Famosos por ser unas de las familias más poderosas y ricas de Japón; Musashi Yaoyorozu como el padre de familia y dueño de empresas Yaoyorozu, la empresa más exitosa de tecnología y arquitectura; Ai Yaoyorozu como la madre de familia, dueña de su propia red de bufetes de abogados; y finalmente Momo Yaoyorozu, la heredera de ambos y aspirante a heroína en UA.
La familia estaba preocupada por el tema de la seguridad de su heredera, pues durante la instancia en sus estudios en UA sufrió dos infiltraciones en las instalaciones y dos ataques de villanos.
Sus padres querían ponerle protección a su amada hija y única heredera, pero la muchacha siempre rechazaba las propuestas de guardaespaldas para su hija.
Musashi: ¡Entiendelo Momo, sólo queremos asegurar tu seguridad!.
Ai: Estamos muy preocupados por ti, cariño.
Momo: Entiendo vuestra preocupación, pero veo innecesario el hecho de tener un guardaespaldas.
Musashi: El deber de un padre es asegurar el bienestar de sus hijos y enseñarles el bien y el mal, tenemos de cumplir ahora una de esas leyes universales.
Momo: Esa es la peor explicación jamás vista.
Ai: Ya no puedes hacer nada Momo, no cambiaremos de opinión, además, ya hemos contratado a alguien.
Momo: ¿¡Qué!?.
Musashi: Así es, es un miembro joven del cuerpo de policía, Gyutaro Tsugikuni, tiene tu edad, sin antecedentes, su quirk es de tipo sensible.
En ese momento, la puerta fué tocada y abierta por un mayordomo, el cuál de una forma elegante y respetuosa anunció la llegada del nuevo guardaespaldas de Momo, el Yaoyorozu mayor le dió permiso para que pasara. Momo dió otro suspiro antes de volver a dirigirle la palabra a sus padres.
Momo: Enserio, veo innecesaria la contratación de un guardaespaldas, y menos aún si tiene mi edad.
Entonces, el picaporte de la puerta se giró y a paso lento entró un varón de 16 años acompañado de un extraño doberman con cuernos. Al verlo el rostro de Momo adquirió un tinte rojizo en las mejillas que pasó desapercibido por su padre, más no por su madre.
Gyutaro: Buenas tardes, me llamo Gyutaro, Tsugikuni Gyutaro, para servirles, él es mi quirk, se llama Houndoom.
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(Sin la marca de beso y con un cigarrillo entre los labios)
Houndoom: ¡Doom!. (Un placer)
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Musashi: Interesante quirk, ¿qué es Houndoom?.
Gyutaro: Es un perro de raza doberman con rasgos demoníacos, es un perro de fuego siniestro, sus llamas son tóxicas, haciendo que te duelan durante mucho tiempo, en fin, ¿a quién es a quien tengo que proteger?.
En ese momento, la Yaoyorozu menor se puso en pie y caminó hasta quedar enfrente de Gyutaro, extendiéndole la mano en forma de saludo.
Momo: Mi nombre es Momo Yaoyorozu, quedo a tu cuidado.
Gyutaro apagó el cigarrillo y lo dejó caer, siendo calcinado por Houndoom antes de tocar el suelo, el chico policía agarró de la mano a Momo mientras mantenía su rostro serio.
Gyutaro: Señorita, Houndoom y yo haremos nuestro mayor esfuerzo para cuidarla y mantenerla a salvo.
Houndoom dió un ladrido de afirmación ante una levemente sonrojada Momo. Esta vez Musashi sí se dió cuenta, quería hechar de su casa a Gyutaro pero al ser el único guardaespaldas que Momo aceptó lo dejó estar a regañadientes.
Cuando Momo se mudó a los dormitorios de la UA, Gyutaro se tuvo que mudar con ella, estando instalado en la habitación colindante a la azabache. Por supuesto, la amante del chisme de Mina Ashido la bombardeó a base de preguntas a la pelinegra mientras abrazaba a Houndoom como si de un peluche se tratase.
Kyoka: Así que eso pasó... se te presentó un chico guapo y no perdiste la oportunidad.
Momo: ¡Jiro-san, no lo digas así!.
Mina: Aunque me sorprende lo discreto que es, no se aleja a más de 5 metros de ti.
Eso lo dijo señalando al chico, cuando las demás lo miraron vieron cómo leía un libro mientras veía discretamente a Momo y a todos los que la rodeaban.
Hagakure: ¡Tsugikuni-san, siéntate con nosotras!.
La vista de Gyutaro se alzó de golpe y se levantó con velocidad mientras daba un silbido provocando que Houndoom se levantase también.
Gyutaro: ¡Houndoom, usa calcinación!.
Justo cuando Houndoom disparó el torrente de fuego, la ventana se rompió y el objeto que iba a golpear a Momo fué calcinado, no siendo otra cosa que una pelota de béisbol. A los segundos entró Kaminari por la puerta con un bate de béisbol en las manos, poniendo alerta al perro de fuego siniestro.
Kaminari: Lo siento, estábamos jugando y bateé mal, ¿estáis todos bien?.
Gyutaro: ¡Tu juego casi le da a mi patrona, Pichu defectuoso!.
Kaminari: Perdóname bro, fué un accidente, sin querer.
Momo: Está bien, no estoy herida.
Gyutaro y Houndoom miraron muy seriamente a Kaminari, hasta el punto de que parecía que Houndoom mandaría otro calcinación hacia Kaminari, pero como Dios no es tan malvado pues ambos dejaron pasar ese incidente por el momento, sentándose aún más cerca de Momo por si acaso y volviendo su vista de nuevo al libro que estaba leyendo.
Momo: Gracias, Gyutaro.
El chico dió un respingo que sorprendió a la azabache y a todos, pero aún con un leve tinte carmín en sus mejillas recobró la compostura y se limitó a asentir. Mina se sentó justo al lado de Gyutaro para ver qué leía.
Mina: Ne ne, ¿qué lees?.
Gyutaro: Michael Crichton, El mundo perdido.
Momo se sentó un poco más cerca de Gyutaro para leer junto a él el libro, hasta el punto que parecía que estarían más cómodos abrazados, aumentando el sonrojo de Gyutaro.
