Capítulo 25.

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Recuerden: No todo es lo que parece. No quiero que después se anden quejando por lo que llegue a pasar, y no sea lo que ustedes querían.

Pista: Recuerdan el papá de Amanda, él ...

*Se va corriendo*

(Besitos.)

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Mini especial.

                           5/9.


Amanda.


Bajo del auto y veo el cartel que está en frente de mí.

Café Rosa Pastel...

El cartel es grande, de un tono celeste, y sus letras están en cursiva y son de color negro.

A mí lado está Smith, volteo para verlo y veo que está viendo el cartel también.

Nos adentramos al local.

Smith y yo hicimos las paces hace dos semanas.

Venimos a tomar un café juntos, y luego irnos al cementerio.

Nico está sedado, mamá me ha dicho que lo sedaron al día siguiente del que despertó de coma, dice que los médicos le dijeron que había tenido comportamiento extraño y decidieron sedarlo, para que no se hiciera daño.

Una mesera se acerca a nosotros y nos toma la orden.

—¿Cómo está Nicolás? —Cuestiona Smith.

—Según lo que dice mamá; bien.

—¿Lo que dice mamá? —Asiento—. ¿Pero tú no lo has visto?

—No. Mamá no me ha dejado, dice que no está en las mejores condiciones para que yo lo vea.

—Ah ya. No sabía que tu mamá no te dejaba verlo.

Como no sé qué decir; me limito a asentir con la cabeza.

Veo como la mesera se acerca con nuestros cafés. Le agradezco en voz baja cuando me da mi café.

Doy un pequeño sorbo a mi café. Está delicioso. Es perfecto para el frio de invierno.

Ya casi es navidad y no la pasaremos como los otros años, en familia. Nico está en el hospital y papá está en un viaje de negocios. A veces pienso que papá está más tiempo en viajes de negocios que en casa, y eso me entristece un poco.

He decidido decirle a Smith que pase la navidad con mamá y conmigo, porque él también la iba a pasar sin su familia.

—¿Te ha gustado el café? —me pregunta Smith.

—Sí, está muy bueno —digo mientras asiento con la cabeza.

—¿Está o estaba? —dice él, con gracia.

Miro mi taza de café y me doy cuenta que ya me lo he tomado todo. No sé por qué, pero es me avergüenza un poco, el color carmesí se apodera de mis mejillas.

Smith intenta reprimir una risa.

—Perdón, es que sí estaba bueno.

—No te disculpes —me regaña—. El café que te terminaste fue el tuyo, no el mío.

—Estúpido —espeto, con diversión.

—¡Oye! Esa boca Amanda. —Se acerca un poco para susurrar—: Quieres que te calle, y no de la manera más convencional— dice, y logro entender perfectamente a lo que se refiere.

Verano otra vez. [Terminada.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora