Capítulo 21.

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Agarro mi bolso del sillón y salgo corriendo al auto donde esta mamá esperando.

Hoy me he levantado muy tarde, por ende, le dije a mamá que me llevará. Tengo examen de química, es el último del año. Ya hubiera terminado los exámenes, pero falte dos días por lo de Nico, y me los tuvieron que reponer.

Ya en el auto agarro el cuaderno y empiezo a estudiar un poco más, mientras me tomo mi jugo de naranja y me como una galleta.

Ya ha pasado una semana desde el accidente de Nico, he ido a verlo todos los días. Como quisiera decir que ya ha despertado, pero no, no lo ha hecho. Los médicos dicen que es normal, por el golpe que tuvo en la cabeza no se extrañan que siga en coma. También se debe un poco a que lo tienen sedado, dicen que no es buena idea que este despierto en estos momentos, ya que; cuando se despierte se va a desorientar y eso podría ocasionar más problemas de los que ya tienen.

Los médicos dijeron que van a esperar unas semanas para ver si le quitan la anestesia que le han puesto y ver como hacen para ver si puede despertar del coma.

Bajo del auto después de despedirme de mamá, me dirijo al salón de clases dónde me toca hacer la reposición del examen. Estoy muy nerviosa.

Me siento en el pupitre y saco todo lo necesario.

Veo como entra una profesora que nunca he visto, pero se ve que no es muy amable, ya que, tiene cara de que si desvío la vista de la hoja de papel para ver la ventana me quitará el examen o hará algo peor. Mejor no me aseguro de lo que puede llegar a hacer esta señora.

Sin decir absolutamente nada, me pone las hojas del examen en el pupitre. Veo las hojas con el ceño fruncido, escribo mi nombre donde corresponde y empiezo a hacer el examen.

Cuando termino el examen guardo todo en el bolso, me pongo de pie y pongo el bolso sobre mi espalda, le doy las hojas del examen a la profesora y salgo del salón.

Me encamino a la salida del colegio, dónde se encuentra el auto y mamá.

Subo al auto sin decir nada, me pongo el cinturón de seguridad, espero a que mamá arranque el motor del auto y no vayamos, pero no lo hace. Me giro lo suficiente para ver a mamá.

Lilian me está viendo con el ceño fruncido. Enarco una ceja antes de hablar:

—¿Qué paso? —indago.

—¿Se puede saber por qué te subes al auto sin decir nada? —dice ella indignada.

—¿En serio? —Eleva una de sus pobladas cejas—. ¿Qué querías que te dijera?

—No lo sé, tal vez: Mamá me fue bien en el examen, no te preocupes. —Imita mi voz.

—Esto debe ser una broma —musito mientras suelto una carcajada.

Detengo mi risa cuando veo que mamá no se ríe, me ve como si quisiera matarme.

—Bueno... me fue bien en el examen, no te preocupes mamá —digo de forma perezosa—. Ya podemos irnos.

Lilian me da una cálida sonrisa y asiente. Arranca el motor del auto y empezamos camino a nuestro destino; el hospital.


...


Me encuentro en la sala de espera, al parecer no puedo entrar a ver a mi hermano, porque le están haciendo unos exámenes. Mamá no está, tampoco papá, estoy sentada en una de las sillas sola.

No he visto, hablado, tampoco sé nada de Smith. No hablamos desde el día que me conto lo de Ximena, en la habitación del hospital. No les voy a mentir, me ha dolido. Me ha dolido saber que todo lo que él me había hecho creer fue mentira, una tonta mentira.

Verano otra vez. [Terminada.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora