La estación

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Hace unos días que veo subir al metro a esa chica tan guapa que me gusta mucho, sus labios y su sonrisa es algo que me hace soñar despierto.
A la misma hora, en la misma estación,  ella sube, pero jamás la vuelvo a ver avanzar entre los vagones y no la vuelvo a ver, mucho menos  donde se baja.
Hoy la seguiré y le preguntaré su nombre, le compré una rosa roja, la más hermosa que vi, espero no se moleste y le acepte, es solo un detalle.
Me bajo apresurado del vagón, ella también lo hace, camina entre la gente, trato de alcanzarla, ya casi lo hago, lo logré, estoy enfrente de ella.
Parece ausente, es raro así veo a todas las chicas en este vagón, como que miran a la distancia, logro llamar su atención, me mira y sus ojos se abren como de asombro, me vio y su cara cambio, ella pega un grito y se desmaya.
Empieza a llegar la multitud y rodear a la joven, yo me hago a un lado, ella comienza a despertar y solo dice una palabra, vi un fantasma.
Hace años que se me olvida que esa tarde le llevaba flores a mi novia, y una persona me empujó sin querer a las vías del metro sin poder yo reaccionar.
Camino siempre por esos vagones tratando de encontrar el camino a la casa de mi novia, pero es en vano mi alma vagará por la eternidad en esa maldita estación.

Una noche apareció la llorona; y otros relatos que dan escalofríos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora