𝕾𝖚𝖊𝖓̃𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖎𝖓𝖛𝖎𝖊𝖗𝖓𝖔

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El día de su boda está vestido de blanco y dorado, y no de rojo, verde o amarillo como solía vestirlo su madre

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El día de su boda está vestido de blanco y dorado, y no de rojo, verde o amarillo como solía vestirlo su madre.

Sin embargo ya casi no usaban verde desde que llegaron los Tyrrell.
Tommen frunce el ceño ante su reflejo nublado en el espejo;
A pesar de su fina ropa nueva y su larga capa todavía parece un bebé gordo.
Eso es lo que diría Joffrey, un cachorro gordo, inútil y pequeño.

Joffrey estará allí hoy, viendo a su hermano pequeño casarse antes que él.
No estará contento con eso, Tommen se muerde el labio inferior asta que la agitación de su estómago desaparece.

Es bueno pensar en eso, como le diría Cella. No habrá Joff y sus desagradables juegos en Roca casterly.

No golpear, ni pellizcar o patear,
Nada de amenazar con asesinar o ahogar a sus gatitos.
A veces eso hace que Tommen realmente se enoje tanto que solo tenga ganas de gritar y devolver los golpes, solo la única vez que lo intentó, cuando tenía seis años y Joffrey diez, si hermano lo golpeó tan fuerte en el estómago que no podía ni respirar, y tuvo que acurrucarse como una bola en el suelo.

Mamá dice que todos los hermanos pelean así, y que tiene que aprender a defenderse si quiere el respeto de Joffrey. Pero a veces Tommen piensa que se refiere a si misma. Si no aprende a defenderse, nunca obtendrá su respeto. Pero ella es la Madre. A Tommen no o le importa si ella lo respeta, siempre y cuando lo ame, y lo hace. Debe hacerlo. Ella le envío a Rosby a salvarlo cuando la ciudad fue atacada. El tío Stannis lo habría matado. A Tommen no le gusta pensar en eso. Siempre le gustó jugar con Shireen, cuando ella estaba en la corte, pero su madre dice que Stannis lo habría matado a él, a Cella y a Joff de todos modos, porque es un traidor codicioso.

Está revolviendo ansiosamente sus rizos cuando su madre finalmente entra en la habitación.
El pelo de Tommen es rubio, pero más claro que el de cualquiera de sus hermanos, incluso que su madre,
Es oro blanco más pálido, mas parecido al de tío Tyrion que el de cualquier otra persona, aunque el tío Kevan dice que el pelo del abuelo también se veía así cuando era niño.

Sin embargo se supone que nadie debe mencionar eso, porque comparar a Tyrion con el abuelo es una buena manera de hacer que el abuelo se enoje mucho, mucho.

Tommen siempre lo sabe, es bueno saber cuando la gente está enojada, incluso cuando no lo muestran, como padre o Joff.

Ahora mira a su madre con la esperanza de que ella no esté enojada también,
Y corre a abrazarla, por si acaso.

Ella huele a lavanda y a vino. Él entierra su rostro en su pecho y se siente aliviado cuando ella lo abraza con la misma fuerza, su largo cabello dorado cubre brevemente su cabeza como una manta cálida.

-Mi precioso hijo- dice ella, echándose hacia a tras, con las manos sobre sus hombros.
Mírate cariño, todos ustedes son ya adultos. Te parece Joffrey de tu edad.

Ambos saben que eso no es cierto, pero Tommen sonríe trémulo de todos modos.

-Lo siento madre, -dice quejumbroso-
No quiero casarme, no realmente, pero me dijeron que tenía que hacerlo.

Él no quiere que piense que está feliz o emocionado, o ella podría pensar que ya no la ama, y no lo es,
Y la ama. A veces ella está muy enojada con él sin razón, y dice cosas que lo hacen llorar.
Pero no es el tipo de enojo que lo hacen querer meterse debajo de su cama y esconderse.
Solía hacerlo cuando su padre gritaba, aunque no fuera a él; solo quería que todo se detuviera.
¿Porque no podían ser amables y felices el uno con el otro?

Si Tommen fuera Rey eso sería una ley,
Nadie sería capaz de golpear o gritar a sus esposas o hijos. O a sus hermanos y hermanas.
Todos tendrían que llevarse bien.

Pero eso es estúpido, él no es el Rey y Joffrey si lo es.

-Por su puesto que no -La madre le aliza los rizos y endereza los hombros de su jubón, un poco demaciado grande para él-
Eres solo un niño pequeño.

-Dijiste que ya era mayor, -le recuerda a su madre- ella frunce el seño y él se queda quieto.

-Estás creciendo, -se corrige la madre- pero sigues siendo mi hijito. Y te mereces algo mucho mejor que esta farsa.
-Su tono se agria asta convertirse en algo completamente diferente-
Te habría encontrado una esposa digna cuando fueras mayor. Una buena chica.

-Sansa es una buena chica, dice Tommen seguro de que no le pueden regañar por decirlo, porque sabe que es verdad.
Sansa nunca grita, o golpea, ni insulta a la gente. Incluso si Joffrey es horrible con ella.
Como cuando el guardia real la venció.
Tommen nunca ha visto todo eso,
Pero la gente lo susurra todo el tiempo.
Si fuera más valiente le pediría a Joff que lo detuviera, porque se supone que un rey no debe hacer que los caballeros golpeén a las damas y les arranquen la ropa, pero Joffrey ni siquiera escucha a madre la mayoría de veces. Y mucho menos lo escucharía a él.

-Lo es, madre. -Dice él al ver la expresión de su rostro-
Septa dice que tenemos que perdonar a nuestros enemigos...
Y ella no es realmente mi enemiga. ¿Verdad? Solo su hermano.

Piensa un momento, y luego se ilumina.
-Tal vez cuando estemos casados ella pueda escribirle a su hermano y decirle...

-¿Y decirle que? -La madre Chasquea la legua-
No seas tonto Tommen, no me cites a la septa Egalltine.
Eres un chico dulce, querido, pero te egañan con demasiada facilidad.
Sansa es nuestra pupila su familia ha caído en desgracia, nos mataría a todos si pudiera, ella no es tu amiga;
Y no debería ser tu esposa, pero tía abuelo está decidido a convertirte en su lecho de espinas, ya veo,
Algún día lamentará está decisión.
Ya verán que tengo razón, y será muy tarde.
Ella mira a Tommen una vez más, y detrás de su fría mueca de desprecio, se ve el dolor en sus ojos verdes.

Tal vez tenga miedo de verlo alejarse de ella nuevamente.

-Te escribiré madre. -Toma una de sus manos entre las suyas y la aprieta- Lo prometo.

Su mirada se suaviza por un momento, antes de retirar la mano de entre las suyas.

-Tienes miedo, no debes tener miedo, Tommen,
Deberías estar enojado. Ahora ven, nos avergonzaremos con nuestro orgullo".
-Le ordena inhalando y poniendo de nuevo su sereno máscara de Reina.

Tommen opserva atentamente y trata de imitarlo en su propio rostro redondo. Alisando hacia atrás su seño fruncido y preocupado, y su boca fruncida.

Él le ofrece su brazo, y ella lo toma, metiendo la mano en el pliegue de su codo vacilante.
"Hora de irnos"






 "Hora de irnos"

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