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Los primeros rayos de sol tocaron tierras americanas, en especial en Las Vegas donde aquellos fuertes rayos comenzaban a filtrarse entre las cortinas color crema de aquella habitación. Sergio se removió ligeramente sobre aquella cómoda cama bajo su cuerpo mientras se removia en aquellas calientes y suaves sábanas que cubrían la mayoría de su cuerpo desnudó, intento sentirlo a su lado y darle un abrazo cuando su subconsciente supo donde había terminado en la noche y al no encontrarlo abrió los ojos buscándolo por toda la habitación.

Sus ojos recorrieron aquella habitación mientras ciertas partes de su cuerpo dolía ligeramente al recordar aquel salvajismo con el que aquel Alfa dominante lo había cogido toda la noche; habían despertado a mitad de ésta aún con Max dentro suyo y el Alfa había dado los primeros pasos para tomar una segunda ronda de sexo duro y profundo que terminó con el cuerpo deshuesado del Omega respirando con dificultad tras sus dos orgasmos casi seguidos que lo había hecho tener.

Las mejillas del mexicano se pintaron de un ligero color amapola que lo hizo recordar todo lo que había sucedido la noche anterior, su mano fue directamente a su glándula donde pudo sentir aquella marca fresca. Eso lo hizo levantarse y acercarse hasta el espejo de la habitación y la miró, tenía un ligero color rojizo y estaba cicatrizada luego de que su propio Alfa la curara sin impedimentos.

Ay joder- jadeo el Omega con una sonrisa en sus labios en aquel lugar con las sábanas envueltas en su cuerpo.

Tenía una marca y muchísimas más marcas de manos y mordidas regadas por todo el cuerpo, pero había una en especial que no podía evitar quitar la mirada de ella. Sentía el lazo, fuerte y sano en lo profundo de él, podía sentir la misma emoción que sentía viniendo de su Alfa, haciéndolo sonreír mientras su lobo agitaba su cola feliz de haber sido marcado por su destinado.

Los problemas no pasaban ahora por su cabeza o todo lo que eso significaba.

Pero no para el hombre que acaba de entrar al apartamento con dos cafés con algunas cocas tradicionales y representativas de América. Emilian se posó en el marco de su habitación viendo al joven Omega mirarse y admirar la marca que había dejado en su bonito y blanquecino cuello la noche anterior. Dejo lo que llevaba en una mesa ratona en el centro de aquella habitación y camino hasta él, envolviendo los fuertes brazos del neerlandés en la cintura del más bajo que no dejaba sonreír.

Hola- saludó el más joven con una brillante y hermosa sonrisa en su rostro que hizo que los ojos claros del mayor se centraran solo en él

Hola, Checo- le devolvió el saludo dejando un beso en la sien de Pérez  quien sonrió girándose hasta él. —Traje cafés y cocas.

El Omega miró la bolsa que le tendió el Alfa y tomó lo que había dentro para darle un mordisco por el hambre que sentía al recién levantarse y tomar asiento sobre el regazo del Alfa cuando éste lo hizo sobre la cama.

Hay reporteros abajo, Sergio- informó el Alfa en un susurro mientras revisaba su celular descuidadamente antes de regresarle su atención al feliz y sonriente omega en su regazo. —Seguramente están esperando que yo salga hacía el aeropuerto directo a Abu Dhabi.

La sonrisa del rostro del más joven se borró cuando el Alfa dijo aquello. La última carrera, lo había olvidado, había olvidado que debían separarse por una semana y estar lejos uno del otro, eso era el peor castigo para un Omega recién marcado y un Alfa que marcaba, sobre todo si ambos eran destinados.

Sergio sabia que la marca que Max había dejado sobre su cuello era la primera del Alfa, no era mentira que no sabía que la ex esposa de éste no lo había dejado marcarla por ser Beta, su resistencia a una marca de un Alfa dominante era menos que la de un Omega dominante o un Omega normal. Mucho menos que la de su Omega destinado

•| Into you |•  Chestappen/Perstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora