Sweet sweet home | Jenlisa

Semana dos

La primer semana había pasado y al menos seguían enteras. Minnie, Jisoo y Rosé ahora prácticamente vivian durante el día en el departamento con Jennie, a la noche cada una regresaba a sus departamentos que, para su suerte, quedaban en el mismo edificio.

Jennie no estaba en contra de la compañía.

Claro que podía sola, pero necesitaba tener adultos a su alrededor para cosas como mantener una conversación que no fueran puros balbuceos incoherentes, por más que esos balbuceos le provocarán una gran sonrisa y una sensación cálida en su pecho.

Necesitaba también que alguien vigilara a Hae mientras ella cocinaba, ordenaba o lavaba la ropa, no la dejaría fuera de su vista o la de otro adulto después de que, hace unos días, la perdió de vista unos segundos para dejar los platos sucios en la bacha y cuando regresó la pequeña gatita estaba colgando de una de las barandas de su corral intentando escaparse del mismo.

Una de las escenas traumaticas que, por común acuerdo con Haerin, Lisa jamás sabría.

Estos días había descubierto qué lugar ocupaba cada una de sus amigas en torno al cuidado de Haerin.

Minnie era como su hermanita de igual o menor edad. Jennie a veces se dirigía a ellas como "sus hijas" cuando necesitaba llamarles la atención. Minnie parecía tener energía ilimitada, se paseaba todo el día jugando, corriendo y saltando con la pequeña y Jennie se contenía de pedirle que se quedara quieta un rato solo porque Haerin parecía demasiado feliz con la peliazul.

Jisoo se puede representar como una hermana mayor. De a momentos se le veía jugando a la par del dúo mayor y en otros se comportaba más seria y protectora, retando a Minnie cuando Haerin tenía sueño y la tailandesa insistía en seguir jugando. En varios casos sorprendió a las otras 3 adultas presentes con acciones o datos sobre el cuidado de bebés que no conocían ni sabían que Jisoo sí.

Y Rosé... Rosé, por decisión unánime ‐incluso Hae votó‐ fue declarada la abuela del grupo. ¿Las cuatro adultas tenían la misma edad? Sí. Pero el comportamiento serio de Park a veces era excesivo. Se mantenía alejada de los juegos con Haerin en los que a veces hasta Jennie participaba, y cuando estaban pasando un programa interesante en el "History Channel" sin dudas nadie se atrevía a hablar. No desde la vez que derribó literalmente a Minnie por estar corriendo frente al televisor durante "El precio de la historia".

Jennie, pensándolo bien, no sabe hasta qué punto es útil tener al trío con ella en el departamento. De a momentos sí, ayudaban, cooperaban con Haerin y hasta a veces le ayudaban con las tareas diarias de la casa, pero había otros momentos, esos que eran más consecutivos, en los que sus tres amigas hacían parecer todo un real caos.

Como justo en ese momento.

Al regresar de hacer unas compras, Jennie se encontró con una escena que, si Lisa la viera, no quisiera estar presente en el momento que la pelinegra explote. Porque sí, lo haría.

Y Jennie quizás también.

—¡¿Pero qué carajo pasó aquí?! —gritó la castaña apenas abrió la puerta.

¿Su sala de estar? Ya no existía. Esa que hoy antes de salir había dejado completamente acomodada y limpia.

En su lugar se encontró con una postal digna de un post tornado.

Los dos sillones de tres cuerpos estaban de lado, enfrentados y dejando un gran espacio entre estos. Dos sillones de un cuerpo estaban en las mismas condiciones solo que se encontraban entre medio de los dos más grandes retirados más atrás para no obstruir el espacio. Arriba de los sillones se encontraba... el colchón de su cama. Todo esto cubierto por distintos acolchados, frazadas y sábanas.