Capítulo 26.

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Este capítulo es uno de los más importantes de la historia, solo hablara del pasado, ¿okey?

*Importante: Presten mucha atención a esta parte del pasado.

Quiero que saquen sus conclusiones.

Voy a jugar con su memoria, en este recuerdo hay algo muy IMPORTANTE (una pista), que ayudara al final.

Y recuerden, todos tienen una máscara que ocultan muy bien.

(Besitos)

Ahora sí, a jugar.

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Mini especial.

                              6/9.


Narrador omnisciente.

13 años atrás.

12 de mayo del 2005...


                                                   Un experimento psicópata.


El sonido de la cuchara de metal chocando con la taza de vidrio es lo único que suena en la cocina.

Hay un niño de cabello oscuro sentado, comiendo una taza de cereal, su cereal favorito.

Su madre se encuentra en la habitación del niño ordenado la ropa del niño, pues este quiso vestirse solo y ha desordenado toda su ropa.

La mujer castaña maldice por lo bajo al ver que el desorden que saco el niño es enorme.

El padre del pequeño ha salido a comprar unas cosas que su esposa le ordeno, él reprocho un poco, pero, al final accedió para mantener feliz a su hermosa esposa.

El niño termina su plato de cereal, y como puede, baja del banco y se dirige al lava-trastes, ahí deja sus trastes y se dirige a la sala. Cuando va a encender la televisión, escucha como alguien toca la puerta.

El niño se va dando saltitos como un conejo, de forman muy tierna y adorable, y abre la puerta. Ve a un hombre vestido con un traje azul, trae una bolsa blanca en su mano. El niño reacciona después de unos segundos y corre a los brazos del hombre, el cual le corresponde al abrazo de inmediato.

¡Papá! —chilla el niño emocionado.

El hombre se separa un poco de él. Le acomoda el cabello al niño con una de sus manos, mientras que con la otra lo sostiene para que no caiga, le da un beso en la frente y habla:

—Mi pequeño retoño —dice él, luego le da un vistazo a la vestimenta del niño—. ¿Quién te ha vestido? —dice con diversión y enarca una ceja.

—Mamá me ha dejado vestirme solito.

Su padre le apretuja una de sus mejillas regordetas y rojizas.

—¿Tu madre?

—Sí, lo he dejado y mira cómo se ha vestido. Llevo más de media hora ordenando el desorden que ha sacado —dice la mujer castaña, bajando por las escaleras de la casa.

El hombre suelta una carcajada.

—Mi hermosa rosa seca —dice él viéndola con ojos de enamorado.

Verano otra vez. [Terminada.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora