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Derek vio a Stiles tan solo un par de veces en el último mes, tenía alrededor de dos meses que tuvieron la discusión en el loft y cada día después de ese ha esperado a que el humano se aparezca y comience con una interminable discusión.

Eso no ha sucedido, pero con cada día que pasa puede sentir un escalofrío instintivo que le recorre el cuerpo al pensar en el chico. Se asomó por la ventana con discreción, en espera de la llegada de la manada.

Las reuniones de manada se volvieron su única oportunidad para verlo, para asegurarse de que se encontrará a salvo y poder tomar un poco de ese delicioso aroma distintivo que se ha esforzado por memorizar.

Los chicos fueron apareciendo poco a poco. Isaac, Allison, Lydia, Jackson, Ericka y Boyd se encontraron sentados en la sala, esperando con paciencia a qué los últimos miembros de la manada aparecieran.

Pasaron cinco minutos más cuando se escuchó el motor característico del Jeep y se escucharan risas escandalosas en las escaleras. A la habitación entraron los dos mejores amigos, sosteniendo entre las manos algunas bolsas de comida y susurrando cosas absurdas.

Derek se concentro en Stiles, en la forma en que sonrió con demasiado jubiló a todos, cómo se acomodó la sudadera apenas un poco más grande que su ropa habitual y el ligero tono de rosa que coloreaba sus mejillas.

Pero había algo que atrapó la mirada de Derek por completo, la mirada de Stiles se veía diferente de alguna forma, era como una especie de brillo feliz que al instante provocó una sensación desagradable en el estómago del hombre lobo.

La reunión comenzó y en ningún momento el alfa fue capaz de separar la mirada del chico. Stiles se movía con gracia entre los demás y hacia comentarios inteligentes, se alejaba del contacto especialmente con los hombres lobo y si comenzaban a jugar un poco más pesado, entonces Stiles se aseguraba de mantener mayor distancia. El humano también evitó beber alcohol en toda la tarde.

Derek necesitaba saber, tenía que averiguar que era lo que estaba pasando y cuál fue la razón para que Stiles decidiera no volver después de una discusión tonta en la que quizás el hombre lobo fue grosero, aunque Derek mantuvo la misma actitud de siempre con el adolescente. No sentía que hiso algo mal.

Derek tomó una decisión, necesitaba preguntarle directamente al humano, necesitaba escuchar lo que sucedió desde esos labios en los que no podía dejar de pensar.

—Stiles, necesito que te quedes un momento — sentenció mientras los demás juntaban los recipientes de comida y limpiaban el desorden.

La sonrisa en el rostro de Stiles se desvaneció por un leve momento y pareció preocupado. Terminó asintiendo con inseguridad.

BADUM : STEREKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora