Prólogo

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El sonido de las manecillas del reloj y las gotas de lluvia que chocaban contra la ventana suelen ser un tanto reconfortante. El ambiente también estaba acorde a sus gustos y aquello solía ser tranquilizador, el olor de la madera de los muebles que recién había adquirido mantenía sus nervios un tanto controlados pero ahora solo necesitaba respuestas.

Podía escuchar pasos apresurados y ligeros susurros que hasta cierto punto ya lo mantenían acostumbrado. Ahora, justo para ese momento todo lo anterior que parecía gustarle ahora quería desaparecerlo, necesitaba paz, necesitaba silencio y necesitaba partirle la cara a cierta persona por ser un idiota muy grande.

Sus ojos se mantienen fijos en una cierta cantidad de papeles que estaban sobre su escritorio y se abstiene de tomarlos y lanzarlos al candente fuego que abriga aquella habitación. Jongho deja que la ira lo consuma y con fuerza lanza unos cuantos libros directamente contra la mesa de cristal que ahora queda hecha añicos, aquello hace se su estrés baje ahora toma un jarrón y lo estrella contra la puerta del baño sonriendo al ver el agua llegar hasta la alfombra pero eso no ayuda a que sus pensamientos calmen los miles de escenarios que su mente forma.

Jongho frunce el ceño mientras masajea su nuca, el dolor de cabeza para ese momento había incrementado, toma asiento y pega su espalda al respaldo de la silla moviendo su pie con impaciencia y preocupación recorriendo sus entrañas, los nervios y sentimientos mantienen a su mente en un torbellino de emociones que no parecen cesar con nada hasta el punto donde siente a su estomago retorcerse y siente ese cierto retorcijón de querer devolver lo poco que había digerido en el mañana.

Cuando siente que no puede más se pone de pie y no le importa haber dejado caer la silla, corre hacía el baño y vacía su estomago. 

Jongho suelta suspiros cansados y deja el agua correr por su rostro, con el enojo todavía en su sistema toma su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón y localiza el contacto que lo tiene como alma en pena. Suelta maldiciones mientras varias amenazas se envían de una en una pero no obtiene respuestas. De nuevo siente ese sentimiento de correr al baño pero no lo hace porque en un arrebato de ira lanza el teléfono contra el gran espejo.

Y esta a punto de gritar un montón de groserías cuando escucha el crujido de la puerta ser abierta, ahora quiere golpear a quien no lo deja ser feliz mientras explota su ira contra aquella pobre habitación. Con la respiración agitada sale a pasos lentos del baño.

La cabeza de Yeosang se asoma como un pequeño niño buscando a su madre y sus ojos escanean la habitación con el ceño fruncido.

- Creí nunca te cansarías de acabar con todo- murmura mientras patea algunos vidrios que habían llegado hasta la entrada.

Jongho esta a punto de responder de la manera mas grosera y horrenda posible pero recuerda que Yeosang es su hyung favorito y no tiene la culpa de su momento de ira.

- Debo arreglar esta habitación- dice mientras se asegura que Jongho no haya dejado abierta la llave del baño.

- ¿Deberíamos ir con los sacos de boxeo?- pregunta Yeosang, con voz suave y con un deje de diversión- Te ayudará a sentirte mejor.

- Estaré mejor cuando tenga a mi saco de boxeo personal frente a mi- espeta Jongho, cruzando los brazos.- ¿Te han dicho algo?- pregunta Jongho, esperando una respuesta afirmativa de parte de Yeosang porque sino ya no sabría de lo que sería capaz de hacer.

- No, todavía no han dado ninguna respuesta- susurra Yeosang.

- En definitiva si no lo matan lo matare yo- Jongho sisea.

Yeosang se abstiene de hablar, sale de manera silenciosa y cierra la puerta. Jongho se queda quieto con los ojos cerrados hasta que siente que su cuerpo se tambalea. Con piloto automático da unos cuantos pasos y se deja caer en la suave cama, hunde su rostro en la almohada y maldice al sentir el olor de quien menos quiere saber en ese momento.

Sabe que ha pasado un largo tiempo porque ya no logra escuchar las gotas de lluvia golpear contra la ventana, levanta la cabeza y analiza que el gris al que se enfrento ese día había cambiado a un negro total con ninguna estrella a su alrededor.

Observa el reloj y han pasado ocho horas desde que los tres equipos emprendieron una arriesgada misión, ocho horas desde que Jongho se enteró que él también fue junto con ellos.

Habían pasado demasiadas horas y no había rastro de que algún equipo haya regresado con bien a la base.

A todo esto se suponía que Yunho no debía estar ahí, todos sabían que Yunho no debía ni siquiera estar fuera y mucho menos sin protección de al menos unos diez guardaespaldas, Jongho había pensado que no iría, Jongho creyó las palabras de Yunho. Por que el maldito plan era ese, y todos habían estado de acuerdo que dejar a su jefe a la vista era acabar con todo lo que habían logrado si es que Yunho salía herido o lo peor, muerto.

Sabía que Yunho era terco y habían discutido sobre aquello en la ultima reunión que mantuvieron y por mayoría de votos Yunho había sido sacado del plan al cual el se había agregado sin haber consultado a nadie.

Yunho era el jefe, era el maldito jefe, y se suponía que Yunho solo debía actuar cuando era realmente necesario, porque la Mafia Jeong se mantenía de pie por el, Yunho era los ojos, oídos, y manos en toda esa mierda de organización a la cual Jongho en estos momentos odiaba con su vida.

Jeong solo debía sentarse y analizar la situación a la cual se enfrentarían, a una distancia prudente y por supuesto dejar que los demás equipos se encarguen de todo. Se suponía que debería estar lo mas alejado posible de la muerte, y sobre todo se suponía que Yunho debía estar a su lado.



Holiii, les dije que andaba con ganas de hacer mi propia historia 2ho así que aquí esta, no soy buena redactando así que si ven errores con total confianza pueden corregirme, sin mas espero les guste <3

MAFIA JEONG [2ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora