—POV SAMANTHA RIVERA—
Estaba en la puerta de mi casa esperando que mis amigos llegaran por mi para ir a las canchas, había escuchado que se mudaría una nueva familia que al parecer tenía una hija de mi misma edad, pero eso no me importaba.
-¡Rivers!- Escuché la voz de mi mejor amigo, Osvaldo.
-Hasta que llegas mojón- Abrí la puerta y salí de mi casa para empezar a caminar con el.
-Bueno, me atrasé un poco, mis padres me estaban contando sobre la nueva familia.
-¿Neta?, a mi no me dejan de contar de que tienen una hija muy, "Educada y amable", te apuesto que la niña va a hacer una fresa de cuarta- Mi mejor amigo río, después de unos minutos llegamos a la cancha y estaban todos esperándonos.
-¡Hasta que llegan!- Escuché a Juan, mi otro mejor amigo, el odiaba que llegáramos tarde.
-Culpa de Osvaldo- Recibí un pequeño golpe de parte del acusado.
-Eso es traición- Fingió secarse una lagrima, no pude evitar reírme.
-Bueno, vamos a jugar- Dije y todos asintieron, después de jugar por unas horas nos detuvimos al ver pasar un auto que iba directo a nuestro barrio.
-¡Ya llegaron!- Dijieron todos menos yo, no estaba convencida de ir, era mala en lo de socializar y más con las chicas.
-¿Por qué tenemos que ir?- Me queje mientras me llevaban a rastras para el barrio.
-Tenemos que ser educados- Escuché a Juan hablar.
-Aja, pero podemos saludarlos otro día- Al llegar vimos el mismo auto estacionado frente a la casa rentada.
-¡No mames, se me olvidó que mi casa estaba al lado de esa!- Di un gran suspiro irritada, ahora tendría que aguantar ruidos de personas arreglando cosas y lo más probable escuchar música fresa, estaba segura que la niña lo sería.
-Ya deja de quejarte, pareces vieja amargada- Escuché a Osvaldo hablar y solté una risa falsa.
-Vamos a ver- Volvieron a arrastrarme hacía el auto.
-¡Dejen de arrastrarme, me están dejando llena de tierra mi ropa!- Todos rieron por mis quejas.
-Oigan, creó que Samantha tenía razón- Me soltaron haciendo que cayera al piso, cuando me levanté y miré hacia el auto miré a una chica bastante linda, su ropa era toda rosada, llevaba un bolso y unos lentes.
-¡Lo sabía!- Grite y empezé a reír mientras miraba a la chica.
-Te debo 50 pesos- Osvaldo hablo, todos estábamos mirando a aquella chica, era linda pero en su ropa se notaba que era niña de papi y mami.
-50 pesos a que nos dice nacos- Hablé y todos aceptaron.
-Yo si le entró, no creó que sea tan fresa para decirnos así- Me reí.
-Las niñas de papi y mami no están acostumbradas a ver a la gente de barrio matarse jugando fútbol.
-Aja, prepara los 50 pesos- Escuché a Juan, el era de creer que la gente no era lo que aparentaba.
-Es al revés- Me reí y miré a todos mis amigos. -Vayamos a hablarle como hablamos aquí, verán que nos dice nacos- Todos asintieron y nos hacercamos a la chica.
-¿Hola?- La chica nos miró de arriba hacia abajo después de saludarnos, se notaba en su mirada que le desagradaba nuestra vestimenta.
-Hola, ¿Cuál es tu nombre?- Hablé sonriente.
-Soy Abril, pero no me gusta hablar con, "Nacos"- Cante victoria por dentro y me aleje.
-Perdone señorita- Me aleje mientras solté una pequeña risa.
-¿Señorita?- Me miró con una ceja levanta, claramente juzgandome.
-Aja, te llamaré, señorita fresita- Ella se dió la vuelta y entró al auto, miré a mis amigos quienes estaban bastantes sorprendidos. -Me deben 50 pesos cada uno- Todos me miraron enojados.
-No se vale, tú sabes cómo diferenciar a las fresas- Osvaldo se cruzó de brazos, el era un dramático.
-¡Por dios, desde lejos se sabe que lo es!- Todos suspiraron y fueron a sus casas para después volver y enterarme cada uno 50 pesos, después de un rato de platicar sentí un golpe en mi espalda, cuando me di vuelta mi la puerta de aquél auto y ahí estaba la chica mirándome seriamente.
-¿Así qué apuestan?- Asentí mientras la miraba. -Bastante raro, pensé que los nacos no tenían dinero para apostar- Me reí por el apodo que nos había puesto.
-Lo que piense señorita fresita- Me reí y ella solo me miró enojada.
-No me digas así- Yo reí y para el colmó miré a la chica con una sonrisa burlona.
-¿Por qué no señorita fresita?- Ella salió del auto y empezó a acercarse a mi.
-Poraue yo lo digo- Yo seguía retrocediendo y ella avanzando.
-¡Aléjate de mi amiga!- Juan salió a mi defensa al ver que Abril me tenía acorralada.
-¡No te metas naco!- Me intenté escapar pero era imposible, la chica agarraba mi camisa demasiado fuerte.
-¡Abril!- Se escuchó una voz masculina cerca y Abril sonrió.
-¡Papi!, estos nacos me están molestando- El padre de Abril nos miró especialmente a mi.
-No quiero que molesten a mi hija- su voz fue firme y yo tragué saliva, el señor daba bastante miedo.
-Su hija empezó diciéndonos nacos- Me defendí a mi y a mis amigos.
-¿Y qué?, ella puede hacer lo que quiera.- El padre abrazó a la chica.
-Se nota que es una consentida- Entre Abril y su padre me miraron enojados, no me quedo de otra que decirles a mis amigos que nos fuéramos a la cancha otra vez.
-¡Es una pinche fresa!- Me queje de la chica.
-Pero es bonita- Juan tenía razón, la chica era linda pero era demasiado mamona.
-Y también mamona- Todos rieron al escuchar mis quejas.
-Pues, te recuerdo que ahora es tu vecina- Y eso era lo peor, tendría que aguantar su música de fresa y lo más probable las pijamas con sus amigas, bueno, eso escuché, la escuché hablando con 3 niñas, tendría que aguantar niñas fresas, ¡Mierda!.
-¡La odio!- Todos reían sin parar por mis quejas.
-Tendras que aguantarla, no te queda de otra- Yo suspiré, era verdad no tendría de otra que aguantarla.
-Pues si- Me propuse a molestar siempre que podía a la chica.
-Mejor vámonos a nuestras casas ya se hará de noche, ¿Hagamos pijamada?, solo para no estar sola lidiando con las fresas- Todos estuvieron de acuerdo y nos fuimos a mi casa.-Les dije que tenía pijamada, ¡Además su habitación está al frente de mi ventana!- Me queje, no podía tener tan mala suerte.
-Bueno, juguemos verdad o reto- Escuché a Juan y todos asentimos.
-Mojon, verdad o reto- Sabía que si elegía una de las dos Osvaldo tendría algo preparado.
-Reto- Lo vi sonreír maliciosamente.
-Te reto a que mañana le pidas el número a la fresa.
-¡No chingues Osvaldo!- Lo mire como seguía con esa sonrisa, no tendría de otra así que túve que suspirar, y así estuvimos toda la noche hasta que nos dio sueño y nos fuimos a dormir.
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Hola, hola, tercer Wattpad que hago PUAJAJAJA.
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¿❁LOVERS OR ENEMIES✯?
RomanceSamantha Rivera, una chica rubia con unos lindos ojos verdes, aquélla chica siempre jugaba fútbol con sus amigos, un día se enteró que una familia se mudaría a aquél barrio algo pobre, según lo que había escuchado la familia tenía una hija de la mis...