golpe duro. para la mayor de sus cachorras que ahora lo único que solía hacer era demostrarles que ese divorcio no cambiaba el amor que tenía por sus hijas.

Una de las razones por las que guardaba su mayor secreto tras su atracción su compañero de equipo. Y una de las razones del porqué su matrimonio se disolvió además de la falta de confianza y la poca estancia que tenía en casa con quien fue su esposa y sus hijas.

Su carrera como piloto lo limitaba del tiempo libre que un Alfa normal podría tener con un trabajo normal, sin embargo, su carrera no lo era. Él era un piloto de uno de los equipos de la Fórmula 1. Lo que consumía la mayor parte de su tiempo, pero eso no fue lo único que disolvió aquello, también fue la desconfianza que su ex esposa puso en él y sobre todo cuando el Alfa neerlandés le confesó que había conocido a su destinado.

Era algo que eso no lo podía ocultar, pero si evitar.

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S.P

El Omega se encontraba realizando algunos ejercicios previos a la carrera. La noche estaba un tanto fría pero, la emoción y la adrenalina corrían por todo su sistema, pues con suerte esa noche se coronaria como el subcampeón de la Fórmula 1. Algo cerca a lo que había deseado desde los once años, pero podía representar a su país.

Ser Omega era una desventaja para su carrera o era lo que la mayoría creer, la sociedad siempre imponía que un Omega debía estar en una casa, gestando cachorros y esperando todos los dias para que su Alfa llegara. Sergio jamás quiso eso, quería competir y ser conocido como uno de los mejores pilotos, como lo era Sebastián Vettel, un Omega que a pesar de las criticas resurgió como el Ave Fénix desde las cenizas. Eso quería Checo, quería ser conocido.

Por supuesto, sus planes se vieron afectados cuando conoció a cierto Alfa que lo ponía nervioso con tan solo su presencia. Un Alfa que era mayor que él, un gran piloto y al que la mayoria ya consideraba una Leyenda en el motorsport, un Alfa que su porte humano le gritaba que era prohibido, pero que él quería.

—¡Max!- el grito de uno de los ingenieros lo hizo girar en dirección al hombre que ponía sus nervios a flor de piel.

No venía solo, traía a su bonita y tierna hija sobre sus hombros cargándola. La pequeña reía y el parecido con su padre era innegable; el Omega se detuvo de sus revisión para mirarlo desde la distancia, los músculos de sus brazos se flexionaban por el esfuerzo de cargar a su hija y aquella camiseta negra estaba ceñida a su cuerpo, sus ojos claros brillaban al igual que su piel bajo la luz. Maldiciendo internamente lo sexy y atractivo que le resultaba ese Alfa