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Dulce.
Seria la palabra que usaría si le pidieran que describiera al dueño de sus pensamientos y noches de insomnio.
Por que meramente ese chico era como un muffin recién horneado, esponjoso y sencillo.
Tan cálido como una tarde de primavera y relajante como el sonido del agua.
Definitivamente Y/n no escondía sus sentimientos hacia Pavitr, pero este último era demasiado distraído para darse cuenta de algo tan obvio.
Nuestro querido protagonista se encontraba en su salón de clases, en hora libre, observando detenidamente cada gesto y movimiento de aquel moreno que tanto hace a su corazón latir.
Sus amigos lo observaban de reojo, ya acostumbrados a esto.
Una de sus amigas se acercó hacia él, sentándose en el lugar vacío a su lado.
-Aún que sea disimula, ¿Quieres? -bromeo la chica con una sonrisa burlona, mientras dejaba una bolsa sobre el escritorio del h/c.
El cual, por el impacto de la bolsa contra el pupitre, se sobresalto.
-¿Qué es eso? -pregunto el chico, expectante a la respuesta de su amiga.
-Un camión, obvio.
Repentinamente, ambos quedaron en silencio.
-Es un sándwich, cometelo. -respondió la chica con un semblante serio en broma.
-Pude apreciar como una buena amiga que no haz comido nada en todo el día, así que te doy este humilde sándwich. -dramatizó la pelirroja mientras extendía la bolsa hacia el rostro de Y/n.
-Hm, ¿Estas segura? -pregunto el chico soltando unas cuantas risitas por la actitud de su amiga.
-Seh, además lo hice especialmente para ti.
-Aww, eres tan generosa. -elogio a su amiga con una sonrisa burlona y rodeaba a esta con sus brazos en un cálido abrazo y plantaba un pequeño beso en la mejilla de la pelirroja.
Todo esto en contra de la voluntad de la chica, quien luchaba por salir de las garras de su h/c. Pues era bien sabido por toda la clase que esa pelirroja no era para nada fanática del contacto físico, y el chico usaba aquello para fastidiarla.
Aquella pequeña pelea de abrazos por parte del e/c y golpes por parte de la chica era observada de reojo por un moreno.
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