El club

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A la mañana siguiente me desperté y me metí a bañar, aún tenía que ir al instituto, solo porque mi sueño es recorrer el mundo sino aventaba todo por la borda, arreglé mis cosas y salí en camino. Al llegar a mi salón note que todos mis compañeros estaban felices por algo, tanto que hablaban sobre ello aunque no me importa en lo absoluto sobre lo que planeen o quieran hacer, en ese momento se me acerca Ronaldo, un chico amable al que todos tratan mal o solo le hablan por ser un poco nerd, así que lo manipulan para que les haga trabajos, muchas veces lo defendí de varios compañeros que trataban de golpearlo cuando él no quería hacerles trabajos y desde esas veces piensa que somos un tipo de amigos o algo así.

-Oye amigo, ya casi viene la fiesta de graduación- me dijo muy contento por esa dichosa fiesta.

-Lo sé, pero nosotros aún nos falta un año para graduarnos ¿Recuerdas? -

-Pero a mí se me hace muy emocionante, podemos convivir con gente de otros semestres-

-Ronaldo... aunque no haya una fiesta puedes hablar con personas de otros semestres-

-A veces eres algo directo y duele un poco ¿Sabes? - no me importaba, solo quería que me dejara en paz, trataba de leer un poco, pero estaba él ahí invadiendo mi espacio personal.

Durante las clases llegó Tiffany, la organizadora de aquellas fiestas que siempre quería hacer lo más extravagante posible, muchos se apuntaron estar en su club para planear la graduación de ese año, no prestaba tanta atención a eso hasta que escuché mi nombre.

-Oliver, Karla y yo nos podemos encargar de decorar el salón- gritó Ronaldo junto con otra chica que no sé quién es.

- ¿Qué? Yo no quiero estar en esas cosas- dije alzando la voz porque en primera no me gusta estar metido en esos líos, además de que odio las fiestas.

-Anda Oliver, ayúdanos con esto, nos falta demasiado personal- me dijo Tiffany casi suplicando, y al parecer se veía que no tenía nada de gente para ese trabajo.

-Está bien, pero de una vez aclaro que yo no sé nada de esas cosas, y si algo sale mal no me echen la culpa, se los advertí desde el principio- al final acepté porque me sentía presionado por las miradas de todo el grupo, mientras Tiffany decía los horarios de reunión yo pensaba en lo mal que pude haber hecho que hizo que el destino me castigara con esto que no es para nada mi estilo.

Resulta que ahora tenía que quedarme de lunes a miércoles después de clases para ver la organización de la supuesta decoración del salón y tuve que mover mi horario sobre practicar guitarra después de clase, lo que hacía que estuviera de mal humor durante ese tiempo, éramos cinco personas a cargo de eso, para mí parecer siento que sería un poco difícil hacer todo esto porque para empezar yo no sé nada sobre decorar.

- ¿Por qué me metiste en esto? - le pregunte a Ronaldo cuando se sentó a un lado de mí.

-Oliver, necesitas socializar un poco, y que mejor oportunidad que esto para hacerlo- después de esto sentí como un tipo de enojo porque me estaban obligando a algo que no quería y cuando estaba a punto de pararme y mandar todo a la mierda se abrió la puerta del salón, entro aquella chava de pelo azulado muy sonriente saludando a todos y los demás devolviéndole el saludo. Nunca en mis dos años estudiando aquí la había visto, no sabía que aquella que me empujo en la central estudiaba aquí mismo, y para mi sorpresa ahora estaríamos en un mismo club que comienzo a odiar, en ese momento me volví a sentar inconscientemente y comencé a poner atención a lo que decían, querían decorar el salón con muchas flores y una gran bola que brilla en el centro, le añadirían una fuente de chocolate además de muchos tipos de telas de colores que aún no sabían elegir.

- Azul- les dije para que al menos tuvieran una idea para que elijan un solo color y termine todo esto.

-Podríamos combinarlo con un color plateado para darle brillo- respondió una voz dulce desde el otro extremo del salón, era aquella chica de la estación me quedo mirando y por su expresión note que se acordaba de mí, no le tome importancia y seguí mirando mi teléfono, ver videos de gatos era más interesante que escuchar sus peleas sobre la decoración de una fiesta a la que obviamente no asistiré.

Cuando por fin terminó sali algo frustrado de aquella reunión, tenía que llegar rápido a mi casa para practicar guitarra, leer un poco o hacer algo ya que todo mi horario se había desordenado gracias a fabuloso plan de Ronaldo de meterme a un estúpido club que solo me quita el tiempo. En el camino note que alguien se estaba mudando al mismo edificio donde vivíamos con mi hermano, por lo regular suelen llegar personas profesionales demasiado serias como para no dar los buenos días si van en el mismo elevador. Cuando llegue a mi piso los encargados de la mudanza salían del departamento de enfrente del de nosotros, un señor de unos cuarenta y cinco años les pago por sus servicios y detrás del salió alguien que no me imaginaba; era la chica de la estación.

Con ella aprendí a sonreír Donde viven las historias. Descúbrelo ahora