良い Yoi [Harua- &Team]

0.07

── Agh... Creo que se me ha roto algo ──susurré bajito.

No sé cómo es que saliendo del club consigo un esguince, pero la ida a buscar de mi papá en el auto se convierte en una llevada al hospital.

Todo pasó tan rápido que apenas vine a notar el cambio de coloración en mi piel y la hinchazón.

Mi padre va diciendo algunas cosas mientras conduce y Harua está callado mientras sostiene mi pierna lastimada.

Justo ahora no sé si quiero desaparecer porque me duele como el diablo el pie, o porque me asusta el silencio de mi mejor amigo luego de haberme dado el beso más intenso de toda mi vida.

No sé cuál situación es peor. Y para colmo no vienen por separadas. En cambio se juntan y me dejan todavía más sensible.

El cómo me lastimé fue un momento tan borroso que ni siquiera se lo puedo describir al doctor de guardia que recibió mi caso cuando mi papá me cargó a la sala de emergencias.

Ellos me trasladaron a la consulta de ortopedia, hicieron placas y descartaron roturas de un hueso. Sin embargo estaba lo suficientemente lesionada cómo para no poder apoyar del todo bien la pierna durante un mes.

Mis desgracias vienen una detrás de la otra. No sé si se desencadenan simultáneamente. Pero ahí están. Cuando apenas estoy siendo un poco feliz, es como si Dios me viese desde allá arribita y dijera, "no, mi amor, estás siendo demasiado feliz; no te toca" y pusiera en mi camino otra situación lamentable.

Me dieron un antiinflamatorio y colocaron vendas cuando la hinchazón fue desapareciendo. Casi se me salen las lágrimas porque ese trasteo me acentuó el dolor en el pie, pero aguanté como toda una campeona.

Bueno, una perdedora, intentando sostener el cartel que no le pertenece.

Dios... Sólo quiero ir a casa y dormir.

Cómo si todo esto no fuese un gran problema Harua sigue callado, y cuando el doctor está dando las últimas indicaciones sólo asiente para él -al igual que mi papá- y ni siquiera me mira por un momento.

De vuelta en el auto me deja sola en los asientos traseros, y me doy cuenta de que obviamente está tratando sutilmente de alejarse, sin llegar a ser tan obvio.

No debí dejar que me besara.

Eso sólo empeoró las cosas. Me ilusioné, y lo hice cometer el mayor error de su vida.

De todas formas... ¿Por qué iba a querer involucrarse a esa magnitud emocional conmigo?

Yo no le gusto a nadie... ¿Por qué demonios le iba a gustar a él?

No soy el estándar de nadie. Sólo los niños pequeños me ven y suspiran, porque son cositas inocentes que aún no han vivido emociones suficientes como para saber qué es gustar de alguien.

Sin siquiera proponérmelo empiezo a llorar en silencio. Mientras miro por la ventanilla.

Si la vida es un circo, definitivamente yo soy el payaso estrella de la función.

Apenas conseguí dormir. Entre lo tarde que regresamos a casa, y la incomodidad para encontrar la posición en la que no me lastimara me dejó varias veces la pierna sana adormecida, y el cuello algo rígido.

Es una suerte que no tuviese ojeras cuando desperté. Al menos no lucía tan terrible. Sólo traía cara de cachorro abandonado, porque sé que acabo de perder a quien más temía.

Mi mamá me trajo el desayuno a la cama y luego me ayudó a bajarme.

Cepillé mis dientes y tomé un baño con cuidado de no mojar las vendas del pie, siendo supervisada por mi madre del otro lado de la puerta por si necesitaba ayuda.