Sakura una chica dulce que tras un accidente prefiere ocultar su verdadera apariencia de todo el mundo, pero cuando cumple dieciocho años, su madre toma la decisión de volver a su cuidad natal para de esa manera ayudar a su hija.
La única que conoce...
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Orochimaru ingresó junto con Tsunade en su departamento a unas cuantas calles de su antigua casa, algo que ella ignoró por completo debido a todas las emociones que no le permiten tener ni un solo momento de calma.
Él, la sienta en un sillón mientras se dirige a la cocina, para minutos después volver con un vaso de agua, que al final le ofrece. Lo único que se escucha de su parte es el doloroso llanto de una madre que acaba de perder lo más preciado en su vida.
- Por favor Tsuna, ya no llores más. –Pidió al sentarse a su lado.
- No puedo...
Otra vez no fui capaz de proteger a mi dulce niña... ¡Y ahora la perdí para siempre! –Gritó desconsoladamente, algo que comenzaba a fastidiarle a Orochimaru, quien solo la atrajo a su pecho.
También estoy a punto de perder a Jiraiya...
La mención del albino no le gusto para nada a Orochimaru, por lo que frunció el ceño. No obstante, controlo sus emociones para consolar "dulcemente" a su amada.
- Tranquila mi amor, yo estoy aquí para ti y te acompaño en tu dolor.
A mí también me afecta esto...
- Sniff... ¿En serio? –Cuestiono Tsunade con una expresión de duda.
- Por supuesto.
Sé que tus dudas se deben al poco afecto que sentía por Sakura.
Sin embargo, sé bien lo importante que era ella para ti. –Manifestó al mirar a una destrozada Tsunade, quien solo pudo refugiarse mucho más en el cuerpo del hombre que estaba frente a ella, siendo su único apoyo.
