Capítulo 1

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Otro día de trabajo en el Charle's.

–¡Cris, acaba de llegar otro cliente!

Ufff¡, ¿por qué tienen que venir a mi zona? ¿Es que no ven que hay mesas vacías en la de Zoe? Ella les atendería encantada. Yo no.

–Ya voy –digo dulcemente (que se note la ironía).

Me dirijo hacia la mesa de los nuevos clientes y digo el discurso que tengo que dar cada vez que viene un cliente nuevo. Escuchad lo ridículo que es:

–Buenas noches. Me llamo Cris y seré su camarera esta noche. Aquí tienen los menús.

¿Verdad que es ridículo?

–En tu chapa pone Cristina –dice uno.

Obviamente tenía que tocarme a unos adolescentes de 17 años tiquismiquis.

–Lo sé –digo secamente.

–Me gusta tu color de pelo –dice chico número uno cuyo pelo es de color azul.

Pues a mi el tuyo no –pienso.

Y claro, eso de ser pelirroja no ayuda a que unos adolescentes intenten ligar conmigo.

–Muchas gracias –respondo por cortesía.

–Mi amigo quiere pedirte tu número –dice el número uno.

Me giro hacia el otro chico.

Tiene el pelo castaño y los ojos marrones. Es mono, pero es un niño. ¡Un niño que quiere ligar conmigo!

–Soy muy mayor para ti –respondo.

Silencio.

Casi se me escapa decir: Soy muy mayor para ti, niño. Je je

–¿No te gusta Dimitri? –dice el peliazul.

¿"Dimitri"? ¿En serio? ¿Sus padres no le querían o qué?

–Volveré en unos minutos para que me digan que quieren de beber –digo al cabo de unos segundos de silencio.

Y sin escuchar la respuesta, me voy de allí casi corriendo.

Ahora estaréis pensando: "Cris es una borde". La excusa es esta: ya me metí con un niño y la cosa no salió bien.

Noooo, bromita.

La verdad es que también soy borde por naturaleza, no lo negaré.

–¿Por qué tienen que tocarme los peores? –murmuro.

Zoe, que está cerca preparando unas cervezas, me escucha y con voz cansada me pregunta:

–A ver, ¿qué ha pasado esta vez?

Me ha hecho esa pregunta tantas veces que no me extraña que esté cansada.

–Adolescentes –digo simplemente. Creo que con una palabra bastará para que lo entienda.

Ella asiente.

...

Abro la puerta de mi casa. Bueno, si se le puede llamar así al pisito alquilado que tengo. Solo hay 2 habitaciones en la que apenas cabe una cama y un armario (¡ni siquiera entra un tocador!). La cocina comunica con el salón y está nada más entrar y si miras a la izquierda, ves una puerta que es... ¡sorpresa! El baño.

Hogar dulce hogar.

En fin, lo mejor de todo esto es que lo tengo compartido con Zoe.

Sí. Has adivinado: así es como conseguí mi trabajo.

Te elijo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora